Si se pretende que los principios guía sean plena y efectivamente llevados a la práctica, es crucial que se disponga de un procedimiento de impugnación o queja adecuado para todos los participantes del proceso electoral (ver Principios Guía). Un procedimiento adecuado asegurará que las quejas puedan ventilarse de una manera accesible, imparcial y oportuna y que se cuente con remedios efectivos.
Las quejas pueden ir, por ejemplo, desde errores menores en detalles del registro de electores hasta aquellos, que de fundamentarse, pueden modificar por completo los resultados de la elección. Toda vez que existe una amplia gama de quejas de consecuencias diversas, deben establecerse procedimientos para atenderlas a lo largo de las diferentes fases del proceso.
La fases o etapas del proceso electoral incluyen el registro de los electores, el registro de partidos y candidatos, la delimitación de distritos, el financiamiento de campañas, el nombramiento de oficiales de las mesas de votación, la votación, el escrutinio y la determinación de los resultados. Cada fase del proceso debe tener un tiempo límite para que se presenten las inconformidades. Resulta clave fijar los tiempos y autoridades competentes, aunque cada país debe contar con un sistema que resulte apropiado a sus costumbres. Sobre todo, es importante que las disputas encuentren cauces para ser resueltas mientras resultan pertinentes.
Esencialmente, hay tres modelos para el manejo de las quejas:
- El OE investiga y emite un dictamen o resolución (las resoluciones pueden ser revisadas por un organismo con mayor jerarquía o una Corte Suprema)
- Turnarlas a Tribunales Electorales Especiales (ver el ejemplo de México)
- Atenderlas directamente a través del sistema judicial regular (como en el Reino Unido)
Además de los procedimientos formales, es importante reconocer que los mecanismos informales, como la mediación, pueden ser apropiados bajo ciertas circunstancias.
Cualquier procedimiento de queja adecuado debe ser accesible, esto significa que las personas no solo deben comprender cómo hacer uso de él sino también que los obstáculos a los que tiene que hacer frente sean los mínimos necesarios. Esto debe incluir aspectos tales como la ubicación de la instancia a la que se tiene que recurrir o el costo que implica, en su caso, promover un recurso de queja, sobre todo si se va a atender en la esfera judicial.
Otro elemento fundamental para cualquier recurso de queja es que sea imparcial. Esto generalmente requiere que el organismo competente para atenderlo y resolverlo no sea partidista y sea percibido como tal, o que en el estén representadas las partes en disputa. Un proceso electoral que de otra forma se pretenda libre y justo, no lo será si el procedimiento de queja no es imparcial.
Finalmente, el órgano encargado de conocer las quejas debe tener a su alcance las sanciones legales aplicables, tales como multas, encarcelamiento, suspensión o cancelación de un partido o candidato.