Si se produce una escisión dentro de un partido formalmente establecido, pueden surgir conflictos no solo con respecto a su nombre, sino también respecto a sus símbolos, todo lo cual es probable que reviste una indudable importancia política. Cada una de las facciones deseará maximizar sus perspectivas electorales mediante el uso del nombre y los símbolos partidistas. También puede haber competencia entre los grupos opositores respecto al uso de los colores tradicionales del partido.
Si los diferentes grupos dentro de un partido no pueden llegar a un arreglo, puede ser necesaria una resolución legal sobre que grupo está facultado para detentar el poder del partido y para representarlo en las próximas elecciones. Pero el grupo que, en términos legales, ha sido desfavorecido puede seguir tratando de usar cualquier medio a su alcance para persuadir a los electores que es el verdadero heredero de la tradición del partido. Puede seguir haciendo campaña con el nombre del partido y utilizando sus símbolos (o un nuevo símbolo que sea prácticamente imposible de diferenciar).
En la mayoría de los casos, será relativamente simple para los oficiales electorales identificar a quienes traten de imitar los nombres y símbolos de un partido existente al momento de presentar sus solicitudes de registro o postulación de candidatos. Si un nuevo partido, o la facción disidente de uno existente, trata de pasar por alto las disposiciones o restricciones aplicables en la materia, los oficiales electorales pueden simplemente limitarse a rechazar sus solicitudes de registro o postulación o a omitir los nombres y símbolos que se traten de tergiversar de la papeleta de votación.
Sin embargo, es más difícil controlar a los candidatos y sus simpatizantes cuando insisten en presentarse bajo las siglas o postulados de otro partido durante sus campañas o sus actos de obtención de fondos.
En Gran Bretaña, un partido político está facultado para registrar su símbolo como una marca registrada y ejercer acción en contra de quien lo utilice sin autorización, de la misma forma en que una compañía puede iniciar un juicio en contra de una empresa rival que ha plagiado su logo. Además, es posible presentar cargos contra un candidato "mimetizado" o "imitador" bajo una sección de la ley electoral que sanciona como una práctica ilegal la falsedad de declaraciones con el propósito de afectar el resultado electoral.
En los Estados Unidos, es un delito solicitar contribuciones políticas de manera fraudulenta falseando la representación del partido para el que el que se solicita la contribución.