En algunos contextos podría ser necesario que se designen funcionarios en las mesas de votación, cuyo trabajo consista en proporcionar información a los electores. La necesidad de este personal especial debería evaluarse caso por caso.
Las condiciones en donde se requiere personal especial incluyen:
- Mesas de votación grandes, en donde todo el personal pudiera estar ocupado con otras funciones clave.
- En áreas que tienen cantidades importantes de electores nuevos, o con desconocimiento de los procedimientos electorales. Por otra parte, los lugares en donde el perfil estandarizado del personal de mesa obligara a contratar personal adicional para informar, incluyen:
- Estados con cambios radicales en sus procedimientos de votación, o que han introducido nuevas tecnologías como computadoras;
- Lugares en donde la población tiene poca experiencia electoral.
A menos que exista una tarea específica que se tenga que trasmitir a todos los electores, tal como el funcionamiento de las máquinas o computadoras electorales, los oficiales de información podrían ser más eficientes si se desplazan, en lugar de que permanezcan en un escritorio. Dichos funcionarios también podrían lidiar con solicitudes de información más compleja, que no puedan ser manejadas por otros oficiales sin que se demore el proceso de votación. Puesto que estos oficiales deben tener un conocimiento amplio sobre los procedimientos de votación, podría ser conveniente que se combinen las funciones de los oficiales de información y del suplente del administrador de la mesa.
Intérpretes y asistentes lingüísticos
En áreas que incluyen comunidades que no tienen buen manejo del idioma oficial que usan los materiales electorales, sería conveniente que se contraten oficiales que hablen los idiomas de la región. Si esto es imposible, se podrían mejorar los estándares del servicio mediante la contratación de intérpretes y de asistentes lingüísticos, que tengan buen manejo de los idiomas regionales.
Dichos funcionarios tendrían que estar sujetos a los mismos códigos de conducta y a los requisitos de secrecía electoral aplicados a los oficiales electorales. Sin embargo, sus labores deberían restringirse a traducir los documentos oficiales y a interpretar las solicitudes de información de los electores hacia los oficiales, todo ello sin agregar opiniones personales.