Poder votar en una atmósfera libre de miedo, intimidación o manipulación es un importante principio de la integridad. La seguridad durante el proceso electoral es crucial, especialmente durante la votación, el conteo y la transmisión de resultados. Un ambiente electoral pacífico facilita una elección libre, justa y creíble, y evita los problemas de seguridad que podrían poner en peligro la integridad de los materiales, la participación y los resultados electorales.
La seguridad del proceso incluye la de los participantes y la de los materiales y sistemas electorales. Los electores deben poder votar sin miedo y los supervisores deben poder observar sin intimidación. Los candidatos deben poder hacer campañas sin miedo a que sus simpatizantes sufran daños. Para asegurar la integridad, los administradores electorales deben poder planear e instrumentar elecciones sin interferencia, y los materiales electorales deben ser salvaguardados para que no se les manipule a fin de alterar los resultados electorales.
La buena seguridad ofrece paz mental que es esencial para un proceso libre y justo. La inseguridad genera miedo y hace que los participantes reaccionen ante lo que consideran pudiera suceder en lugar de a lo que piensan que debe suceder.
Mantener la seguridad física durante las elecciones es responsabilidad del gobierno y se logra mediante la intervención de las fuerzas de la policía civil. Los arreglos sobre cómo se maneja la seguridad varían dependiendo del país y de las circunstancias. Un aspecto importante de la integridad es que la aplicación de la ley sea neutral, profesional y equitativa, y que quienes la rompan tengan un juicio justo.
Adecuada planeación de la seguridad
La buena seguridad requiere planeación, que comienza generalmente mediante la identificación de áreas vulnerables en el proceso electoral y en los sitios físicos que necesitan protección. Una vez identificadas las áreas vulnerables, es posible desarrollar medidas de protección e instrumentar un plan de seguridad electoral. La seguridad electoral también incluye sistemas de control y rastreo para todos los documentos que maneja el organismo de administración electoral, asegurar que la nómina se entregue a tiempo y que los trabajadores de las mesas electorales y los agentes de seguridad hayan recibido capacitación adecuada.
La buena coordinación entre el organismo de administración electoral y las dependencias encargadas del cumplimiento de la ley colaboran a la elaboración de un plan de seguridad adecuado. Se puede elaborar un plan de seguridad conjunto, así como establecer un mecanismo de coordinación para facilitar compartir la información y la toma de decisiones. Esto se hace normalmente a nivel nacional, regional y local para ambas instituciones.
En Camboya, la seguridad fue un motivo de inquietud en las elecciones de 1998. Aún había elementos activos de Khmer Rouge en el norte, y asesinatos extra judiciales sin resolver en la lucha de facciones que había ocurrido un año antes. La Comisión Nacional Electoral, en coordinación con las fuerzas de seguridad gubernamentales y las ONGs nacionales desarrolló un plan de seguridad de facetas múltiples:
Con la cooperación del gobierno, la Comisión Nacional Electoral también elaboró un plan de seguridad exitoso para la votación y el conteo de las papeletas. Se colocó personal de las fuerzas armadas o la policía y asignado temporalmente a la NEC en cada mesa de votación, pero no usaron uniforme y sólo se les identificaba por una banda de la NEC alrededor del brazo. La baja visibilidad de los soldados y los policías desempeñó un papel muy importante para conservar la paz durante la jornada electoral y para crear una atmósfera que fomentaría la asistencia a las urnas. La NEC también alentó a las ONGs a capacitar a miles de militares, policías y gendarmes como fuerzas para mantener la paz en la elección.195
Para mayor información sobre la capacitación de las fuerzas de seguridad para mantener la paz durante las elecciones en Camboya, ver el análisis del caso Educación Cívica para Elecciones no Violentas.
