Los medios de comunicación comunitarios son un fenómeno de rápida expansión
en varias partes del mundo. La discusión se centra en quienes están
exactamente facultados para autodenominarse como medios comunitarios.
Convencionalmente, la denominación incluye algo que es producido por y para la
comunidad. En otras palabras, no solo se trata de que esté enfocado a una
pequeña área local, sino que debe ser producido con el concurso de la
comunidad.
Pero entonces ¿qué es una comunidad? Usualmente se asume que el término se
refiere a una comunidad geográfica. Pero en Sudáfrica, por ejemplo, que cuenta
con una de las cadenas comunitarias más grandes en el mundo, el término también
se refiere a una comunidad de intereses, especialmente entre sectores
desfavorecidos de la sociedad. Por tanto, puede haber una "comunidad de
mujeres", una "comunidad de homosexuales", o una comunidad de
"personas con discapacidades". También podría haber medios dirigidos
a gente con cierto credo religioso.1
Los medios mismos también difieren. Los periódicos comunitarios cuentan con
un largo historial, pero en los últimos 20 años se ha registrado la emergencia
de tecnologías de menor costo para las telecomunicaciones, acompañada de una
liberalización en el régimen de permisos o autorizaciones de operación. En
algunos países, esto ha facilitado el surgimiento de un robusto sector en la
radio comunitaria (y, en menor medida, en la televisión).
En algunos países, las emisoras nacionales públicas, también tienen un
papel comunitario, presentando materiales producidos por, (o dirigidos a),
determinadas comunidades locales, o comunidades de intereses.
El significado de esto para las
elecciones es inmediatamente evidente.
Los medios comunitarios, casi por definición, tienen una audiencia pequeña pero
muy leal. Para efectos de educación electoral, los medios comunitarios serían
muy importantes, sobre todo en la medida que pueden atender a segmentos de la
sociedad que son obviados por medios más tradicionales.
Con frecuencia, los términos de las licencias de operación de emisoras
comunitarias prohíben expresamente su intervención en campañas políticas. Sería
especialmente importante para la autoridad encargada de su regulación
monitorear el cumplimiento de los términos de su licencia durante los períodos
electorales.
1 Richard Carver, África del Sur, en Richard Carver y Ann Naughton (eds) ¿Quién
domina las ondas de radio? Radiodifusión en África, ARTICLE 19 y Índice de
Censura, Londres 1995, p. 93. Ver
también http://www.amarc.org (World Association of Community Radio
Broadcasters).