A pesar de los intentos para cuantificar los informes de observación y para hacerlos más objetivos, es difícil hacer que vengan junto con una declaración que caracterice al proceso, con la que todos los observadores deben estar de acuerdo.
Existe un acuerdo generalizado sobre el conjunto de principios que se deben cumplir en una elección para ser considerad como libre y justa, que incluyen: igual poder de votación para todos los ciudadanos, libertad de organización para propósitos políticos y para una oficina de campaña, derecho de acceso a la información política, y celebrar elecciones regularmente que sean decididas por la libre emisión del voto de la mayoría. (para más información ver Principios Guía). No obstante las misiones y sus observadores traen consigo sus propias expectativas, experiencias y perspectivas que nos ofrecen un filtro subjetivo en la valoración del proceso y la elaboración de un juicio.
¿Qué estándares utilizar?
Aplicar el concepto de libertad y de justicia puede resultar difícil en la práctica, especialmente en una elección de transición donde algunas partes del proceso lleven una buena relación, pero donde otras tienen serias imperfecciones. Si a algún candidato le es negado el acceso a los medios de comunicación, pero en el resto del proceso todo estuvo bien, estuvo bien y feu justo?¿ si el proceso estuvo bien, pero un político prominente intento boicotear el proceso, los resultados son aceptables?
La dificultad en llegar con un estándar universal sobre como juzgar una elección e evidente en esta discusión de IDEA:
Al explorar alternativas para los criterios de "libertad y justicia", algunos participantes hacen referencia al protocolo en la Convención Europea de Derechos Humanos que trata con elecciones, el cual establece que deben ser 'libres, secretas, universales y directas'. Otras organizaciones valoran a las elecciones sobre la bases de que deben o no servir como una expresión creíble de la 'voluntad de la población' o significarse como un paso hacia adelante en términos del progreso de un país hacia la democracia.
Desde la perspectiva de varios delegados, la observación no debe centrarse simplemente sobre los cercanos aspectos técnicos o políticos de un proceso electoral, sino que deben evaluar una elección dentro del amplio contexto de un proceso de democratización.
Un representante de uno de los grupos de observación local enfatizó que los términos y herramientas para la evaluación de una elección no deben ser externos: los estándares para informar deben apegarse estrictamente a los requerimientos especificados en la legislación electoral de una nación. Mientras se acuerda un principio, los participantes deben creer que la comunidad internacional tiene una obligación para promulgar estándares electorales universales. Cuando los observadores identifican problemas que violan los estándares electorales internacionales, que no están adecuadamente cubiertos en la legislación electoral nacional, entonces los grupos de observación están obligados en destacar las discrepancias y recomendar la revisión de tales legislaciones.322
Justa aplicación de los estándares
Aún si el acuerdo puede ser alcanzado sobre la base de un estándar universal y sus demás componentes, es justo aplicarlos en cada elección?
Jorgen Elklit y Palle Svensson, en What Makes Elections Free and Fair, argumentan que la observación internacional necesita tomar en consideración la amplia transición democrática del país en su valoración de las elecciones:
Los observadores deben asimismo evaluar la elección en el contexto de un proceso de transición democrática específico. ¿la elección estimulará -a pesar de posibles deficiencias 'técnicas'- una mayor democratización al incrementar el respecto por las libertades políticas, fortaleciendo el apego a la legislación electoral, mejorando la contienda política a través de un amplio acceso a los recursos más importantes, involucrando a más gente en el proceso político, o mejorando la calidad del debate político?
Aunque algunos podrían categorizar esto como un 'juicio' político, se puede argumentar que legítimamente recae dentro del dominio de la observación electoral. Si los observadores están observando una elección como un evento aislado y no como parte de un proceso de democratización, no pueden evitar el considerar si contribuye y o no y de qué forma a este proceso.323
No obstante, algunos argumentan que los estándares no deben ser más bajos para países en transición, como lo explican Michael Cowen y Liisa Laakso:
""La perspectiva de que las elecciones en el continente (África) no pueden ser juzgadas sobre la base de cualquier estándar universal, como lo hizo un líder opositor en Kenia, es repugnante para los africanos y sirvió de base en el movimiento de reforma de 1997 en ese país. Este punto de vista es apoyado por la paradoja de que un creciente número de observadores internacionales y supervisiones de las elecciones en África están más inclinados a aprobar los resultados de una viciada "segunda vuelta" electoral que sus contrapartes locales africanas." 324
En algunos países, los distintos estándares han sido aplicados a elecciones subsecuentes debido a su contexto político. En Haití, por ejemplo, el Dr. Henry Carey establece:
Al aplicar un bajo estándar para las elecciones democráticas, los observadores externos en 1990-1991 enseñaron a la sociedad política de Haití que la transparencia y responsabilidad de las reglas electorales pueden ser ignoradas. Entonces, por realzar los problemas presentados durante 1995 y 1997, animaron a la sociedad política haitiana a interpretar a la mayoría de las deficiencias electorales como prácticas de fraude deliberado.325
Para una mayor discusión sobre los estándares ver Lessons Learnt: International Election Observation (IDEA).