Existen suficientes razones por las que partidos y candidatos necesitan ser regulados, pero igualmente existen razones poderosas por las que la complejidad, carga y costo de las regulaciones deben ser limitados.
La necesidad de regular: Consideraciones básicas
Primero, las organizaciones políticas tales como partidos y candidatos a ocupar cargos electivos son, y necesitan estar sujetos a las leyes ordinarias del respectivo país. Si un oficial de un partido roba dinero de los fondos del propio partido, o si un candidato comete un delito fiscal, no pueden ser inmunes frente a las leyes ordinarias correspondientes a robo o conducta violenta. De igual forma, los partidos políticos están sujetos, como otras organizaciones, a las leyes y normatividad relacionados con el pago de impuestos.
Segundo, en países donde los partidos juegan un papel especial en el proceso electoral --como en aquellos donde existe un sistema de representación proporcional mediante listas-- el comportamiento de los partidos requiere ser regulado.
Tercero, el hecho de que los partidos compitan en las elecciones se presta a confusión, a menos que cada partido tenga el derecho de proteger su nombre (si es relevante) y su símbolo o logo de los imitadores. Esta protección, en el campo de la compentencia electoral, es el equivalente a la protección de la marca y de los símbolos de las compañías en el campo de los negocios. En el mercado, la falta de regulación de la marca desembocará en el riesgo de que los consumidores acepten productos de mala calidad, empacados y "marcados" para dar la impresión de que son artículos genuinos. En la política un candidato desconocido o un partido poco popular pueden -a menos que esté regulado- buscar obtener votos a través de la adopción de nombres, símbolos y colores de alguno otro popular.
Cuarto, donde la asistencia financiera, subsidios en especie (como el acceso gratuito a la televisión) u otro tipo de privilegios especiales que se otorgan a partidos y candidatos, es necesario definir y regular a las organizaciones y a los individuos a los que se conceden dichos beneficios. Por ejemplo, si las donaciones a los partidos políticos tienen condonaciones fiscales, ¿qué detendrá a toda la variedad de organizaciones que se hacen llamar a sí mismas 'partidos' merecedores de obtener ventaja de esas provisiones? La única forma de habilitar a los partidos y candidatos genuinos para recibir fondos públicos y otros beneficios es definiéndolos y regulándolos.
Argumentos básicos en contra de la sobre regulación.
Si bien algún grado limitado de regulación es vital, la libertad y vigor de la actividad política hacen deseable la restricción del alcance de las regulaciones tanto como sea práctico.
Primero, aún cuando las regulaciones están orientadas para generar un marco más equitativo, existe el riesgo de que beneficien algunos partidos a expensas de otros. Aún con la mejor voluntad del mundo, es difícil concebir regulaciones neutrales. De hecho, actualmente las autoridades encargadas de elaborar estas regulaciones (ya sea que consistan en un líder dominante, un partido, o una coalición de partidos) tienden a concebir regulaciones aparentemente justas pero que realmente trabajarán en su propio beneficio.
Segundo, Las regulaciones pueden ser extremadamente costosas. En algunos países el financiamiento público destinado a los partidos políticos ha alcanzado proporciones alarmantes. La administración electoral tampoco ha sido de bajo costo.
Tercero, y este punto es más controversial, cuando los partidos están altamente regulados y subsidiados, muestran una tendencia a convertirse en extremadamente burocráticos. En algunos países como en Alemania y Austria, han existido quejas acerca del "partido de estado". En otras palabras, los partidos políticos están tan estrictamente regulados, y tan fuertemente subsidiados, que son más como departamentos de gobierno que organizaciones independientes. Son más dependientes de las subvenciones del estado que de los servicios suministrados por los miembros ordinarios de los partidos.
La excesiva restricción en la práctica de campaña, incluyendo sanciones, aunque ostensiblemente pretende castigar la actividad ilegal y favorecer así elecciones más justas, puede ser utilizada (mal utilizada) para favorecer la reelección, al hacer más difícil para los nuevos candidatos que su nombre sea conocido por los votantes.
Ver también Regulación/Supervisión de los Partidos Políticos, Regulación/Supervisión de Financiamiento de Campañas, Regulación/Supervisión de Actividades de Campaña e Implicaciones Administrativas .