Los educadores usarán diferentes palabras y frases para
describir los mensajes centrales que deben comunicarse durante la educación
electoral. Pueden examinar, por ejemplo, el "tema central" del
programa o los "eslóganes" (slogan) de la campaña. Principalmente,
éstos son parte de un conjunto de mensajes educativos que deben comunicarse y
que debe absorber el electorado objetivo.
Estos mensajes pueden ser encapsulados como parte del
conocimiento general que los ciudadanos deben tener con el fin de participar
enteramente en una democracia, ya sea dentro de las elecciones o en otros
eventos democráticos, o bien como parte de la dinámica de una sociedad
pluralista, en la cual se les exige ayudar a la toma de decisiones y a la
construcción de un futuro propio.
Como mensajes, pueden alertar a las personas sobre las
deficiencias en las aptitudes que poseen y que deben superar. A través de esta
concientización pueden proporcionar una indicación sobre la dirección correcta
de un programa educativo que tenga en cuenta su comportamiento, actitudes y
conocimiento. Sin embargo, los educadores que confían mucho en la creación de
mensajes educativos, en detrimento de un conjunto de objetivos educativos,
posiblemente pasarán por alto los componentes afectivos y de aptitudes de un
programa educativo en favor de su componente cognitivo.
Puesto que los mensajes educativos son importantes para
guiar el programa, y dado que están disponibles como descripciones explícitas y
fácilmente entendibles de aquello que se pretende, es esencial tomar
precauciones en lo que se refiere a su diseño y desarrollo para:
- Asegurarse que existe una relación
directa entre las necesidades educativas que se han descrito y el mensaje
que se prepara. Si no se hace esto, es altamente probable que se
desperdicie tiempo y energía construyendo programas que busquen satisfacer
necesidades que no tienen ningún significado para la mayoría del grupo de
enfoque, sin importar cuán importante resulte esto para el educador.
- Construir estos mensajes de tal forma
que tengan el apoyo de los grupos de interés.
- Probarlos para asegurarse que en efecto
respondan a las necesidades del programa educativo y de los ciudadanos a
quienes se pretende servir.
De la declaración de las necesidades al mensaje
mismo
Estas necesidades tienden a expresarse en términos de la
brecha entre lo ideal y lo real. Como resultado, es probable que exista una
gran variedad de ideas. En primer lugar, los educadores tendrán que separar
aquellas que se relacionan con necesidades que no se pueden alcanzar con
intervenciones educativas, o habrá que replantearlas de tal forma que estén
sujetas a intervenciones educativas.
Una vez hecho esto, estarán en condiciones de agrupar y
categorizar la lista de necesidades y, a través de un proceso de tamizado y
selección, establecer la posibilidad de caracterizar las necesidades educativas
dentro de una serie de requerimientos conceptuales. Esta serie de
requerimientos conceptuales permitirá que el educador escriba un conjunto de
afirmaciones relacionadas con los mensajes que el grupo de enfoque puede
asimilar. Esta es una tarea que es más un arte que una ciencia; y es por esta
razón que los educadores querrán considerar el desarrollo de mensajes en
colaboración con otras personas experimentadas en esas materias.
El papel de los organismos formalmente competentes
Es
probable que la autoridad electoral y otros organismos tengan una opinión sobre
los mensajes que debe comunicar un programa educativo. Más allá del contenido
de estos mensajes, también son susceptibles de estar preocupados por la
precisión y la coherencia y el mutuo refuerzo de los mensajes, a fin de
asegurar que los electores queden verdaderamente informados, y no mal informados
y confundidos. Sus opiniones pueden llegar a encontrarse en los Términos de
Referencia o el documento de Preguntas Más Frecuentes (FAQs), que se
distribuyen a todas las organizaciones que se dedican a las actividades de
educación electoral, ya sea de forma independiente o por medio de algún tipo de
asociación estratégica, por ejemplo, entre la autoridad electoral y el sector
de la sociedad civil. También es probable que estas opiniones estén reflejadas
en las solicitudes de licitaciones, a través de las cuales los proveedores de
servicios van a ser seleccionados y contratados.
Cuando se pretende desarrollar la educación cívica, los
mensajes pueden estar ligados a "eslóganes" nacionales particulares,
a asuntos sociales particulares o a la Constitución. Cuando se pretende educar
electoralmente, los mensajes irán de la mano de las preocupaciones sociales,
tales como la calidad secreta del voto, o a una premisa sobre la población
electoral.
Tener una opinión inicial —que probablemente no cambiará
a menos que los educadores sean capaces de integrar información en favor de los
cambios— es tal vez tan importante como el hecho de que estas mismas
autoridades estatutarias tengan una opinión sobre el grupo final de mensajes.
Su percepción del programa, y de su posible éxito, estará determinada por el
profesionalismo con el cual se construyan los mensajes y por la medida en que
reflejen sus propias opiniones.
Como las autoridades reglamentarias probablemente tendrán
que proporcionar recursos, especialmente dinero, y acceso a los ciudadanos, su
creencia en el programa es fundamental. Hay circunstancias en sociedades no
democráticas donde las autoridades estatutarias no se considerarán como una
autoridad primaria y como soporte de un programa que promueva las elecciones y
la democracia. Pueden incluso existir circunstancias en las cuales haya
programas que rivalicen en el campo. En dichas circunstancias, los mensajes,
obviamente, se desarrollarán alejados de estas autoridades, e incluso pueden
desarrollarse como una antítesis de los mensajes del gobierno.
