Obviamente, cada elección tiene su propio calendario. Si bien la educación
electoral puede ser una actividad continua, hay un momento en que se declara una
elección y se establece su fecha. Los educadores deben tener un calendario con las
etapas de la elección y adaptar su programa en función de estas fechas. Tomando
en cuenta lo anterior, debe desarrollarse un plan de ejecución detallado para el
programa de educación electoral para ser adjuntado al calendario electoral. Lo ideal
es que el calendario electoral esté definido antes del inicio del programa de educación
electoral. Sin embargo, en algunos países en vías de desarrollo y en sociedades
en transición, esto no siempre será posible. En este caso, los educadores que no
sean parte del organismo electoral tienen que asegurar una comunicación abierta
y continua con los funcionarios electorales para mantenerse enterados de nuevos
plazos o cambios en los calendarios previamente establecidos.
El calendario electoral deberá incluir todas las fechas que se establecen
por ley o por medio de reglamentos, a partir del cual los educadores necesitarán
considerar las respectivas etapas para determinar cuáles afectan directamente a
los votantes y evaluar las demandas y consecuencias educativas necesarias.
El programa de educación tiene que preparar a la gente para participar en
el proceso electoral. Personas diferentes participan en momentos distintos y, en
algunos casos, de manera diversa. En teoría, el programa educativo debería abarcar
todos estos preparativos. Si bien la educación e información electorales están típicamente
dirigidas al electorado
en general, es importante que también se dirija a los grupos de
alto impacto y que ayude a los grupos más pequeños en su participación electoral
(véase Votantes marginados y grupos con necesidades especiales).
Exigencias educativas
Los asuntos que pueden ser de interés especial para los votantes
y que pueden requerir su participación incluyen:
- la formación o el registro de partidos políticos
- la nominación de candidatos y las listas
partidarias, que pudiesen requerir actividades públicas tales como elecciones
primarias o recaudación de firmas
- la demarcación de límites electorales
- el registro de electores y la inspección
y ratificación de las listas de electores
- el establecimiento de mesas de votación
- periodos para solicitar servicios especiales
de votación, como votación ausente o móvil
- el periodo de votación, que puede incluir
oportunidades de votación anticipada, así como en el día de las elecciones
- el proceso de quejas, sea a través de las
comisiones electorales o de los tribunales
Los educadores pueden hacer uso de los momentos públicos de la elección para
aumentar la eficacia de sus programas. Al enfatizar esos momentos se puede obtener
cobertura de los medios, debate público, y también impulsar a los votantes para
que identifiquen sus propias necesidades educativas. Esto los puede alentar a participar
en los programas de educación electoral.
Implicaciones educativas
La primera de
las implicaciones es, evidentemente, el anuncio de la fecha de las elecciones. Esto
provoca, inevitablemente, intensa actividad partidaria, aumenta la consciencia pública
sobre la elección, y comienza el debate en los medios de comunicación y en el entorno
social de la contienda. Tal convocatoria, especialmente en situaciones en las que
se prevea la necesidad de un programa substancial de educación electoral, podría
combinarse con materiales de exhibición y difusión enunciando los requisitos para
ejercer el derecho al voto, incluyendo los procesos de registro electoral.
A partir de ese momento, habrá otros similares, aunque de menor importancia.
Si estos son tomados en cuenta en el calendario, el equipo de educación puede desarrollar
intervenciones programáticas adecuadas para obtener publicidad, multiplicar los
efectos del programa, y desarrollar la sinergia necesaria para aumentar su impacto,
reducir el esfuerzo y limitar los costos.