El
ciclo del diseño educativo es una herramienta de planeación cíclica.1 Esta sección enumera y explica esta
herramienta. Está compuesta por los siguientes siete pasos.
Establecer el enfoque del programa
En
la educación como soporte de las elecciones y la democracia, este enfoque ya ha
sido determinado en su forma más general. El mandato (ver Mandato en
materia educativa) del
educador confirmará y restringirá este enfoque.
El
enfoque es esencial al determinar el área dentro de la cual de desarrollará el
análisis inicial del electorado en cuestión. Sin esto, los educadores
fracasarán. El enfoque no debe confundirse con los objetivos educativos. Estos
también deben ser establecidos.
Comprender a los educandos y su entorno
Los
educadores necesitan comprender y entrar en el mundo de los educandos. Esto es
particularmente cierto para los educadores que vienen de fuera, aunque es
igualmente necesario para los educadores que se consideran como parte de ese
mundo. Deben desarrollar la distancia reflexiva que acompaña el análisis
estudiado.
El
análisis tratará de descubrir la información básica, así como develar un conjunto
de necesidades educativas.
Comprender los recursos disponibles
Además
de comprender el mundo de los educandos, los educadores necesitan saber qué
recursos tienen a su disposición. Dicho conocimiento asegura que los objetivos
establecidos para los programas son reales y asequibles de acuerdo a los
recursos disponibles.
Es
posible que ya exista un diálogo fluido entre los recursos disponibles y los
objetivos a alcanzar. Para empezar, los educadores tienden a sobreestimar
aquello que puede alcanzarse, o puede que otros tengan expectativas demasiado
ambiciosas. Inevitablemente, habrá que hacer algunos ajustes, y lo mejor es
hacerlos durante la fase de evaluación y diseño, y no durante la fase de
instrumentación.
Seleccionar los objetivos educativos
Durante
esta parte del diseño, los educadores deben discutir los posibles mensajes
declarativos, los temas generadores, y establecer un conjunto de objetivos
programáticos que: valgan la pena, que estén dirigidos a la acción, que sean
reales, y que se puedan medir (ver Objetivos educativos). Estos objetivos deben enmarcarse en un
lenguaje que ponga al educando en el centro del programa.
Para
asegurar que el programa puede ser evaluado, deben crearse una serie de
indicadores para marcar los alcances de estos objetivos.
Objetivos
primarios y complementarios. En un programa complejo, es probable que los
objetivos establecidos sean los primarios. Para completar el diseño es
necesario determinar una serie de objetivos complementarios. Al final del
diseño, puede describirse como un árbol de objetivos. Por ejemplo, para lograr
que "los electores en el norte rural tengan la posibilidad de votar con
confianza," puede ser que necesiten "ser capaces de llegar a la mesa
de votación indicada", "ser capaces de manejar un lápiz", y
"comprender el papel de los partidos políticos en la democracia".
El
árbol de objetivos. Algunos educadores consideran a este árbol de objetivos
como el aspecto fundamental del diseño educativo. Otros consideran que es
superficial, bajo el supuesto que todos los resultados educativos pueden
determinarse antes de la interacción con los educandos. Este árbol se usa con
frecuencia cuando el programa educativo propuesto depende en gran medida de
ciertas habilidades, y cuando se usa un plan de estudios previo en lugar de uno
creativo.
La
educación electoral y cívica se encuentra de alguna manera en el centro.
Efectivamente, requiere capacidad técnica, pero también tiene un componente
creativo.
Sin
embargo, todos los que apoyan dicho programa (donantes y otros involucrados)
requerirán de una descripción previa de lo que se pretende, y los educadores
deben poder establecer sus intenciones para explicárselas, por igual, a los educandos
adultos quienes tienen derecho a saber cuál será el posible resultado de su
interacción con el educador.
Es
esencial determinar un grupo detallado de objetivos, escritos en forma apropiada
y en un lenguaje específico.
Aquellos
que operan primordialmente en el establecimiento de mensajes o de temas creativos
podrán comunicar esto fácilmente. Lo que cuenta no es la primera comunicación,
sino el cambio en el conocimiento, comportamiento, o actitud del receptor o alumno.
La educación no significa enviar mensajes etéreos, sino generar cambio.
Diseñar el programa
Una
vez que se han delimitado los objetivos, los educadores deben iniciar el
proceso de diseño. Este proceso debe incluir el diseño en lo general, es decir,
un esbozo de todo el programa de acuerdo con el marco lógico y cronológico.
Muchos
educadores tienen experiencia en llevarlo a cabo para un único grupo de
principiantes: un itinerario es como un diseño general.
