Durante el siglo XIX, las elecciones y los partidos políticos desarrollaron la forma en que son reconocibles hoy en día. Fue durante ese tiempo que el derecho al voto se expandió en un buen número de países (principalmente europeos y del norte de América). Ver también Organizaciones Políticas.
Por supuesto, desde antes se celebraban elecciones, pero el número de votantes era usualmente tan pequeño que los candidatos podían convocarlos de una forma casi individual, y sin la necesidad de organizaciones partidistas. También había partidos políticos antes del siglo XIX, pero normalmente consistían en facciones dentro de las legislaturas. Fue con el crecimiento del electorado que surgió la necesidad de partidos extraparlamentarios para ayudar a desarrollar las nuevas y más extensas campañas electorales. Con el crecimiento del derecho al voto también se hizo mas difícil para los candidatos realizar campañas independientes; el membrete de un partido se volvió clave para obtener el triunfo en las urnas.
La expansión de la democratización
Desde el siglo XIX, la democracia se ha difundido por dos vías principales. Primero, se expandió dentro de aquellos países que ya eran en parte democráticos. Segundo, se dispersó a un mayor número de países. No obstante, es un error ver el flujo de la historia reciente como un simple progreso hacia un nirvana democrático. Las democracias se han creado y destruido. Los más nobles experimentos de auto gobiernos populares han sido acompañado por las peores tiranías a lo largo de la historia, y por algunas de las más perniciosas doctrinas de todos los tiempos --las más notables aquellas popularizadas en la Alemania de Hitler de 1933 a 1945.
Richard Katz cita estadísticas para ilustrar la profundización de la democracia dentro de los países en los cuales emergió inicialmente. Muestra que, aún en los países donde ya existían las elecciones competitivas, tomó toda una larga cadena de desarrollos durante el siglo XIX y principios del XX establecer el principio consagrado por las Naciones Unidas del derecho universal al voto para los ciudadanos adultos. En la mayoría de los países, el derecho al voto estaba inicialmente restringido a los varones propietarios. En Inglaterra, una serie de leyes de reforma extendieron el derecho al voto en 1832, 1867, 1884, 1912, 1928, y 1948. El porcentaje de la población titular del derecho al voto en algunas de las democracias pioneras se muestra en la siguiente tabla (las cifras no alcanzan el 100% porque incluyen tanto niños como adultos).
| 1840 |
1900 |
1930 |
1950 |
1980 |
Bélgica |
-1 |
22 |
30 |
65 |
70 |
Inglaterra |
-4 |
16 |
66 |
68 |
75 |
Francia |
-0.4 |
29 |
28 |
61 |
67 |
Holanda |
-4 |
12 |
51 |
56 |
72 |
Noruega |
-8 |
-9 |
57 |
66 |
74 |
Suecia |
-7 |
-8 |
61 |
66 |
74 |
(Fuente: Richard S. Katz, Democracy and Elections, Nueva York, Oxford
University Press, 1997, tabla 13.3.)
Hasta donde concierne a la extensión geográfica de la democracia, Joshua Muravchick ha trazado la pista de un "avance gradual y tironeado de la democracia" (Exporting Democracy: Fulfilling America's Destiny, Washington, D.C., American Enterprise Institute, 1991, p.73.) Cuando surgió la "democracia moderna" en los Estados Unidos en 1776, el derecho al voto estaba limitado a menos de un millón de hombres blancos que, en algunos estados, también se requería que fueran propietarios. Llevo algún tiempo que el constitucionalismo democrático se expandiera. Además de los desarrollos en Gran Bretaña y sus dominios (principalmente blancos), el espasmo revolucionario europeo de 1848 desembocó en la expansión de la democracia hacia gran parte de Europa. En América Latina, hubo también algún progreso democrático notable en las décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial.
Después del convulso período de entre guerras, la democracia recobró su avance desde el momento de la derrota de Hitler y sus aliados en 1945. No únicamente se restauró la democracia en Alemania, Austria e Italia, sino que además se creó en Japón. El extenso rompimiento del régimen colonialista, notable en la India, llevo a la creación de una nueva ola de democracias, aunque en algunos nuevos estados independientes, las dictaduras militares o los regímenes de partido único se convirtieron en algo muy común. También en América Latina la dictaduras destruyeron a las democracias en muchos países durante los 60`s y 70`s.
En los 70`s el surgimiento de gobiernos democráticos en Portugal y España anuncio lo que luego sería conocido como la "tercera ola" de democratización. Esto comprendió el resurgimiento de las democracias electivas en muchos países de América Latina, Asia y África, así como la caída de la Unión Soviética y su reemplazo por estados comprometidos con elecciones competitivas. De acuerdo con "Freedom House", un instituto de investigación con base en Nueva York, 61 de los 167 estados soberanos en el mundo, que comprenden cerca del 39% de la población del mundo, son estados libres y democráticos. (Muravchik, p.80.)
