La tarea de la administración electoral que es más probable que sea conducida por los partidos políticos es la de la educación electoral, ver Función de los Partidos Políticos. Esto puede incluir la explicación de la importancia del voto, el derecho al voto secreto, el procedimiento de votación y,en general, ofrecerle seguridades a los electores sobre la "libertad y equidad" del proceso. Por un lado, la naturaleza de la educación del votante debe ser no-partidista. Por el otro, son los partidos quienes, por medio de sus campañas, no solo tienen frecuentemente el contacto más cercano con los votantes, sino además un fuerte interés en motivar e instruir a los electores sobre el uso correcto uso de su voto.
La habilidad de los partidos políticos para conducir tales campañas de educación está por supuesto relacionada con sus recursos. En un país como Liberia, los partidos no tienen siquiera recursos para considerar cualquier "extra" de sus propias actividades. Sin embargo, en algunas democracias establecidas, como Suecia y los Estados Unidos, y aún en democracias mas nuevas como Sudáfrica, se espera que los partidos conduzcan campañas informativas y motivacionales de educación al votante. Se cree que la responsabilidad de fomentar el registro de los electores (EUA), o de incrementar la afluencia a las urnas debe recaer en los partidos, con la expectativa de que esto se realice de manera más o menos "genérica", es decir, independientemente de la forma en que la ciudadanía vote.
Hay una diferencia entre la clase de entrenamiento y de educación electoral que uno puede esperar de una organización partidista respecto al de una autoridad neutral dedicada a la educación pública. El principal trabajo de un partido es tratar de ganar votos y sus esfuerzos educacionales no suelen dedicarse a lo "cívico", sino en capacitar a sus miembros y activistas en las tareas de campaña: como organizar reuniones públicas, como presentar la propaganda electoral de puerta en puerta, como presentar las políticas del partido, como marcar las papeletas correctamente a su favor, etc. En otras palabras, los partidos están involucrados en el entrenamiento partidario, mientras que su educación cívica en general se orientara hacia asuntos no partidistas como las virtudes de votar, etc.
Los partidos políticos generalmente centrarán su educación de los votantes en aquellos aspectos que sean susceptibles de redituarles más votos. Por ejemplo, pueden alentar a sus potenciales seguidores a registrarse y a asegurarse que están correctamente incluidos en la lista de votantes; o cuando el procedimiento de votación es complicado o existe un alto analfabetismo, pueden entrenar a sus adeptos sobre la mecánica para llenar sus papeletas (v.gr. marcar el símbolo del "toro", o los números 13 y 17, etc). Además, bien pueden concentrar sus campañas motivacionales en áreas o entre electorados considerados como los más proclives a favorecerlos.