Los teléfonos
celulares son potencialmente un medio muy importante para la comunicación electoral, por dos razones:
- La propiedad y acceso a los
teléfonos móviles (celulares, móviles, teléfono de mano…) supera por mucho
el acceso a las líneas de comunicación terrestres. Esta disparidad es
especialmente visible en los países pobres, aunque es un fenómeno general.
- Los teléfonos celulares tienen un
potencial como medios de “transmisión” que no es comparable con las líneas
de comunicación terrestre. Mientras que éstas podrían ser utilizadas para
mensajes de voz y la transmisión de documentos, el teléfono celular puede
enviar y recibir archivos con mensaje de texto, audio y video.
El uso de
teléfonos celulares en los periodos de campaña o de transmisión aún no está
bien desarrollado, aunque su potencial es obvio. Hasta ahora, ha estado
orientado al uso de texto o mensajes cortos (SMS). Existen dos ejemplos bien
documentados en Filipinas. En 2001 el Presidente Joseph Estrada fue obligado a
dimitir después de una campaña popular en contra de su gobierno orquestada vía
el sistema de mensajes SMS. Posteriormente, en las elecciones presidenciales de
2004, el servicio SMS se convirtió en una útil herramienta de campaña para los
principales candidatos.
Es difícil ver
cómo el servicio de mensajería SMS podría fácilmente ser llevado al ámbito
regulatorio sin recurrir a la mano dura en el terreno de la censura. Asimismo,
el SMS, como el correo electrónico, puede ser “burlado”. Esto significa que los
mensajes pueden ser enviados de una dirección falsa o disfrazada (como sucede con los correos
“spam”), haciendo aún más difícil la tarea de los reguladores.
Lo que hasta
ahora se ha visto limitado a SMS podría desarrollarse rápidamente a través de
archivos de audio y vídeo, con el desarrollo de teléfonos de "tercera
generación" (3G), capaces de intercambiar estos archivos fácilmente. Este
es un punto en el que las técnicas basadas en Internet (tales como el
podcasting) y la telefonía celular se superponen. Las transmisiones políticas
podrían ser distribuidas por una combinación de medios de comunicación, para
ser visto o escuchado en los teléfonos o reproductores personales de música.
Estas
tecnologías están potencialmente disponibles para todos los actores de las
campañas electorales. Los partidos pueden utilizarlos para distribuir material
de campaña, los medios de comunicación pueden mejorar la audiencia de sus
emisiones, y los administradores electorales pueden utilizarlos para educar al
público y aumentar la participación política, especialmente entre los jóvenes
votantes.