Neutralidad de los funcionarios de seguridad
La seguridad adecuada depende de la neutralidad y el profesionalismo de los funcionarios que hacen cumplir la ley. Actúan de manera profesional y tratan a todos con igualdad. La constitución y los derechos civiles de los ciudadanos se respetan y ellos no se involucran en la campaña política o en las intenciones de ningún partido o candidato político. Los funcionarios de seguridad también deben respetar la ley y hacerla cumplir sin recurrir al uso de la fuerza excesiva o la violencia.
En algunos sistemas, especialmente en las sociedades que acaban de atravesar por un conflicto o aquellas que viven una transición, los problemas de seguridad pueden provenir de la mala conducta de la policía. Pueden acosar a los electores que se presentan a los mítines o evitar que asistan a las urnas mediante el uso de obstáculos en las vías de acceso. La ley no se hace cumplir y el clima de inseguridad puede permear las elecciones. Asegurar la neutralidad y el profesionalismo de los servicios de seguridad en estas situaciones puede ser difícil. Se puede comenzar adoptando un Código de conducta de cumplimiento de la ley Código de Conducta para Hacer Cumplir la Ley y enfocando la atención del público y el gobierno a la aplicación de dicho código.
Protección de las mesas y las oficinas electorales.
La seguridad física de los sitios electorales (oficinas administrativas, de registro y mesas de votación) así como de los funcionarios que en ellos laboran fomenta un ambiente en el que el proceso puede administrarse de manera neutral y sin obstrucciones. El hurto de suministros y equipo electoral puede afectar adversamente la integridad del proceso y debe abordarse mediante buena seguridad en sitio, tal como funcionarios de seguridad que controlen las entradas y las salidas, gafetes con fotografía para identificar a los empleados, hojas de firmas para el uso de las instalaciones después del horario de trabajo, así como sistemas adecuados de administración de control del inventario.
Los gafetes para los observadores y supervisores también puede ser de ayuda, ya que permiten que los funcionarios de seguridad sepan quién está autorizado para entrar en áreas donde se llevan a cabo aspectos cruciales del proceso.
También es importante la seguridad física de las oficinas y el personal electoral. En áreas de alto índice de criminalidad, la seguridad visible en forma de rejas, barrotes en las ventanas, entradas y estacionamientos bien iluminados y oficiales uniformados podrían tener un efecto positivo. En áreas conflictivas, los administradores y trabajadores electorales pueden convertirse en blancos políticos y necesitan salvaguardas adicionales para asegurar que puedan realizar su trabajo en un ambiente seguro. Esto puede ser un reto para países en transición con nuevas fuerzas policiacas y funcionarios electorales nerviosos. (ver Consideraciones Especiales para los Países en Transición). Las amenazas contra el proceso o el personal no tienen que ser creíbles para espantar e interrumpir la maquinaria electoral, así que el miedo ante la inseguridad para los funcionarios y el personal electoral debe tomarse con seriedad y resolverse tan pronto como sea posible.
En las mesas electorales, es necesario mantener el orden durante su establecimiento, la votación y el conteo. En algunos países esto se hace directamente mediante la protección policiaca y tomando medidas indirectas, tales como cerrar los bares y las tiendas de vinos y licores durante la votación. Por ejemplo en Filipinas es ilegal servir, vender, comprar o beber licor durante la jornada electoral. 196 La mayoría de las leyes electorales prohíbe el uso de armas de fuego dentro de cierto radio de una mesa de votación.
Algunos sistemas cuentan con una persona encargada de la seguridad en cada mesa de votación. Controlan el acceso al edificio, permitiendo que entre una cantidad limitada de electores a la mesa y manteniendo el orden en la fila. Con estas medidas se puede evitar las escenas de aglomeraciones en las mesas de votación, las cuales pueden salirse de control e interrumpir la votación. Las filas ordenadas también brindan menos oportunidad para quienes desean generar trastornos. Para mayor información sobre seguridad en los sitios electorales ver Control del Acceso y de las Filas. Al mismo tiempo, este personal de seguridad no debe intimidar o parecer prejuicioso, o su presencia puede disuadir a los electores de entrar a la mesa.
