La acción internacional
en situaciones de emergencia está ahora bien establecida. Las lecciones de la ayuda
tras el tsunami durante los seis primeros meses de 2005 ya están registradas.
No es sorprendente
que las demandas de estos esfuerzos de socorro, sea la protección de refugiados,
la distribución de alimentos o de atención médica, o la reconstrucción de la propiedad
dañada y de las sociedades mismas, han opacado las diversas necesidades educativas
que surgieron y los intentos de diferentes organizaciones para satisfacerlas.
En cuanto los afectados
se ven obligados a extender su estadía en comunidades y locales provisionales, sus
necesidades sociales y educativas crecen. Nuevos acuerdos políticos (a nivel de
la comunidad y en relación con autoridades locales y organizaciones de emergencia),
vacíos en el liderazgo comunitario, el enfrentar la ruptura de los procesos de socialización,
especialmente entre los jóvenes y los niños, son todas necesidades que tienen que
ser atendidas por las comunidades y esto se puede hacerse con mayor facilidad través
de programas educativos.
En algunos casos,
cuando las comunidades desplazadas se encuentran en un estado de incertidumbre,
la educación puede proporcionar algún propósito durante periodos que de otra
manera son de aparente dependencia.
En tales situaciones
de emergencia, existe la necesidad que los educadores que buscan ayudar consideren
asuntos de ingreso, accesibilidad y relevancia. Los planes de estudios pueden centrarse
inicialmente en ajustes simples tales como la obtención de documentos, atenuación
de dolor y trauma, y en la reconstrucción de la comunidad. Si las comunidades
son forzadas a permanecer por extensos periodos en circunstancias temporales,
preocupaciones de más largo plazo sobre el desarrollo personal, las habilidades
cívicas, y los programas de formación vocacional o de perfeccionamiento de
habilidades pueden ser posibles. Dada la importancia de la creación de una comunidad,
los educadores podrían utilizar las técnicas de la educación entre pares y los procesos
de auto-gobierno.
Sin embargo, los
programas de educación de cualquier nivel requieren de tiempo para su planificación,
así como de locales y personal —y una inversión muy fuerte en estos puede consolidar
las circunstancias de las personas que preferirían volver a su hogar anterior, o
que podrían tener sus propias opiniones sobre cómo hacer la reconstrucción y la
reinversión de mejor manera.