En otras circunstancias, es posible que las autoridades
estatutarias tengan el mandato legal de llevar a cabo la educación al votante y
que tengan que conducir la formación de alianzas estratégicas. Podrían,
igualmente, tener que evaluar, aceptar y respaldar los mensajes del programa.
Como apoyo a estos mensajes, también podrían tener que prestar atención a la
coordinación con otros programas sociales para asegurar la congruencia entre
éstos y la intervención educativa.
El papel de los grupos objetivo
Es imposible que cada educando entre en contacto con el
equipo educador mientras se desarrolla este grupo de mensajes. Es esencial,
empero, considerar formas para que los educadores entiendan el impacto que
estos mensajes tienen sobre los educandos. Puesto que las afirmaciones del
mensaje se usan regularmente como eslogan en publicidad, o como afirmaciones
que buscan movilizar apoyo de potenciales participantes en el programa, y dado
que ellos formarán la base para el desarrollo de los materiales, los educadores
desearán discutirlos con agrupaciones del grupo objetivo. Tales grupos se
pueden seleccionar al azar, de la misma manera como los grupos de enfoque, y
los mensajes potenciales pueden ser discutidos con ellos. No obstante, también
se puede contactar a organizaciones que probablemente provean grupos de
aprendices durante el programa. Para conocer más sobre las necesidades educativas
de los grupos objetivo vea Grupos objetivo, audiencias y electorados.
Estas organizaciones tendrán una relación con esos
educandos que querrán proteger, y la discusión de los mensajes será entonces de
máxima importancia. Ciertamente, es posible que quieran asegurarse que el
programa maneja mensajes que aún no han sido considerados, o puede que quieran
excluir ciertos mensajes. Así pues, los intereses comerciales que hayan
decidido proporcionar educación democrática y electoral a sus empleados podrían
estar interesados en las discusiones que vinculen las elecciones y la
democracia con el lugar de trabajo o con la toma de decisiones en la industria,
o podrían preferir que los mensajes hagan énfasis en las responsabilidades de
los ciudadanos en lugar de sus derechos.
Posiblemente no se podrán alcanzar todas las expectativas
de aquellos a través de quienes el programa llegará a los educandos. Pero en un
programa nacional, es posible desarrollar un conjunto de mensajes que tengan
una validez general, dejando los mensajes especializados a las organizaciones.
El papel de los grupos de educadores
Facilitar un acercamiento en el cual otros tengan algún
tipo de responsabilidad sobre los mensajes no presupone una abdicación de parte
de los educadores. Ciertamente, la asistencia técnica que dichos grupos o
individuos proporcionarán es esencial. Ellos son quienes serán capaces de
estudiar la relación entre los objetivos del programa, los mensajes y la
"posibilidad de educar". Serán ellos quienes investigarán la relación
entre las necesidades que hayan sido expresas y la creación de los mensajes.
En particular, tendrán que asumir la responsabilidad por
estos mensajes una vez que se inicie el programa y, en este sentido, tendrán
que estar en capacidad de explicárselos a otros y comunicarlos a aquellos que
prestan servicios y materiales al programa.
Pruebas
Una vez desarrollado un conjunto de mensajes, será
importante ponerlos a prueba. La prueba de mensajes está diseñada para
establecer:
- hasta qué punto son claros y no se
prestan a confusiones,
- hasta qué punto resultan efectivos,
- hasta qué punto pueden ser entendidos
por los aprendices y comunicados por los educadores.
Cuando los mensajes han sido desarrollados en un idioma,
que es lo más probable en la mayoría de los casos, será esencial determinar si
los conceptos descritos pueden traducirse. Esta traducción se requerirá si se
deben producir materiales. Pero también sucederá espontáneamente cuando los
educandos de diferentes lenguas nativas sean expuestos al mensaje. La prueba,
necesariamente, determinará si esta traducción espontánea resulta similar o
totalmente diferente al concepto que se quiere expresar.
Finalmente, la prueba asegurará que los mensajes se
reduzcan a lo esencial, tanto en la simple comunicación del mensaje en sí (Ej.
"Su voto cuenta"), como en la descripción estándar del mismo.
La prueba se puede realizar de diversas maneras. En
primer lugar, las discusiones con las autoridades estatutarias, los educadores
y los grupos de enfoque proporcionarán la primera ronda de prueba. Los grupos
de enfoque proveerán otra. No obstante, los educadores querrán probar los
mensajes a través de una serie limitada de eventos educativos piloto. Tales
eventos tendrán que estar estrictamente controlados. En algunos casos, es
imposible conducir eventos piloto en intervenciones educativas, porque es poco
probable que el educador tenga la oportunidad de corregir cualquier error que
pueda ocurrir.
La prueba a menudo se lleva a cabo al interior de un
grupo que no es ingenuo (es decir, se les ha pedido que formen parte de la
evaluación y están, por ende, conscientes de su participación) y, por esto, no
son enteramente representativos del objetivo real. Aún así, se pueden
identificar errores evidentes.
Documento sobre el
mensaje
Una vez que los mensajes han sido aceptados y probados,
es necesario desarrollar un documento que los confirme y ponerlo a disposición
de todos los grupos interesados con un mismo formato y contenidos. Las
variaciones en los borradores pueden generar un impacto en los grupos
escépticos, y la reimpresión de un borrador en lugar del formato convenido
puede resultar bastante problemático.