Este texto
examina de cerca algunos de los materiales impresos tradicionales que son
utilizados en programas de educación electoral y cívica. Estos incluyen:
- Libros y folletos
- Panfletos y volantes
Se discute el valor educacional de estos materiales y una
variedad de consideraciones substantivas, de diseño, producción, distribución,
costo y tiempo. También se trata sobre la manera que estos asuntos se integran
en programas más amplios y complementan otros productos y actividades.
Hay
una variedad de productos impresos, tales como carteles y estandartes,
separadores de libros, portavasos, adheribles (llamados también calcomanías o
pegatinas), prendas de vestir, productos de empaque y calendarios que son
tratados separadamente en Artículos impresos especiales.
Esta sección discute dos materias por separado:
- Los libros como un medio educativo
- Asuntos que deben ser considerados
durante el proceso de publicación
Esto será muy útil particularmente para los educadores
que están construyendo programas por primera vez.
Ventajas
educativas al utilizar libros
La publicación y distribución de libros en el lenguaje
nativo de las personas cambió el mundo. Los libros siguen siendo el medio más
poderoso para comunicar mensajes complejos y tienen la ventaja que son
relativamente fáciles de producir en cantidad, con un precio bajo por unidad,
simples de distribuir y guardar, y no dependen en lo absoluto de la
electricidad, las líneas telefónicas, o terminales de computadores una vez se
han impreso. Y, al contrario de las computadoras, no están sujetos a daños por
interferencia magnética o virus.
Aún en situaciones de analfabetismo, sólo se requiere que
una persona sepa leer para comunicar en voz alta el mensaje contenido en el
libro, y esa persona únicamente necesita tener la capacidad de leer sin tener
que manejar perfectamente el contenido del libro.
Sorprendentemente, hay muy pocos libros simples que
contengan información sobre las elecciones y la democracia disponibles en
muchos países. Quienes publican Biblias, el Corán, y otros textos religiosos
inevitablemente se apoyan no sólo en las fuerzas del mercado para determinar su
producción y distribución, sino que también salen a "poner en manos de la
gente" dichos libros, convencidos del beneficio de que los posean. En
Sudáfrica, el gobierno hizo un intento similar, utilizando métodos para
imprimir a bajo costo y la red de correo nacional, para enviar copias de su
nueva constitución a 7 millones de personas. En México, el organismo electoral
produjo un conjunto de libros sobre varios aspectos de la democracia.
Desventajas de los libros
La utilización de libros presenta algunas desventajas
educativas a nivel individual y por grupos:
- El largo periodo que se requiere para
publicar un libro incrementa la posibilidad de que la información se
desactualice.
- La publicación de un libro para una
pequeña audiencia eleva el costo por unidad, haciéndolo incosteable.
- La publicación en forma de libro se ha
convertido en un misterio.
Puesto que la radio, la televisión, las revistas, y los
periódicos se han convertido en los medios más populares de comunicación, los
libros se han asociado a audiencias expertas o nichos particulares del mercado.
Mientras que hay una plétora de novelas populares y libros de crecimiento
personal que están siendo publicados, sorprendentemente es muy poco el material
sobre educación cívica que se publica en forma de libro al mismo nivel. Lo que
existe parece estar dirigido a niveles de enseñanza secundaria y nivel medio
superior formales en forma de textos que serán interpretados por un profesor o
lector.
Folletos
Ligados a los libros, y tal vez mucho más utilizados por
los educadores, son los folletos y panfletos. Un folleto puede escribirse más rápidamente,
puede imprimirse en mayores cantidades, y puesto que normalmente tiene un
número limitado de páginas, es posible que sea menos idealizado que un libro.
Empero, panfletos de esta naturaleza pueden tener una gran influencia y servir
a un gran número de lectores por unidad.
Programas
complementarios
Esta sección ha sugerido que los libros y los folletos
sean considerados como una forma de intervención educativa. Sin embargo,
también son una herramienta que complementa otras intervenciones educativas
tales como los programas directos o cara a cara. Para más información sobre
folletos estilo historieta, vea
Tiras cómicas e historias gráficas.
Ya sean libros de consulta para un taller, material para
entregar como lectura complementaria, o un regalo para dejarle a una persona o
familia después de una visita, las publicaciones aseguran que el conocimiento
no sea fugaz y que el aprendizaje continúa después de la primera interacción.
Una de las ventajas de facilitar el acceso a materiales
sustanciales después de una interacción cara a cara es que el libro se
convierte en un recurso disponible localmente. Y en situaciones donde dicho
recurso es escaso, seguramente una variedad de personas le dará un buen uso.
Dicha utilización va más allá de la percepción aislada de
un libro y de la razón por la que se le considera una opción relativamente
costosa. Originalmente, los libros se utilizaban en espacios comunitarios, y no
hay ninguna razón para no explotarlos con fines educativos.
