Es importante asegurarse durante la evaluación del
contexto que el equipo encargado de la planeación tenga pleno conocimiento de
las restricciones financieras y de tiempo. Estas no son siempre obvias o
abiertamente expresas, así que los educadores desearán enterarse de los
detalles lo más pronto como les sea posible. Nunca hay suficiente tiempo, ni
suficiente dinero.
Ahorrar
tiempo y dinero
Los programas educativos tendrán que considerar caminos
para reducir los costos y ahorrar tiempo. Primordialmente, esto se logra
gracias a los voluntarios y al número de organizaciones que contribuyen con la
industria educativa. Asimismo, las tareas se pueden simplificar si hay un
planeamiento adecuado y unos mecanismos reguladores. También se puede lograr
este objetivo si se duplican los recursos y el personal. Un evento o manual de
capacitación puede llenar este vacío o llegar a más de una audiencia.
Un traje a la medida
Desafortunadamente, las tareas relacionadas con las
elecciones se hacen con premura y sus fechas límite no pueden ser reprogramadas
porque un educador sienta que el tiempo disponible no es suficiente. Por el
contrario, los objetivos del programa tienen que ser reorganizados, y las
consecuencias de esto, explicadas al cliente, sea un patrocinador, una
autoridad electoral, un departamento de gobierno o un grupo de educandos, cuyas
expectativas tendrán que ser atendidas en el transcurso del proyecto. Este es,
de hecho, un concepto difícil para los no educadores: el aprendizaje está
supeditado al tiempo. El desarrollo de materiales, la orientación, la
capacitación de los educadores, y la impartición de la educación en sí consumen
tiempo y cuya concreción puede ser difícil en plazos específicos. Quienes
conducen programas cíclicos obviamente manejan con mayor facilidad este tipo de
fechas, pero para aquellos que tienen que empezar desde cero cada vez que se va
a desarrollar una campaña o una elección, es mucho más complicado.