Los
educadores no son diferentes de la mayoría de personas en suponer que su
trabajo no tiene impacto en el medio ambiente. Sin embargo, las campañas
masivas suponen producciones a gran escala de materiales impresos, su distribución
por vías terrestres o aéreas, y la entrega de materiales efímeros, incluyendo
panfletos, periódicos, bolsas de plásticos, entre otros, todos los cuales
tienen consecuencias para el medio ambiente.
Estos
impactos puede ser mitigados a través de consideraciones más consientes en los
niveles de planeamiento.
Los
métodos de producción que tengan en cuenta el agua y el manejo de residuos; la
adquisición y sustitución de materias primas; y una consideración frugal del
tamaño y número de las publicaciones requeridas, pueden reducir el impacto.
En
algunos casos, los implicados en la producción querrán considerar la
descentralización de la impresión a fin de reducir los impactos de
distribución. Esto ha sido mucho más factible gracias a Internet, que permite
que pruebas de impresión listas sean distribuidas electrónicamente al punto de
uso.
Por
supuesto que, una buena planeación puede permitir incluso medios de
distribución más tradicionales como los servicios postales. Durante las
campañas pre-electorales, la producción de último momento de materiales
inevitablemente resulta en el uso de los más derrochadores medios de
distribución —como servicios de mensajería de gran escala por tierra o aire—
adicionando costos e incrementando los impactos medioambientales.
En
el punto de contacto entre los educadores y el público, es posible que se tenga
mayor cuidado para asegurar que se practica una buena ciudadanía en cuanto a la
basura, el control del ruido y el manejo de multitudes en los eventos masivos o
las interacciones con las autoridades locales y los vecinos.