La educación para
la democracia no requiere un Estado democrático. De hecho algunas de las iniciativas
más innovadoras en la educación informal han ocurrido en Estados autoritarios. Como
se señaló en la introducción, la educación cívica es a menudo una característica
de Estados autoritarios que buscan construir un consenso social entre sus súbditos.
Existen por supuesto sociedades que creen que un régimen autoritario, ya sea
que haya sido establecido a través de un liderazgo tradicional, en respuesta a crisis
de guerra o fallas en el desarrollo, o a través de opiniones ideológicas o religiosas
generalmente aceptadas, es una forma apropiada de gobernar el estado. Este no es
el lugar para esa discusión, y el área temática no trata de esa forma particular
de educación cívica, aunque muchos de los elementos de este programa puedan ser
usados en tales situaciones estáticas.
Estados frágiles,
que están colapsando o que ya han colapsado, presentan problemas particulares ya
que implican niveles de inseguridad, y a veces de terror, personal y guerra, lo
que hace difícil la asistencia a programas educativos. Sin embargo, las personas
que viven en tales circunstancias merecen toda clase de ayuda para retomar el
control de sus vidas y en la reconstrucción de sus países. En algunos casos, este
esfuerzo debe esperar hasta que exista un nivel de estabilidad asegurada, pero si
los educadores son excluidos de la planificación durante este periodo, se pueden
establecer instituciones y procesos que luego socavarán sus intentos posteriores.
Los educadores
cívicos dedicados a la construcción de Estados democráticos encontrarán oportunidades
para la educación dentro de aquellas organizaciones a las que ha sido permitida
la existencia o que se hacen ellas mismas de un espacio. Tales instituciones pueden
ser de carácter religioso, asociaciones voluntarias de socorro, de auto ayuda y
cooperativas, o inclusive grupos vecinales de discusión. En algunos casos, estos
grupos pueden estar presentes fuera del país en cuestión.
Tales programas
educativos inevitablemente coexisten con la acción política, a pesar de que puedan
estar limitados por el contexto, y esto los hace particularmente poderosos.
Los programas para
la juventud son especialmente importantes bajo estas condiciones. En algunos casos,
proporcionan un ambiente seguro para los jóvenes que de otro modo serían víctimas
del Estado. Pero aún cuando los jóvenes estén involucrados en alguna forma de acción
directa contra el Estado, u otro conflicto civil, la educación puede dar información
sobre la calidad de su vida y acciones, y posibilitar una salida democrática a esas
situaciones de conflicto.