La evaluación minuciosa que se realiza después de una elección es crucial para el proceso de planeación de la próxima elección. Un administrador electoral eficaz y competente debe tener como objetivo el de contar con sistemas y procedimientos que puedan operar sin que esté presente.
Las reuniones de evaluación y la debida documentación de las actividades consecuentes deben servir de fundamento para la próxima elección.
Las personas que deben ser consideradas en las sesiones de evaluación incluyen:
- Todo el personal posible que haya participado en el proceso electoral;
- Candidatos y representantes;
- Medios de comunicación;
- ONG's y organizaciones cívicas;
- Proveedores de equipo;
- Electores.
Los encuentros deben tener lugar en donde sea posible o, de ser el caso, se deben aceptar reportes por escrito. El propósito de las reuniones es obtener tantos puntos de vista y comentarios como sea posible para mejorar la preparación de la documentación de la próxima elección. Este propósito debe comunicarse claramente a todos los participantes, a quienes debe instarse a contribuir de una manera abierta y franca. El organismo electoral no debe mostrarse defensivo acerca de la administración de la elección, sino que debe reconocer el valor del proceso y el potencial para hacer mejoras en el futuro. Las reuniones deben formar parte de todo el proceso de planeación estratégica de los Organismos Administrativos de elecciones. Los costos de las reuniones informativas requieren ser incluidos en el presupuesto y, en la medida en que una gran parte del personal y del electorado puedan ser consultados, sus costos deben ser valorados en el marco de los beneficios que puede reportar una consulta tan amplia. El calendario de eventos proporcionará una agenda para que las discusiones sean administradas y estructuradas de forma tal que se evite que se tornen caóticas o se caiga en mutuas recriminaciones.