El desarrollo de las elecciones y los partidos políticos
De acuerdo con la opinión convencional de los politólogos, el crecimiento de los partidos políticos era resultado de la extensión de las elecciones. Las organizaciones extraparlamentarias se volvieron necesarias para hacer funcionar las democracias electivas. Los partidos políticos, por lo menos los de las democracias occidentales, vinieron a cumplir al menos seis funciones:
- La estructuración del voto:
Los votantes llegaron a basar sus preferencias electorales menos en las cualidades de los candidatos individuales y más en la imagen del partido bajo cuyas siglas o postulados se presenta.
- La integración y movilización de las masas:
La membresía en los partidos políticos y la participación en sus actividades vinieron a representar una importante forma de involucramiento cívico de los ciudadanos y, por lo tanto, ayudaron a fortalecer los valores cívicos; los partidos políticos también jugaron el papel principal en la organización de las campañas electorales.
- El reclutamiento de líderes políticos:
La selección de los candidatos al parlamento y, si un partido accedía al poder, para las posiciones más altas del gobierno era una función de partido.
- La organización del gobierno:
Cuando un partido ganaba el poder, normalmente podía esperar que sus representantes en la legislatura votaran de acuerdo con las líneas partidistas para asegurar que sus políticas fueran aceptadas.
- La formación de la política pública:
Las organizaciones partidistas, especialmente sus departamentos de investigación, fueron una fuente importante de propuestas que posteriormente se convirtieron en políticas de gobierno.
- La agregación o suma de intereses:
Con el propósito de ganar votos, los partidos tuvieron que persuadir a los electores para que los apoyaron sobre diversos asuntos. Al respecto, los partidos difieren de los grupos de presión orientados por un "solo objetivo".
Es vital tener en mente que esta lista se refiere a las funciones de los partidos en sistemas multipartidístas. Las organizaciones llamadas "partidos políticos" también existieron en sistemas no democráticos --el Partido Nazi, y el Partido Comunista de la Unión Soviética son algunos ejemplos. Los "partidos" eran también prominentes en los estados de un solo partido, muy comunes en África después de su independencia del régimen colonial. En ocasiones, los partidos no-democráticos han cumplido una o más de las funciones mencionadas. Empero, son esencialmente diferentes de los partidos democráticos: están mucho más cerca de los aparatos del estado, y no tienen que competir contra otros partidos en elecciones libres y justas.
El crecimiento de activismo electoral centrado en los medios de comunicación
Desde la década de los sesentas, los observadores han hecho notar de manera cada vez más frecuente el gradual declive de la importancia de los partidos políticos en la democracia competitiva. La tesis del "declive de los partidos" no quiere decir que los partidos han perdido su importancia. Como siempre, sugiere que se han vuelto mucho menos importantes que antes. En muchos países, el declive de los partidos es evidente en su menor número de afiliaciones. También existen evidencias de que los votantes ya no son leales a los estandartes de su partido como alguna vez lo fueron; las cualidades e imagen de los candidatos individuales se han vuelto más importantes. Este es especialmente el caso de algunos países con un sistema electoral mayoritario.
Se han esgrimido razones sociales y tecnológicas sobre este aparente declive de las lealtades partidistas. Cuando una gran proporción de los votantes trabajaban en fábricas, la división en el lugar de trabajo entre los trabajadores por un lado, y los propietarios o gerentes por el otro, llevó naturalmente a una división de lealtades políticas sobre líneas de clase social. Mientras las lealtades de clase eran la principal base de apoyo o simpatía por un partido, (se argumenta que) era más probable que los electores le fueran fieles a un solo partido.
Sin embargo, los cambios sociales han significado que cada vez menos gente trabaje en la industria pesada. La líneas de clase se han fracturado y, con eso, las lealtades partidistas automáticas. Estos cambios sociales han afectado bastante al mundo industrializado. Los factores étnicos son fuertes determinantes de la lealtad hacia el partido en muchos países en desarrollo y también en algunas sociedades económicamente avanzadas.
El principal desarrollo tecnológico es la llegada de la televisión. En el pasado, el éxito electoral dependía en gran medida de la eficiencia de los organizadores de los partidos a nivel local. Fueron (otra vez, de acuerdo a los argumentos comúnmente aceptados, pero posiblemente exagerados) el eslabón principal entre los líderes del partido y los votantes ordinarios. Ahora que la televisión ha llegado a casi todos los hogares, los líderes de los partidos ya no necesitan de los servicios de los organizadores a nivel local. Las habilidades esenciales en las elecciones modernas son las de los asesores en medios, los expertos en sondeos de opinión y los encargados de la publicidad. Este es ciertamente el caso en muchos países industrializados. El grado en que estas habilidades es aplicable en naciones menos desarrolladas es un punto de controversia.
El declive de las organizaciones partidistas tradicionales y el crecimiento de la importancia del "marketing" político han hecho más costosas las campañas electorales. Esta es una de las razones por la que los políticos han dispuesto, en un gran número de países, las subvenciones públicas a los partidos políticos. Como con otras de las tendencias mencionadas, existe mucha menos evidencia acerca de las tendencias en el financiamiento político en los países menos desarrollados que en los industrialmente avanzados.