Uno de los desafíos profesionales más grandes para los periodistas que
cubren una campaña electoral es cómo reportar o informar sobre las noticias que
incluyen un lenguaje y sentimientos ofensivos y violentos, que fue utilizado
durante una reunión política como parte de la cobertura de la campaña
electoral. Desde el punto de vista del periodista, el desafió es cómo balancear
dos obligaciones éticas potencialmente en conflicto: por un lado, informar de una
manera veraz y, por el otro, no realizar informes que puedan fomentar la
discriminación racial, religiosa, nacional, de género o de otros ámbitos.
Sin embargo, en la práctica, a pesar de que se haga uso de prácticas
profesionales de comunicación, el dilema puede ser más imaginario que real. De
la misma manera que el periodista tiene la obligación de informar de manera
precisa, también debe ser objetivo. La objetividad involucra citar diferentes
opiniones u aquellas que sean opuestas. También implica plasmar las palabras de
los políticos en un contexto preciso.
Algunas veces, informar de manera acertada noticias que involucren un
lenguaje difamatorio o mal intencionado puede servir para socavar las
intenciones de los políticos al utilizar dichas palabras. Con frecuencia los
políticos extremistas se presentan al electorado como “moderados” que
simplemente expresan sentimientos generalizados (acerca de inmigrantes, una minoría
nacional, etc.). Al exponer las palabras que los políticos utilizan cuando se
dirigen a sus partidarios en los mítines pueden socavar su amplia credibilidad.
También será responsabilidad de los medios de comunicación documentar las
consecuencias de tal discurso. Si los políticos abandonan un mitin e incitan a
la violencia en contra de los oponentes o miembros de comunidades demonizadas.
Este es un contexto vital que debe ser informado.
Incluso cuando éste no es el caso, equilibrar el discurso
de odio a través de las voces de aquellos que han sido difamadas resulta un
propósito positivo y útil. No sólo proporciona la oportunidad para que el
contenido del discurso de odio sea impugnado, sino que al dar voz a aquellos
que están siendo calumniados, se les humaniza – la deshumanización es el
propósito inmediato de la mayoría de los discursos de odio – y crea la
posibilidad de simpatía.
En términos más generales, la exactitud de los informes
sobre los discursos de odio es una valiosa herramienta de prevención, que
indica potenciales serios conflictos sociales o de violaciones de los derechos
humanos que se podrían presentar. Uno de los argumentos más importantes en
contra de la censura de la transmisión de los discursos de odio es que
proporciona una oportunidad para abordar las causas de los prejuicios y el
odio, en lugar de ponerlos de lado. Los medios de comunicación responsables
desempeñan un papel fundamental en este sentido.