Protección del material electoral
Es necesario proteger las papeletas, las hojas de conteo y otros materiales electorales de la duplicación, destrucción o manipulación no autorizada a fin de proteger la integridad del voto. Esta protección debe comenzar a la llegada en el país de dichos materiales o a la entrega de los mismos al organismo de administración electoral, y proseguir durante su almacenamiento y distribución a los sitios de votación. Algunos sistemas requieren que las papeletas se reenvíen a áreas de almacenamiento central después del conteo en caso de que se les necesite para volverlas a contar.
En la mayoría de los sistemas se usan talones foliados para rastrear las papeletas. La forma en que éstas se empacan también contribuye a la seguridad. Empacar las boletas en paquetes a prueba de manipulación de diferentes tamaños permite la distribución de la cantidad adecuada de papeletas a cada mesa electoral sin que haya la necesidad de abrir y reempacarlas. Colocarlas en contenedores sellados con los paquetes exactos para cada circunscripción, con los folios, la ubicación de las mesas electorales y el tipo de papeleta marcado por fuera, facilita su almacenamiento y distribución y minimiza las oportunidades para el mal manejo.
Protección de los candidatos, los monitores y los electores
Los candidatos son blancos verbales para los partidos y los candidatos de la oposición, pero también pueden ser blancos para los actos violentos de quienes quieren interrumpir el proceso o eliminar a las figuras de la oposición. La protección de los candidatos está generalmente a cargo de la policía o de alguna agencia especializada de aplicación de la ley. Además de los candidatos, es necesario proteger los sitios donde se realicen mítines, debates y otros eventos públicos donde gran número de personas se reúnan con fines de campaña.
La votación también debe estar protegida. Los electores deben salir de sus casas y votar sin miedo a la violencia en las calles o a la intimidación en las mesas electorales. Necesitan contar con acceso fácil a la mesa. Tener que desplazarse entre individuos o grupos partidarios amenazantes para votar puede reducir la cantidad de gente que acude a las urnas. Las credenciales de registro electoral también deben estar protegidas del hurto o la confiscación no autorizada.
Los supervisores también necesitan seguridad para poder observar el proceso, hacer preguntas a los funcionarios, hacer comentarios en las hojas de resumen electoral y firmar las hojas de conteo sin intimidación o miedo a las represalias. Los observadores nacionales en los países en transición pueden sentirse vulnerables a la intimidación y a la violencia, especialmente cuando observan problemas que surgen del partido en el poder o de las fuerzas de seguridad. En el ambiente poco seguro de las elecciones de 1998 en Camboya, los grupos nacionales de monitoreo, tales como COMFREL, "organizaron reuniones en las que los voluntarios discutieron sus preocupaciones sobre las condiciones políticas con los representantes de partido, los funcionarios electorales y las autoridades locales... Este diálogo tuvo un efecto positivo y disminuyó el nivel de violencia durante el registro electoral y el periodo de campaña."197
Las amenazas durante la jornada electoral pueden provenir de dentro o fuera del organismo de administración electoral. En algunos sistemas, los trabajadores electorales descontentos pueden ponerse en huelga antes o después de la votación y apoderarse de los materiales electorales para obtener mejor paga, por ejemplo. Estos problemas pueden minimizarse mediante la planeación y la capacitación adecuadas y el sueldo competitivo. (ver Contratación de Personal y Reclutamiento.)
Otra fuente de problemas puede ser los sectores de la sociedad que pueden aprovechar el día de la elección para publicitar sus propios asuntos e interrumpir el proceso. Se pueden manifestar como huelgas en el transporte público o en acción colectiva de las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, en Sudáfrica "se prohíben las huelgas y los paros patronales durante la jornada electoral por los empleadores y los empleados del sector de transporte público y de las telecomunicaciones, y no están protegidas bajo los términos del Capítulo IV del Acta de Relaciones Laborales, 1995."198