Las
experiencias simuladas brindan a las personas la oportunidad de experimentar la
realidad. Estas pueden incluir experiencia de campaña, dando a los
participantes la oportunidad de actuar como candidatos, directores de campaña,
portavoces, y voluntarios, activistas de organizaciones no gubernamentales y
periodistas. La simulación también puede demostrar la experiencia electoral,
desde la preparación de las mesas de votación hasta el conteo de votos, y desde
la perspectiva de los trabajadores electorales, votantes, observadores
electorales, y agentes de los partidos.
Estas
experiencias tienen lugar en un ambiente controlado por el educador. Las
personas no aprenden a montar bicicleta mirando cómo se monta; aprenden
montando la bicicleta. De la misma manera, un método efectivo de educar a los
votantes sobre cuestiones prácticas de las elecciones y el voto es creando una
situación real donde los ciudadanos tengan una experiencia verdadera.
Las
elecciones ficticias, los juegos, y el desempeño de roles, son formas de
proporcionarle a las personas experiencias reales, y usualmente forman parte de
un programa de trabajo para talleres y permiten que las personas tengan la
oportunidad de trabajar interactivamente y de manera participativa. El éxito
real de las actividades dependerá de la forma como sean facilitadas y
supervisadas. No es suficiente tener una actividad, se debe discutir con los
participantes sus sentimientos, opiniones y la relevancia de la experiencia
para sus propias situaciones.
Elecciones ficticias
Estas
se utilizan para crear una situación en un taller que constituya una réplica de
la mesa electoral, que permitirá a las personas explorar las realidades de esta
situación en un ambiente seguro. Una de las razones por las que las elecciones
ficticias son tan efectivas es porque son capaces de desmitificar las
elecciones para las personas. Quienes votan por primera vez estarán ansiosos
por descubrir las cuestiones prácticas de los procedimientos de votación y
elección. Las elecciones ficticias les permitirán saber qué pueden
esperar.
Las
personas deben saber desde el principio que la simulación no es una cosa real y
que no reemplaza la asistencia a las mesas de votación el día de las
elecciones.
Hay
que tener cuidado de crear una imagen de la escena de las elecciones antes de
embarcarse en el ejercicio. Esto hará que la situación sea lo más real posible
y clarificará en las mentes de las personas el proceso por el que pasarán.
Cerca de la fecha de la celebración de las elecciones, la gente que no está
familiarizada con el proceso de votación puede resolver muchas de sus
inquietudes a través de la experiencia de una votación simulada.
Conforme
las personas atraviesan por esta experiencia, es importante que el educador
electoral introduzca factores inesperados para alertar a los ciudadanos sobre
situaciones que no están previstas en el libro de texto pero que pueden
suceder. Las situaciones de conflicto entre los mismos electores, entre los
electores y los funcionarios, así como situaciones de fraude deben ser considerados
y hay que discutir los medios eficaces para enfrentarlos.
Montar
un ejercicio de este tipo no requiere ni mucho tiempo ni mucho dinero.
Materiales simples y poco costosos pueden utilizarse para crear una situación
real. La mesa de votación puede montarse en el sitio donde se está realizando
el taller o en la parte de afuera. Este método para transmitir información a
las personas también le permitirá al educador electoral detener e iniciar el
proceso en puntos estratégicos para proporcionar explicaciones más profundas
sobre el porqué de determinadas cosas en el proceso.
Las
elecciones ficticias son muy efectivas cuando se usan con grupos que no están
familiarizados con los procedimientos anteriores a las elecciones y del día de
las mismas. En contextos de transición, las elecciones ficticias pueden ser
hechas a gran escala y buscar llegar a la mayor cantidad de personas posibles.
Los educadores deben usar lo que tienen:
cualquier caja con tapa puede servir para simular una urna. Lo que hay que
resaltar sobre las urnas es que deben estar selladas y que estén ubicadas a la
vista de todas las personas en el sitio de votación. Los programas de educación
electoral pueden inventarse sus propias papeletas con candidatos y partidos
ficticios. Si la actividad se lleva a cabo por, o en colaboración con, un
organismo electoral, materiales de la verdadera elección pueden ser prestados
para los fines de la actividad.
Juego de rol
El
juego de rol es una técnica mucho más utilizada en eventos educativos basados
en los principios del aprendizaje experimental. Los capacitadores no siempre
tienen que lograr que los educandos se centren en su experiencia pasada, pueden
ayudarles a construir experiencias en situaciones desarrolladas en los
talleres. Una buena forma de hacer eso es a través de los juegos de rol.
El
juego de rol requiere que los participantes se pongan en el lugar de otras
personas. Por un rato, ellos dejan de lado su identidad real y toman otro
papel. Por esta razón, el juego de rol es una herramienta particularmente útil
para desarrollar empatía y para llegar a comprender los puntos de vista de las
personas. Es, igualmente, un medio adecuado para que las personas practiquen
determinadas destrezas en una situación imaginaria.
Hay
muchos tipos de juegos de rol para un taller, que van desde una completa
improvisación hasta una actuación de acuerdo con un pequeño guión. Algunas
veces, todos los participantes pueden desempeñar roles similares. En otras
ocasiones, un juego de rol puede significar que todos los participantes
desempeñen papeles distintos. De acuerdo al propósito del ejercicio se debe
determinar el acercamiento más apropiado.
