El periodismo es una profesión riesgosa. Las estadísticas recabadas por
organizaciones dedicadas a la libertad de los medios muestran que cada año son
asesinados o heridos decenas de profesionistas de los medios en el desarrollo
de sus actividades. Las elecciones no son la parte más riesgosa de sus
actividades -pero una campaña tensa o violenta implica un peligro para quienes
tratan de informar de manera honesta y
precisa.
La responsabilidad de resguardar la seguridad física de todos aquellos que se encuentre en determinado territorio
recae en el gobierno, quien tiene una obligación especial con los medios. Fue
en reconocimiento a este hecho, que la Conferencia Mundial sobre Derechos
Humanos de 1993 resolvió:
La Conferencia Mundial alienta una
participación creciente de los medios, cuya libertad y protección debe ser
garantizada dentro del marco jurídico nacional.1
Hay algunos pasos básicos que los
gobiernos pueden adoptar para garantizar esta protección:
- Eliminar
todas las leyes que restringen la libertad de prensa.
- Crear
un delito específico en relación con la violencia o las amenazas contra
los medios de comunicación.
- Asegurar
que todos los informes de violencia o amenazas contra los medios de
comunicación sean investigados con prontitud y los responsables llevados
ante la justicia.
Además, un organismo electoral puede promover un código de conducta que
subraye la importancia de que los partidos políticos y las fuerzas de
seguridad permitan a los periodistas
hacer su trabajo sin trabas.
1 Conferencia Mundial de los Derechos Humanos. Declaración de Viena, párrafo 26.