Ha
habido un aumento en las intervenciones internacionales en los Estados fallidos
y en la resolución de conflictos entre Estados y al interior de los mismos. Si
bien el mantenimiento de la paz tiene una larga historia y ha desarrollado sus
propios protocolos, se ha producido una convergencia entre esta actividad y la
de asistencia electoral. Las acciones a gran escala para la reconstrucción de
países encabezadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o por
organizaciones regionales intergubernamentales similares, están recibiendo más
atención. A los casos de Namibia, Camboya y Eritrea se han unido los de Bosnia,
Liberia, Sierra Leona, Timor Leste y la República Democrática
del Congo. En el continente africano, el mantenimiento de la paz y sus, más
complejas y controvertidas, misiones de imposición de la paz están presentes en
los países en el Cuerno de África, la región de los Grandes Lagos y África
Occidental. Afganistán e Irak atraen la atención y los recursos de muchos
países del Norte.
Los
educadores están llevando a cabo innovadores programas de educación cívica en
muchos de estos países, haciendo uso de las asociaciones de voluntarios, la
expansión de la matrícula escolar, especialmente entre las niñas, y la
adaptación o la reforma de los planes de estudio, utilizando muchas de las
técnicas y tácticas descritas en otras partes de esta área temática. El proceso
de elaboración y aplicación de estos programas en condiciones adversas puede
ser tan importante en el desarrollo de un compromiso con la democracia y el
fortalecimiento del tejido social, como los resultados de la educación abierta.
Una
actividad más peligrosa se lleva a cabo cuando la educación de los votantes se realiza
en países inseguros o inestables, en el periodo previo a las elecciones con la
intención de actuar como mecanismos de solución de conflictos. Si bien es
comprensible que las elecciones previstas bajo estas circunstancias, donde puede
no existir un gobierno legítimo nacional o donde la legitimidad sea cuestionada,
es esencial que sendas elecciones reflejen los deseos informados de un amplio electorado,
de lo contrario, fallarán en cumplir con sus limitados objetivos. Esto
significa brindar educación a los votantes, o por lo menos información para los
votantes dada de manera universal.
En
algunos de los países en los que las tropas internacionales y la policía se han
desplegado, han adoptado en cuanto a la educación, ya sea un mandato de impartirla
ellos mismos o el mandato de proteger a los educadores cívicos y electorales.
Tal vez sea demasiado pronto para evaluar esta actividad y para determinar si
ha fortalecido los compromisos nacionales con la democracia, o si ha tenido el
efecto de crear una percepción de que la democracia es un concepto extranjero o
impuesto. Cuando esa es la única manera de garantizar la seguridad de los
educadores y los participantes en eventos educativos, puede haber algunos
principios que deben tenerse en cuenta. Estos son:
- apartidismo
- autoría y mandato locales y civiles
- dotar de conocimiento a los votantes en
cuanto a sus facultades
- la no discriminación
Hay
algunas preocupaciones, sobre todo técnicas, acerca de la celebración de las
elecciones en condiciones en que la autoridad puede estar dispersa al interior
de un país entre los administradores internacionales y las fuerzas de
seguridad, los organismos estatales previamente establecidos y las nuevas
estructuras de transición. Estas tendrán un impacto en los educadores y sobre
la oferta educativa, a pesar de que a menudo no tienen voz en la manera en que
estas relaciones se desarrollan.
La
experiencia en la
República Democrática del Congo sugiere que los educadores
pueden insistir en dar mayor poder a los organismos electorales, de manera que
al crearlos se desprende la capacidad con que se les dota. Esto ubica el centro
de autoridad, donde posteriormente recaerá, y aumenta la pertenencia nacional.
Esto tiene algunas consecuencias inmediatas —la eficiencia de la entrega puede disminuir—,
pero a la larga contribuye a la consolidación del Estado y a la del programa de
creación de la democracia, que se supone es la razón para que los organismos
internacionales hubieran entrado en el país en el primer lugar.
Las
experiencias en la ejecución de los programas de educación e información en estas
circunstancias —a menudo inestables o beligerantes— aún se están recabando.
Algunos han optado por la vía centralizada en los medios de comunicación, otros
han utilizado estrategias en cascada para garantizar que los programas de
educación sean proporcionados por las personas locales, que tienen menos
problemas con el acceso y la seguridad.