Un uso complementario es como suplemento de la radio, que
es de naturaleza efímera. Los textos se usan en programas de educación a
distancia, y un folleto barato puede facilitarse antes o después de una
transmisión radial particular. En este último, la radio se convierte en una
opción en la estrategia de distribución de libros publicados.
Publicar
un libro
La preparación de un libro, ya sea grande o pequeño, para
una audiencia limitada o para distribución masiva, pasa por un proceso similar.
La idea inicial: a menos que un autor haya
enviado un texto a un editor, lo más probable es que el editor tenga la idea
inicial, incluyendo un grupo de metas educativas explícitas o implícitas, sobre
lo que se requiere. Los editores experimentados y que conocen bien su audiencia
tendrán ideas concretas. O, puede que el concepto no esté bien formado en esta
etapa.
La audiencia: el concepto tiene que
concretarse rápidamente, especialmente si existen medios comerciales para la
publicación. Cuando un editor tiene el dinero para comprometerse a financiar la
publicación, sigue siendo esencial realizar preguntas críticas sobre el tamaño
y el contexto de la audiencia. Estas son
preguntas que los educadores ya habrán formulado.
Sumado a lo anterior, los educadores deben considerar si
la publicación de un libro o folleto es el medio más efectivo para alcanzar sus
metas. Y deben establecer un conjunto de directrices para el resto del proyecto
que determinarán la audiencia, la calidad de la publicación, su nivel de
lenguaje, y cualquier otro tipo de principio que sea necesario para guiar a los
escritores y a quienes producirán el libro.
El texto: la producción de un texto
debe ser responsabilidad de uno o más escritores, trabajando ya sea
independientemente uno de otro o conjuntamente sobre un esbozo establecido por
el editor.
Hay ocasiones cuando la producción de un texto inicia un
libro. Las conferencias y reportes de los equipos que monitorean son usualmente
de tan buena calidad que existe la tentación de convertirlos en libros. Los
escritores también envían manuscritos que un editor comercial puede animarse a
publicar.
Pero aquellos involucrados en la educación para la
democracia deben comenzar con un concepto y un conjunto de objetivos educativos
antes de desarrollar un texto.
Edición del texto: los escritores escriben. Los
editores editan. Tiene que existir una división entre esas dos tareas. Muy
pocos manuscritos se publican sin ser editados, y la tarea del editor es
considerada ya sea como el refinamiento del manuscrito, o en algunas ocasiones
célebres, como la recuperación de un libro de entre una cantidad enorme de
textos.
La labor de edición comúnmente se considera iterativa, y
es posible que al final del proceso, el libro que se pretendía realizar sea
completamente distinto al editado. Los editores necesitan mantener un estrecho
contacto con el escritor y en algunos casos, puede existir un ejercicio de
colaboración continua desde el comienzo del proyecto.
Diseño del libro: además del escritor y el
editor, habrá una persona responsable de diseñar el libro. Cuando sólo se
utiliza texto, dicha persona tendrá la responsabilidad de diseñar la
distribución (incluyendo la numeración de las páginas, los márgenes, los
encabezados, y los textos resaltados), seleccionando el tipo de letra a
utilizar, buscando la mejor forma de separar el libro en secciones y capítulos,
y estableciendo una página de contenido y todas las páginas auxiliares.
Un buen diseñador conoce de papeles y puede sugerir
formas para ahorrar gastos al respecto. Hay tamaños de papel estándar que
tienen repercusiones sobre la forma como se construye la página, el número de
páginas que debe tener el libro, la manera en que se doblan y cortan las
páginas, y si se requiere o no un tamaño de página no estandarizado para una
publicación particular. Los diseñadores también conocen la calidad del papel y
el impacto del texto en el color, así como la textura de los diferentes papeles
disponibles.
Cuando el libro es más elaborado y se pretende que
incluya diagramas, dibujos, y fotografías o textos decorativos, o cuando se requiere
un papel especial, los diseñadores también tendrán que ver en su preparación.
También se les puede solicitar para que hagan sugerencias sobre el
encuadernado.
Muchos de los libros hoy publicados comienzan con un
diseño, y cuando se planea realizar un libro elaborado, los escritores,
diseñadores y editores, deben trabajar conjuntamente desde el principio del
proyecto.
Por otro lado, existe software que puede ayudar a
cualquier persona con habilidades o experiencia básicas de diseño a desarrollar
un libro. El software todavía no puede reemplazar a las personas que están
capacitadas para diseñar, pero ciertamente facilita su trabajo; y hace posible
que los educadores observen una y otra vez el diseño del libro antes de su
impresión, que de otro modo no sería posible.
El diseño de la carátula: sin importar cómo se vea un
libro en su interior, lo que impacta a la gente es la carátula. Por esto,
aquellos que las diseñan deben saber qué tipo de primera impresión se requiere.
