Entender las causas de la apatía puede ayudar a construir
un programa mucho más efectivo. Empero, las razones de la apatía de los
votantes no siempre responden a motivos educativos.
Entender la apatía del votante
Cuando se programan unas elecciones, se habla mucho de la
baja participación ocasionada por la apatía de los votantes. Entre elecciones,
aquellos que intentan debatir temas con los ciudadanos o, más usualmente,
movilizarlos para que apoyen sus programas, hablan mucho acerca de la apatía de
la gente. Cuando la palabra se utiliza con un sentido neutral y netamente
descriptivo, puede ser cierto; sin embargo, las discusiones sobre la apatía de
los votantes o de los ciudadanos tienden a ser peyorativas. Se dice que la
gente ha abandonado su responsabilidad y que debe ser motivada a participar —a
través de una mezcla razonable de recompensas, retribuciones y alusiones a la
culpa y al altruismo. Las razones de la falta de entusiasmo suelen endosarse
esencialmente al electorado.
Sin embargo, hay otro tipo de explicaciones, y exponerlas
puede ayudar a crear unas intervenciones más efectivas. Desafortunadamente,
estas explicaciones no siempre son apropiadas para acciones de corte educativo,
así que por lo general no se buscan sino hasta que el programa educativo ha
fallado y, en algunos casos, ni siquiera entonces.
Los educadores que intentan responder seriamente a las
preguntas relacionadas con la participación electoral y la apatía de los
votantes tienen que contemplar programas que vayan más allá de la simple
motivación y considerar todo el rango de intervenciones educativas que mejor se
acomoden dentro del área de educación para la democracia. También querrán
considerar las razones por las que la sociedad no tiene la motivación
suficiente para participar en las elecciones —ya sea como consecuencia de la percepción de que es imposible incidir en la elección, de que consideren que no existen alternativas entre los
candidatos o incluso porque los ganadores pudieran no tener el poder para efectuar los cambios
necesarios en el sistema de gobierno.
Programas
posibles
Esta apatía es la máxima debilidad de la democracia y no
puede ser abordada simplemente incrementando el gasto en la educación
electoral. Con el tiempo, puede ser enfrentada mediante programas educativos
que desarrollen un nuevo grupo de gente joven capaz de reconstruir la
democracia en su propio país de una manera adecuada para el futuro; o una
generación de gente joven comprometida con los valores y las prácticas
democráticas tanto en el gobierno como en la vida privada. Empero, estas
intervenciones pueden ser un tanto "utópicas" y aquellos países que
han reconstruido su sistema de gobierno para asegurar una mayor interacción con
los ciudadanos en relación con una amplia gama de temas (aparte de los
electorales) pueden estar en el camino indicado, al utilizar estas
"escuelas para la democracia" para demostrar que la participación sí
rinde frutos personales y comunitarios.