La policía, y todos los interesados en hacer cumplir la ley que están inmersos en la seguridad de la elección, ostentan una figura de confianza pública. Sus obligaciones fundamentales son las de proteger la vida y las propiedades, además de asegurar el cumplimiento de la ley. En muchos países que operan bajo el estado de derecho, la población espera que la política sea imparcial, justa y responsable en el cumplimiento del orden público y de las leyes del país.
Estos principios deben estar reflejados en los valores institucionales de las agencias encargadas del cumplimiento de la ley, como por ejemplo, los de la Agencia Federal de Investigaciones en los Estados Unidos:
La rigurosa obediencia a los principios constitucionales asegura que, individual y constitucionalmente siempre recordamos que las garantías constitucionales son más importantes que los resultados de una simple entrevista, búsqueda de evidencia o investigación. El respeto a la dignidad de quien protegemos nos recuerda ejercer los poderes para hacer cumplir la ley con moderación y reconocer la natural tendencia humana a ser corrompido por el poder y llegar a ser insensible en su ejercicio. La justicia y la compasión asegura que tratamos a todos con el más elevado respeto a la Constitución, a los derechos civiles y humanos. La integridad personal e institucional nos reafirma que nos debemos a la Nación en un intercambio por la sagrada confianza y gran autoridad conferida sobre nosotros.
Nosotros quienes velamos por el cumplimiento de la ley no solamente debemos obedecerla. Tenemos la obligación de manifestarnos como un ejemplo moral para que quienes protegemos, puedan seguirlo.
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La mayoría de los sistemas policiales utilizan un código de ética para la conducción de sus agentes y demás personas involucradas en velar por el cumplimiento de la ley. Estos códigos regularmente incluyen:
- El respeto a los derechos civiles y constitucionales de las personas.
- Obediencia a las leyes del país y a las regulaciones del departamento de policía;
- Comportamiento y acción imparcial y profesional; no anteponer sentimientos personales, prejuicios, animosidades o amistades para influencia una decisión;
- Ser honesto y no utilizar la oficina para un beneficio personal o partidista, rehusando recompensas personales gratuitas por acciones oficiales;
- Respetar la confidencialidad de la oficina y la información recabada de los ciudadanos;
- Velar por el cumplimiento de la ley con cortesía y apropiadamente;
- No intimidar a los ciudadanos o sospechosos, conducirse con moderación y observando el bienestar de los demás;
- Nunca utilizar la fuerza o violencia excesiva;
- Compasión y justicia; y
- Cooperar con otras agencias legales en la búsqueda de la justicia.
Para mayor información sobre ética en las fuerzas policiales, ver Law Enforcement Code of Ethics, por la Asociación Internacional de Jefes de Policía.