La discusión sobre la impresión exterior del libro
requiere que se decida el título, el texto que aparecerá (incluyendo la
introducción del libro) y la manera como ambos serán provistos con
ilustraciones que llamen la atención. Las personas encargadas de publicar
libros y folletos como apoyo a programas educativos igualmente deben considerar
asuntos más prácticos, como el lugar donde es probable que se ubique el libro
una vez llegue a su primer punto de distribución, la forma como se guardará, y
el mecanismo de distribución.
Estas consideraciones determinarán temas tales como el
tamaño y el tipo de empastado. Los libros pequeños se pueden perder en el
estante, especialmente si están engrapados y no tienen un lomo apreciable. Los
libros del tamaño de una mesa de café pueden ser muy pesados y su envío
requiere altos costos de embalaje, o puede que no quepan en un estante normal
en la pequeña librería de una comunidad.
De esta manera, la decisión de producir una carátula
bonita puede ser insuficiente para asegurar que el libro o folleto sea
agradable para el lector, el distribuidor, la librería, y el educador. La
carátula debe estar ligada a la calidad de la publicación completa.
Plan de mercadeo y
distribución: así el programa educativo haya decidido producir un libro de texto, un
folleto, o una serie de novelas populares para adolescentes que cubran temas
democráticos, es necesario desarrollar un plan de mercadeo y distribución
durante las primeras fases del proyecto.
Dicho plan establecerá un tamaño realista del tiraje, el
ingreso disponible para cubrir los costos, la manera como la publicación
llegará a la audiencia deseada, la fecha en la que esto debe suceder, y el
esfuerzo que tendrá que invertirse para asegurar que la audiencia reciba y lea
el libro.
Las casas editoriales que trabajan con publicaciones
comerciales, académicas y populares con regularidad, poseen esta experiencia.
Sin embargo, pueden escoger no publicar el libro que el programa considera
esencial. Usualmente, los programas educativos toman decisiones usando
criterios diferentes a los de la casa editora. Pero puede ser posible que una
de estas casas guíe a los educadores en el desarrollo del plan.
Si esto no es una opción, los educadores deben obtener
apoyo y consejos de otras personas del mundo editorial. Obtener tal consejo
también promocionará la publicación, y puede generar un beneficio adicional,
pues permitirá superar cualquier vacío antes de que sea demasiado tarde.
Un plan de mercadeo y distribución debe considerar la
publicidad, el lanzamiento del libro, eventos para la lectura del libro, discusiones
acerca de los puntos de venta o de distribución gratuita, el envío de copias
preliminares para el análisis del libro y a grupos potenciales de usuarios, así
como decisiones sobre el estilo de distribución.
Algunos libros pueden permanecer mucho tiempo en los
estantes, y después de una racha inicial de ventas pueden venderse a un ritmo
regular por un largo periodo de tiempo. Otros libros necesitan salir al mercado
una sola vez. Los textos generales sobre democracia probablemente no cambien
mucho y pueden ser considerados en el primer grupo. Un libro especial
preelectoral necesitará salir al mercado puesto que sólo será útil mientras se
llevan a cabo las elecciones.
Selección de la letra y del
diseño: un rango de opciones técnicas, incluyendo un software e impresoras,
escáneres sofisticados, y fotocopiadoras hacen relativamente fácil la
producción de un libro. Ciertamente, aquellos que tienen acceso a dichos
equipos cometen el error de creer que todo es necesario y que el libro no puede
realizarse de otra manera.
Sin embargo, hay países que todavía se apoyan en máquinas
de escribir manuales, galeradas, y otras técnicas de impresión manual. Estos
métodos requieren de tiempo y dedicación, y siguen siendo viables aun cuando
requieren un conjunto diferente de habilidades.
En general, no obstante, los educadores que operan en
países con este paradigma trabajarán en colaboración con impresores y editores
especializados, en lugar de intentar generar la mayor parte de la publicación
ellos mismos, como podría ser posible con la ayuda de una computadora.
Rectificación de texto: de igual manera, la
rectificación o revisión de un texto para efectuar correcciones de último
minuto, difiere dependiendo de si el sistema de impresión utilizado es
computarizado o manual. En un sistema computarizado, pueden hacerse
correcciones en la pantalla, apoyándose en las herramientas disponibles
(especialmente en el corrector de ortografía.) Esto no es suficiente.
El proceso de corrección es esencial y debe hacerse en
una copia impresa del formato que aparecerá en la versión final, para poder
revisar todos los errores. Este trabajo
debe realizarlo una persona diferente al escritor.
Impresión: puesto que la impresión
parece ser una de las últimas tareas, hay una tendencia a dejar esto para el
último minuto. No obstante, los impresores operan bajo gran cantidad de
limitaciones.
