Una responsabilidad importante de los partidos políticos durante el proceso electorales es actuar como vigilantes o fiscalizadores para proteger sus intereses a través de un riguroso monitoreo sobre el correcto desempeño de los procedimientos utilizados durante el registro, la votación y el conteo. El papel crucial de los representantes de partido radica en atestiguar todo el proceso y revisar que no se cometa fraude. Esto requiere la presencia de los partidos durante el proceso de registro, la votación, cuando las urnas se sellan, cuando se abren, cuando los votos se cuentan y las urnas son transportadas.
Una tarea que normalmente se espera de los partidos durante el proceso de registro, ver Partidos Políticos y Grupos de Interés en el Proceso de Registro Electoral e Incorporación de Cambios a la Lista Preliminar, es la de asegurar que sus simpatizantes están incluidos y de reclamar el de aquellos que sienten que no tiene derecho a ser registrados. Las autoridades públicas dejan que sean los partidos rivales los que supervisen la política del registro (lista de votantes) asumiendo que sus organizaciones locales tendrán conocimiento y el interés de objetar la inclusión de electores incorporados en el registro por sus adversarios. A fin de permitir esta política de "supervisión partidista", el sistema en muchos países (por ejemplo, Gran Bretaña, Namibia, Bosnia) consiste en proporcionarles un registro provisional y abrir luego un periodo de quejas y objeciones, solo después de lo cual se integra el registro final.
El monitoreo del transporte de las papeletas y del equipo electoral delicado es realizado ya sea por los supervisores de partido (Mozambique 1994), por la policía u otro personal de seguridad, o mediante el uso de bolsas o sellos inviolables y a prueba de fraude(empleadas en muchas de las nuevas democracias). En democracias establecidas, como Suecia, el alto nivel de confianza pude resultar algunas veces en la falta de supervisión de todo lo que se transporta.
Una de las más partes difíciles y todavía esenciales del proceso de vigilancia es el conteo de los votos. La automatización, o un conteo complejo, puede despertar la sospecha de los supervisores partidistas. Una clara comprensión del proceso es importante para presentar las quejas procedentes sobre la inexactitud o injusticia en el conteo, ver Impugnación de Resultados.
La presencia de agentes de los candidatos o partidos es un fuerte mecanismo anti-fraude. Sin embargo, esto depende de la habilidad de cada partido para entrenar y capacitar el número necesario de representantes locales. Por ejemplo, en las elecciones de Ghana de 1996, o en las de Camboya de 1993, fue difícil para los partidos reclutar observadores en áreas donde eran políticamente débiles. En países con fuertes tradiciones tribales o donde por otras razones (en el caso de Camboya, polarización como una secuela de la guerra) un solo partido predomina en un distrito electoral, puede ser que los partidos de oposición no estén en condiciones de desempeñar debidamente las tareas de observación.
También se puede dar el problema contrario. Por ejemplo, en una elección extraordinaria celebrada en Mauricio en 1998, se presentaron más de 40 candidatos, cada uno con derecho a dos agentes, lo que provoco que los sitios de conteo se sobre saturaran con decenas de ellos.
El manual para el monitoreo de elecciones del Instituto Nacional Demócrata (NDI) cita lo siguiente en referencia al monitoreo de elecciones partidistas:
"Aún en países con una gran tradición democrática, los representantes de los partidos políticos son asignados virtualmente a todos los sitios de votación el día de la elección. Además, para inhibir la manipulación electoral, la presencia de observadores partidistas demuestra a los potenciales electores su fuerza organizativa, lo cual puede acreditar beneficios psicológicos adicionales al partido involucrado en una elección muy competida. Los observadores partidistas también le suministran a su partido una fuente de información importante y oportuna en relación a las preferencias de los votantes después del cierre de las mesas. sin embargo, estos observadores no dejan de representar a los partidarios contendientes. En el caso de una disputa o irregularidad, estos observadores tienen una tendencia natural a proteger los intereses de su partido o candidato. En un ambiente político polarizado, la información recolectada por los partidos políticos puede ser impugnada por parcial o poco confiable.7