Aunque se tengan los mejores planes para responder a emergencias y se disponga de personal para la seguridad, si no se instrumentan estándares claros para la seguridad dentro de las mesas de votación y si las instalaciones no son propicias para mantener la seguridad, es probable que estos instrumentos se lleven al límite de sus capacidades.
Estándares para la seguridad
Los estándares para la seguridad que se aplicarán en las mesas de votación, deberían abarcar la disponibilidad de servicios, el control de multitudes y las medidas para proteger los materiales. Los estándares de seguridad son solo uno de los numerosos mecanismos que se deberían aplicar para evaluar la idoneidad de usar un lugar para propósitos electorales. Siendo necesario que se realicen compromisos para estos efectos.
Facilidades físicas en la mesa de votación
Desde un enfoque de seguridad, las facilidades físicas y el entorno de la mesa de votación deberían ofrecer:
- Instalaciones que no sean usadas para otra actividad cuando la mesa de votación esté operando;
- Capacidad de comunicación, ya sea mediante líneas telefónicas fijas, o con canales de radio o de teléfonos móviles que tengan buena recepción;
- Pasillos dentro de la mesa de votación que estén a la vista (es preferible que se usen edificios que estén abiertos, en lugar de aquellos con múltiples cuartos);
- Facilidad para que se pueda monitorear la entrada y salida del lugar con poco personal y que los accesos estén situados de tal forma que permitan un flujo de electores coherente (cuando sea posible, se deberían evitar los edificios que tienen una entrada y salida común);
- Proximidad a las bases operativas de la fuerzas de seguridad, ya sean de carácter permanente o temporal;
- Salidas de emergencia que permitan el desalojo rápido del área de la mesa.
Medidas para el control de multitudes
Con respecto al control de multitudes, una medida esencial consiste en tener la capacidad para identificar fácilmente a las personas autorizadas para permanecer en el área de la mesa de votación. Esto se puede realizar fácilmente cuando se garantiza:
- Que todas las personas autorizadas que no van a votar (como los oficiales de mesa, los representantes de partidos y candidatos, los observadores y los visitantes oficiales) posean una identificación oficial emitida por el organismo electoral, o en caso contrario, una carta de acreditación oficial;
- En contextos con posibles trastornos, es recomendable que sólo se permita la entrada a los electores elegibles para votar, solicitando en la entrada los documentos de identificación o verificando su identidad en una copia de la lista de electores.
De esta forma, los métodos para que las fuerzas de seguridad insten a que los visitantes sin autorización se retiren, deberían ser comprendidos de forma clara por los oficiales de mesa y por el personal de seguridad.
En el área de votación las medidas para controlar a las masas deberían estar dirigidas a:
- Mover a los electores lo más rápido posible a través de los caminos establecidos en la mesa (de ser posible, utilizando barreras portátiles);
- Garantizar que los electores no permanezcan en el área de votación después de emitir su voto.
Retrasos para votar y en consecuencia filas con poca movilidad, o patrones confusos para el movimiento dentro de la mesa de votación, ocasionan problemas y disturbios que se podrían evitar fácilmente.
Conducta en las mesas de votación
Reforzar algunos criterios básicos de conducta personal y política dentro de la mesa de votación, también contribuye a mantener la seguridad. A nivel personal, la prohibición de armas, alcohol u otras drogas dentro de la mesa reduce la posibilidad de que se presenten disturbios.
De igual forma, cualquier oficial de mesa intoxicado o que trate de influir a los electores, tendría que ser sustituido inmediatamente, así como cualquier elector que esté en la misma situación.
Contar con una prohibición que tenga respaldo legal, que sancione las campañas políticas dentro del área de la mesa de votación, contribuye a prevenir que se exacerben las tensiones que ya se tienen.
Dependiendo del ambiente, la extensión de esta prohibición puede variar: como mínimo, debería prohibir los discursos políticos y la distribución de literatura política en las mesas.
Esto podría extenderse a fin de cubrir el área que circunda la mesa o bien, prohibir cualquier tipo de vestimenta o distintivo que pueda asociarse con cualquier candidato político.
En relación a partidos, candidatos y oficiales de mesa, todos necesitan parámetros claros sobre aspectos relacionados al comportamiento en sus respectivos códigos de conducta.
Dichos códigos podrían consistir en acuerdos voluntarios o incluirse en la legislación electoral.
Seguridad del Material
Las instalaciones para las mesas de votación también deberían incluir, cuando sea posible, facilidades que ayuden a salvaguardar los materiales electorales. Es preferible que se cuente con un área para almacenar de forma segura los materiales electorales que no se usen.
Sin importar las facilidades para almacenar que se tengan, la seguridad de los materiales se puede mejorar si se instrumentan estándares estrictos para su manejo. Estos criterios deberían reforzarse durante la capacitación de los oficiales de mesa, ya que la calidad de su instrumentación afecta tanto a la seguridad como a la integridad de la votación. Los criterios básicos incluyen:
- El resguardo de todo el material electoral, desde el momento en que llega a la mesa hasta que se va (algunas cuestiones sencillas que son omitidas por el personal pueden vulnerar la seguridad, como dejar el material sin supervisión para ir al sanitario, para descansar; o dejar el material que no se utilizó bajo custodia de oficiales que podrían ser llamados);
- Que además del elector (o su asistente designado, en caso de necesitar ayuda) y de los oficiales de mesa autorizados, ninguna otra persona debería manipular el material electoral;
- Una conciliación minuciosa del material electoral, desde su entrega hasta el cierre de la votación.
Evaluación de las instalaciones
Para determinar la ubicación de las mesas de votación, deberían evaluarse todos los lugares potenciales con base en los criterios de seguridad y en los de idoneidad.
Estas evaluaciones deberían hacerse, en la medida de lo posible, a través de una inspección personal por parte de un empleado del organismo electoral. En áreas de alto riesgo, sería útil contar con el consejo de personal experto en la materia como policías, o que un miembro de la milicia presencie la inspección.
Cuando los oficiales de mesa de votación sean nombrados antes de que se decida la ubicación de las mesas de votación, el presidente de mesa podría realizar la inspección o acompañar al miembro del organismo electoral que la realice.
La planeación de los lineamientos generales para la seguridad se puede mejorar cuando se elabora un reporte sobre la inspección con estilo de lista de verificación.
Cuando no se pueda realizar una inspección personal, el propietario (o en caso de autoridades estatales, el ocupante) debería encargarse de llenar la lista de verificación sobre la seguridad y otros criterios o premisas adecuadas, para después enviarla al organismo electoral.