Esta sección se refiere a los casos en que los
prisioneros retenidos en algunos países por haber quebrantado la ley pueden
recuperar su libertad antes de las elecciones o incluso pueden conservar su
derecho a votar según la ley electoral. Dentro de este grupo habrá muchos que
no podrán recibir educación electoral debido a que las condiciones de su
encarcelamiento pueden no autorizar contacto regular si el acceso está
restringido.
La discusión sobre algunas de las complejidades de
manejar tal educación se puede encontrar en Educación en instituciones restringidas.
Esta sección asume que esa educación es posible y sugiere
formas para llevarla a cabo.
Métodos
Los elementos más obvios de un programa que pueden
trascender los límites impuestos por las paredes de la prisión son la radio,
asumiendo que los prisioneros tengan acceso a ésta, y las técnicas de educación
a distancia, de nuevo asumiendo que los prisioneros tengan acceso al correo, la
televisión o el Internet (dependiendo de la naturaleza del programa).
Es más fácil emplear sistemas de información pública,
programas de radio internos y sistemas internos de mensajes y comunicación para
la distribución de panfletos y otro material impreso. En estos casos es
necesario cuidarse de que el mensaje no sea tergiversado por su asociación con
un medio de comunicación.
Cuando los prisioneros cuentan con un sistema de
educación en funcionamiento, es posible ofrecer a los instructores —por lo
general una combinación de expertos externos, personal de la prisión y
compañeros confiables— una capacitación sobre educación a los votantes y luego negociar
alguna oportunidad dentro del programa educativo convencional. Los riesgos de
adoptar este método es que el programa abarque no sólo a aquellos que van a
votar sino también a aquellos que no lo harán. Cuando no haya temor de una
revuelta en caso de que se generen expectativas de participación entre aquellos
que estén excluidos del derecho al voto, esta estrategia puede resultar
apropiada y tendrá el valor agregado de una educación de carácter cívico.
De otra forma, se pueden llevar a cabo programas especiales
de educación al votante utilizando personal capacitado con grupos de
prisioneros seleccionados sobre la base de su intención y capacidad para
participar en la elección. Los programas directos, o cara a cara, pueden tener
más posibilidad de ser exitosos y de ser mejor aplicados en prisiones donde la
educación y, por ende, la segregación de prisioneros y la disponibilidad de
recintos, son asuntos usuales de los procedimientos operativos.
Puede que no haya ninguna oportunidad de lograr hacer
estos arreglos, por lo cual puede ser necesario adoptar aproximaciones que
incluyan contactar a los visitantes y a los familiares de los prisioneros. Aún
en prisiones cerradas o en prisiones en malas condiciones existen disposiciones
acerca de los visitantes. Es posible desplegar algunas exposiciones y realizar
entrevistas simples con aquellos esperando hacer visitas. Esto asegura que el
prisionero estará enterado de la elección, ya sea durante alguna visita o
inmediatamente después de que recupere su libertad.