Ejemplos de juegos de rol
Aptitudes de comunicación. Se puede conducir una sesión de
entrenamiento sobre habilidades comunicativas, por ejemplo, dividiendo a todos
los participantes en parejas. A cada pareja se le dan instrucciones para que un
participante actúe como padre y el otro como un hijo adolescente rebelde. Esa
información puede ser suficiente, de manera que se permita que los
participantes actúen libremente y con espontaneidad ante cualquier situación
que se les venga a la mente. O se les puede guiar un poco más, por ejemplo,
describiendo una situación donde el adolescente insista en que quiere salir con
unos amigos y el padre no lo apruebe. En un juego de roles como este, no se
busca que los participantes se "identifiquen" con el mal
comportamiento del adolescente, pero alguien debe jugar este rol para darle al
padre la oportunidad de practicar sus habilidades de comunicación. Es muy útil
interrumpir a las parejas después de unos minutos y hacer que los participantes
cambien de roles. También puede ser una buena idea formar grupos de tres (en
lugar de parejas) y tener un participante que observe y comente el
comportamiento de los que están desempeñando los roles.
Roles individuales. Al final de un taller sobre educación
electoral, se puede planear una elección ficticia en la cual todos los
participantes tengan un papel diferente. Todos reciben una tarjeta, no sólo con
las instrucciones que les explican el rol que tienen que desempeñar, sino
también cómo lo deben hacer (por ejemplo, un funcionario electoral perezoso que
no revisa la identidad de los votantes o que no se asegura que los electores
aparezcan en la lista, o un votante ebrio que perturba la fila). Después de que
todos los participantes han leído y entendido las instrucciones, el juego
comienza. Hay espacio para una actuación espontánea, pero se han estructurado
los roles cuidadosamente para asegurarse que la elección ficticia tenga un
determinado curso.
Olvidar los roles
Después
de que el ejercicio ha concluido, es muy importante que los participantes se
despojen del rol que desempeñaron. Algunas veces es suficiente agradecer a las
personas por entrar en el espíritu del ejercicio y después invitarlos a
retornar a sus asientos normales para que retomen su identidad real. No
obstante, particularmente cuando las personas han desarrollado su papel con
gran seriedad y cuando las situaciones han estado muy intensas, puede ser
necesario asegurarse que los participantes se despojen de sus roles con mayor
cuidado. Pídales a las personas que se quiten los disfraces que hayan
utilizado, y que den la mano a sus compañeros (padres y adolescentes), que
realicen un ejercicio de relajación y que asuman que el ejercicio se terminó.
Esta actividad es importante para evitar que un participante se apegue a un rol
particular.
Reflexión
Habiendo
creado una experiencia común para los participantes de un taller, es muy
importante asegurarse que el ciclo de aprendizaje se ha completado. La
experiencia por sí misma no basta. Se debe proporcionar el tiempo suficiente
para reflexionar acerca del juego de rol. En primer lugar, los participantes
deben recordar lo que sucedió y las actividades del papel que les tocó
interpretar (la etapa de "identificación"). Los comentarios vertidos
por observadores pueden ser de mucha utilidad en este punto. Hay que fomentar
que la gente que participó en el ejercicio analice lo sucedido. Posteriormente,
hay que estudiar las lecciones aprendidas que pueden ser aplicadas en
situaciones reales de la vida cotidiana.
Cosas para recordar cuando se desarrollan juegos de rol
Se
debe construir el escenario con cuidado antes de que empiece el juego. Las
instrucciones en un juego como este pueden ser bastante complejas, y es
importante que todos los participantes comprendan lo que está sucediendo, de lo
contrario la experiencia puede generar confusiones. Si es necesario, escriba en
un papel las características del escenario en que se desarrolla el juego de
rol, o proporcione a cada participante una tarjeta con las instrucciones.
No
se debe permitir que el juego se prolongue por mucho tiempo. Hay que recordar
que las personas están actuando y que esta situación puede volverse forzada si
se pierde la noción del tiempo. En el caso de un juego de rol elaborado con
múltiples partes diseñadas para ilustrar numerosos propósitos, puede ser útil
usar la técnica de "detener y continuar" —detener el ejercicio
después de unos minutos, discutir lo sucedido, y luego retomar la acción. Si es
necesario, se puede parar y reiniciar varias veces.
Hay
que animar a los participantes a actuar como si todo fuera real, evitando los estereotipos.
Un juego de rol requiere una dosis significativa de sensibilidad, pues las
personas intentan externar los pensamientos y las experiencias de otros. Los
estereotipos tienden a confirmar los prejuicios, dificultando el aprendizaje.
El objetivo no es la actuación, sino lograr una visión del mundo desde un punto
de vista distinto. El papel del educador es estar siempre atento y abierto a la
forma como se desarrolla el juego; ayudar a los participantes en su reflexión
sobre la experiencia (observando lo que sucedió y formulando preguntas), pero
permitiendo que las personas expongan sus puntos de vista. No se puede decir a
las personas lo que es significativo, ni imponerles lo que deben aprender.
Juegos
En
la educación electoral, los juegos son una herramienta que se utiliza con gran
frecuencia para ilustrar muchos aspectos de la elección. Mientras que las
elecciones ficticias y los juegos de roles crean una realidad virtual sobre las
mesas de votación y los procedimientos para votar, los juegos ayudan a los
electores potenciales a comprender la importancia del voto, sus derechos,
libertades y responsabilidades como votante, la actitud que deben tomar frente
a otros votantes y frente a las autoridades electorales, de forma participativa
e interactiva.
En
algunos juegos, las personas tendrán que participar oyendo lo que dicen otras
personas, en lugar de asumir lo que dirán basados en prejuicios frente a
determinadas filiaciones políticas o religiosas, de género y edad.