La
educación es una tarea que avanza gracias a la innovación y el cambio. Debido a
que tanto los educandos como el contexto cambian de un evento a otro, y a que
la educación exitosa debe, por definición, dar como resultado el cambio, cuando
menos en un alumno, hay una tendencia entre los educadores a subestimar la
necesidad de desarrollar una continuidad de un programa a otro.
La constante falta de recursos
Uno
de los problemas consecuentes de lo antes mencionado es la falta de
practicantes en el campo de la educación a los adultos con habilidades para
apoyar las elecciones libres y la democracia. Adicionalmente, sólo una limitada
cantidad de lecciones aprendidas y de material son transferidos de una elección
a otra. Resulta sorprendente la forma como un solo material, por simple que
sea, cuando es registrado puede formar parte de distintos programas alrededor
del mundo. Aunque esto puede ser resultado de la eficacia de una pieza de
material específico, parece estar más relacionado con la falta de información y
de materiales en circulación.
Aquellas
autoridades electorales que han sido capaces de desarrollar una continuidad, es
porque han podido llevar a cabo programas completos, que siguen el ciclo de la
identificación de las necesidades, el desarrollo de los objetivos y de la
estrategia de educación, la instrumentación, la evaluación y la reformulación
necesaria para establecer un currículum educativo igualmente continuo. Otras
autoridades se ven forzadas a apoyarse una y otra vez en el apoyo técnico y la
experiencia externos.
La documentación es mejor que nada
La
continuidad se logra, por un lado con una buena base documental, y por otro, a través del acceso a
un grupo de gente con la experiencia necesaria. Empero, existe un nivel de
continuidad que únicamente puede ser alcanzada cuando una institución u
organización se mantiene entre programas, y evoluciona y se fortalece al
aprovechar sus propias experiencias y convertirlas en lecciones para el futuro.
Establecer instituciones responsables
Para
que esto sea un hecho, los países deben responsabilizar a la autoridad
electoral o a otro cuerpo estatuario para que se encargue de la conducción de
los programas educativos como soporte de las elecciones y la democracia. Rusia,
Ucrania y México son ejemplos de autoridades electorales permanentes a las que
legalmente se les confiere la obligación de realizar tales programas. Dicho
organismo puede contar con poco personal, sin embargo, el sólo hecho de tenerlo
significará que se le puede delegar el mantenimiento de los registros sin temor
a perder la experiencia del programa. Los educadores deben centrar su atención
en el establecimiento de dicho organismo con el apoyo del Estado, sin importar
la fuerza de la sociedad civil —a menos que se pueda confiar en que la sociedad
civil será capaz de sostener dichos organismos— cada vez que puedan levantar
sus ojos de aquellas tareas que les resultan más apremiantes.1
Notas:
1 Algunas sociedades pueden optar por el establecimiento de mecanismos de
financiamiento que permitan a las organizaciones de la sociedad civil que
promueven la democracia, el obtener fondos del Estado sin una indebida
supervisión por parte del mismo; otras sociedades pueden crear organizaciones
estatutarias o dar esas funciones a las autoridades electorales o a otras
agencias del Estado. Independientemente de la forma elegida, es esencial
mantener la separación entre la promoción de la democracia y de un estado
democrático, de la promoción de un gobierno en función.