La encuesta de salida (más
conocida como Encuesta a boca de urna) se desarrolló por la necesidad de los
medios de tener información de último minuto sobre el día de las votaciones. Es
una encuesta a la gente que acaba de votar – mientras “salen” del local de
votación. La parte esencial de una encuesta a boca de urna es que aquellos
encuestados dicen cómo votaron. Esto permite predecir los resultados
globales.
La información recolectada en
las encuestas a boca de urna puede ser a menudo compleja. La información demográfica detallada como el
sexo, la edad, origen étnico, y los ingresos por ejemplo, permitirán
predicciones más precisas. Algunas veces, los encuestadores recolectan
información adicional sobre porqué los electores tomaron la decisión que tomaron.
Los obstáculos potenciales son
obvios: electores que dan información errónea o que se rehúsan a participar,
muestreo pobre, etc. Sin embargo, las encuestas a boca de urna bien construidas
son a menudo un medio extremadamente preciso para la predicción de los
resultados. De ahí viene su popularidad entre los medios.
Al reportar las encuestas a
boca de urna, se aplican todas las mismas consideraciones que se aplican con
las encuestas de opinión, y sólo las encuestas realizadas por organizaciones acreditadas
deben ser reportadas. El reporte debe incluir información sobre la locación del
lugar de votación y el ejemplo de tamaño, junto con el margen de error. Sin
embargo, ya que las encuestas a boca de urna no son, hablando estrictamente,
predictivas, hay otros puntos variados que se deben tomar en cuenta:
- ¿El reportaje de las encuestas a boca de urna
influenciarán a aquellos que todavía no han votado? Esta es una
preocupación particular en países donde las votaciones se realizan en
diferentes usos horarios.
- ¿Que conclusiones se deben sacar si el resultado real de las votaciones no
corresponde a lo que se proyecta en las encuesta a boca de urna? Algunos
comentaristas influyentes han llegado a la conclusión que las encuestas a
boca de urna no se deben reportar. Tres ejemplos ilustran algunos de los
asuntos sobre cómo y si se debe reportar la información encontrada en las
encuestas a boca de urna.
- Parte del problema con las encuestas a boca de
urna es si la gente dirá honestamente cómo ha votado. Posiblemente esto
será un problema en particular para las democracias en transición o que
están en situaciones donde ha habido intimidación general. La educación
electoral debe hacer hincapié en el
hecho de que el voto de cada elector es secreto. En las elecciones de
Zimbabwe del 2000, una organización sudafricana, la Fundación Helen Suzman
(the Helen Suzman Foundation), designó un complejo cuestionario de salida
para hacer tomar en cuenta el peligro de que la gente no diría
honestamente cómo ha votado. Pero uno de los resultados de esta
complejidad fue que la información encontrada no se publico hasta después.
Su propósito principal, al final, fue proveer algunas evidencias de cómo
la intimidación podría haber afectado el resultado.
- En el referéndum de Venezuela del 2004, hubo
una gran discrepancia entre las predicciones de las encuestas a boca de
urna – las cuales predijeron una victoria sustancial de la oposición – y
el resultado verdadero, que fue la victoria del gobierno por más o menos
el mismo margen. Los críticos del gobierno tomaron esto como evidencia de
que el resultado había sido manipulado. Los partidarios del gobierno
dijeron que la compañía que realizó la encuesta fue contratada por la
oposición y que usó una metodología predispuesta para desacreditar el
resultado oficial.
- En las elecciones presidenciales de Los
Estados Unidos en el 2004, las encuestas a boca de urna predijeron un
estrecho margen de victoria para el no exitoso candidato democrático, John
Kerry. El comentario dominante de los medios no vio esto como evidencia de
irregularidades en la votación, sino que puso en cuestión la equivocación
de los encuestadores. De hecho, CNN una de las compañías de televisión que
patrocinaba las encuestas a boca de urna, alteró las predicciones de la encuesta
en su página Web cuando se dio cuenta cuál iba a ser realmente el
resultado.
La atracción inicial de las
encuestas a boca de urna para los nuevos medios fue saber un poco de los
resultados, antes que los resultados reales estuvieran disponibles. Los
periódicos que usualmente tienen éstos titulares antes de que los resultados
reales salgan, usaran de igual manera esta información.
Sin embargo, estos tres
ejemplos muestran la manera en la que las encuestas a boca de urna adquieren
una importancia adicional, permitiendo a los medios explorar si la
inconsistencia entre las encuestas a boca de urna y los resultados reales es un
síntoma de un problema en el proceso electoral. Las encuestas bien diseñadas en
Zimbabwe otorgaron un buen indicador de la mala práctica electoral.
Las inconsistencias entre las
encuestas a boca de urna y los resultados son sólo indicativas y no prueban que
hubo manipulación o mala práctica. Como en Venezuela, se necesito una
investigación más exhaustiva para establecer la causa de las inconsistencias.
Sin embargo habría preocupación si los nuevos medios no trataran de explorar y
explicar estas inconsistencias, tal como pasó en los Estados Unidos en el 2004;
de hecho, alterar la información encontrada en las encuestas a boca de urna es
una seria falta de ética.