Diseño macro. No obstante, el diseño general requerido para un
programa nacional es un poco más detallado. Posiblemente incluirá mucho de lo
que se puede considerar como itinerarios para extensos cursos de capacitación,
determinación del tiempo para el material de radiodifusión, estimaciones
generales del número de eventos a organizar, y la secuencia en que serán
ofrecidos. Este diseño reúne toda la información recolectada sobre los
elementos potenciales para un programa. Debe basarse en un paradigma
estratégico general, y pretender adecuarse a los recursos disponibles sin ser ni
muy ambicioso ni muy tímido.
Planes detallados. El segundo aspecto del diseño educativo es el
desarrollo de los planes específicos. Dichos planes o diseños detallados son
similares a los planes que se elaboran para las lecciones, pero puesto que es
de esperarse que sean programas en que el horario, lugar y método varíen, y que
contengan un rango de opciones o de desarrollo de estrategias
educativas, llamarlos
planes para las lecciones es poco apropiado.
Estos
planes se desarrollan en parte antes de que comience el programa, e igualmente
durante la fase de instrumentación. El diseño detallado de esta naturaleza es
un proceso tedioso, pero se compensa por el impacto que un diseño cuidadoso del
programa tiene sobre los educandos y sobre la habilidad del programa educativo
para sacar provecho de los educadores y los productores de materiales, éstos
últimos sin ser educadores altamente calificados.
Los
diseñadores tratarán de asegurarse que cada aspecto del programa vaya de
acuerdo con la teoría del aprendizaje, que concuerda con lo que se sabe de los alumnos,
y que puede alcanzarse en el tiempo establecido, en el lugar, y con el personal
y los recursos educativos y financieros disponibles.
La
razón por la cual algunos de estos diseños se hacen antes de la instrumentación
es porque son determinantes para la producción de los materiales. No es
suficiente preparar un conjunto de materiales y después buscar formas de hacer
llegar este material.
Es
mucho mejor determinar el diseño educativo y después preparar los materiales de
acuerdo con ese diseño. Es también mucho más efectivo en relación con el costo
porque el material producido se le limita al nivel y a la cantidad de contenido
necesario. Además de que se le prepara de la forma requerida.
Cuando
hay materiales existentes que deben utilizarse (tal vez un manual o un libro de
texto), los diseñadores deben considerar la mejor forma para adaptar ese
material al contexto particular en que trabajarán (ver Evaluación y adaptación
de materiales existentes).
Instrumentación del programa
En
este punto, puede considerarse que el diseño educativo ha culminado, pero de
hecho es hasta la fase de instrumentación cuando se probará el programa y se
aprenderán las lecciones. Algunas de estas lecciones necesitarán ser aplicadas inmediatamente;
otras tendrán que esperar al próximo ciclo.
En
la programación educativa, si bien puede existir una fase piloto durante la
cual se prueban y adaptan los materiales, se debe reconocer que las necesidades
del programa completo deben estar abiertas a la innovación y a la adaptación
con el fin de asegurar que se cumplan los resultados esperados.
Los
evaluadores pueden preferir que el desarrollo del programa siga el cronograma
establecido, y que cualquier variación se evidencie. No se puede, sin embargo,
experimentar con las personas. Si se hace patente que el programa, ya sea en el
aspecto general o en el particular, no está satisfaciendo las necesidades de
las personas y no es apropiado para alcanzar los objetivos planteados, debe ser
cambiado tan pronto como sea posible.
Evaluación del programa y preparación del próximo ciclo
Una
vez completado, el ciclo pasa por una fase de evaluación y a una mayor
comprensión de los principiantes y su mundo, así como de los recursos
disponibles para el educador. El ciclo, entonces, vuelve a comenzar.
En
la educación como apoyo a las elecciones y la democracia, dicho ciclo puede
usarse para describir un gran programa general a nivel nacional. De igual forma,
puede utilizarse para facilitar la descripción de un pequeño aspecto del
programa.
Es
probable que los educadores en diferentes partes del programa y en diferentes
organizaciones dentro de la red general del programa revisen su propia versión
del ciclo.
A
un educador que, de acuerdo al programa en lo general, se le asigna la tarea de
conducir un programa para mujeres en una ciudad del interior de un país
desarrollado, tiene que entrar en ese mundo, determinar las necesidades del
grupo a que se dirige, establecer los objetivos para el programa en particular,
diseñarlo, instrumentarlo y evaluarlo, y ya sea solo, o conjuntamente con otras
personas, prepararse para futuras intervenciones educativas con el mismo
electorado.
Notas:
1
El término "cíclico" se usa en el sentido de un proceso que es en
parte lineal, puesto que un paso lleva al otro, y en parte también es circular.
Hay momentos cuando un paso o un conjunto de pasos tienen que repetirse a
medida que se cuenta con más información o a medida que se realizan los
cambios.