Las discusiones acerca de la necesidad de la apertura asumen frecuentemente que se trata de un objetivo en sí mismo. Sin embargo, es probablemente mejor verlo como un medio para conseguir otros fines. La transparencia no es siempre deseable y, por consiguiente, no tiene el estatus de un fin en si mismo. En algunos casos, de hecho puede ser dañino.
La votación con papeletas es un ejemplo del daño que puede causar la transparencia. La introducción del voto secreto en Australia, y posteriormente en otros países, se diseño para asegurar que los electores pudieran votar libremente y sin presión de sus jefes laborales. La privacidad fue necesaria para promover los valores de igualdad y libertad de expresión en la emisión del voto. El punto de este argumento es mostrar que la transparencia no es deseable cuando entra en conflicto con otros objetivos básicos.
En muchos casos, la transparencia es deseable porque es una salvaguarda contra la corrupción. Promueve la rendición de cuentas y la confianza en el proceso electoral. También se aplica para las donaciones a candidatos y partidos políticos, ver Revelación Pública de las Donaciones Políticas, Regulaciones sobre Revelación y La Revelación de los Gastos de Campaña.
Es probable que las recompensas indebidas a los donantes tienden a disminuirse si las contribuciones políticas tienen que ser declaradas ante las autoridades y publicadas.
Un punto controversial de la apertura es el relativo a la vida personal de los políticos y de sus familias. ¿Hasta dónde, sus gustos, finanzas y preferencias sexuales, deben ser respetadas como privadas? Ver Libertad de Expresión.