Una vez establecido que el impresor puede realizar el
trabajo, éste debe asegurar que las máquinas estén disponibles y preparadas
para la cantidad de impresiones requeridas. Quienes imprimen deben tener todo
el material disponible, especialmente el papel. En muchos países en desarrollo,
el papel es difícil de encontrar y debe ordenarse con tiempo y guardarse con
cuidado.
Una vez completado el trabajo, a no ser que se hayan
hecho acuerdos para una entrega inmediata, el impresor tendrá que guardar el
material, y en caso de que no tenga lugar disponible, deberá hacer los arreglos
necesarios.
Distribución y entrega: hay muchos libros y folletos
apilados en los pisos de las oficinas gubernamentales, en las instituciones
electorales, y en las ONGs como para asumir que una vez publicados, la
distribución y entrega se hará sin esfuerzo.
Debe desarrollarse un plan que asegure que la publicación
llegará de las manos del impresor al lector, a tiempo.
Panfletos, folletos y volantes
Un panfleto bien diseñado puede contener una gran
cantidad de información y ser fácil de distribuir a mano o por correo.
En general, ya sea un panfleto, un folleto ligeramente más
grueso, o un simple volante de una página, el elemento clave en el diseño es la
creatividad usada en los titulares, la distribución del texto y el papel.
Cuando un país tiene un papel y un tamaño de sobre
estándar, es probable que existan algunos diseños estandarizados de panfletos.
Al doblar el papel, el diseñador establece el equivalente a páginas separadas o
combinadas, simulando que cada pliegue es un corte imaginario. Sumado a esto,
el papel doblado permite que el diseñador establezca una portada. La
información compleja puede esconderse hasta que sea explicada, y el lector
puede ser guiado secuencialmente a través de la información.
El formato estándar A4 usualmente se dobla en forma de U
ó Z. Una página estándar A3 puede doblarse por la mitad y después utilizarse
como una hoja A4. Esto proporciona gran versatilidad y se puede intentar doblar
el papel en formas más complejas. La página Web Adobe sugiere
una serie de opciones para doblar el papel para pequeños panfletos.
Aunque un pliegue creativo puede producir panfletos más interesantes
e incluso facilitar el flujo de información, el proceso de producción se
complica y requiere maquinaria especial o un gran número de personas. También
aumenta el tiempo necesario para la producción antes de poder embalar y
entregar los materiales. El educador deberá tener en consideración esos
factores.
La ventaja de utilizar una sola hoja de esta forma es
obvio: es fácil de distribuir, relativamente barato y rápido de producir, es cómodo
de sostener y de leer. No necesita empastarse ni pegarse y puede prepararse
fácilmente en una oficina, en una máquina fotocopiadora si son pocos los
ejemplares.
Los volantes tienden a utilizarse para promocionar
eventos o lugares y normalmente se producen en grandes cantidades; una hoja
tamaño A5 puede ser la apropiada y una simple impresora puede imprimir dos
volantes en una hoja tamaño A4.
Propósito,
contenido y diseño: estas formas de comunicación se utilizan normalmente para
distribuir información en forma masiva y para una audiencia general. Por esta
razón, contienen un lenguaje simple, una limitada cantidad de información y una
fluidez clara y lógica. Los educadores tienden a minimizar el diseño de un
panfleto o volante para una audiencia masiva, y tienden a exagerar el diseño de
los folletos que se dirigen a un público elitista. Esto no es prudente, puesto
que un buen diseño servirá mucho cuando se vaya a elaborar un panfleto fácil de
leer y asegurará un mejor impacto.
Es importante que se garantice que el texto sea tan
cuidadosamente considerado como las ilustraciones. Los costos del diseño se
compensan con la producción masiva.
Distribución
y Elementos Complementarios: un panfleto o folleto es un
componente regular de las campañas por correo directo, pero el mismo producto
también puede utilizarse en apoyo de un programa, al informar a los educadores,
e incluirse en el embalaje de materiales para la educación a distancia.
Puesto que muchas organizaciones conducen campañas
directas por correo, puede ser posible persuadirlas para que incluyan material
de educación electoral sin ningún costo extra en sus envíos. Además, los
panfletos o volantes se pueden distribuir como anexos en periódicos y en otras
publicaciones que son leídos ampliamente.
Los volantes se utilizan para impulsar el apoyo a eventos
tales como reuniones masivas o para incentivar el registro de electores. En
general, grandes cantidades de estos materiales se les dan a los individuos
para llevar de puerta en puerta, para entregar en las esquinas, o para repartir
durante eventos o reuniones importantes celebradas en sitios comunales.
En entornos de transición, donde las redes de
distribución a nivel nacional pueden no existir y donde la calidad de la
infraestructura de transporte puede ser relativamente pobre, los educadores
pueden necesitar preparar recursos de distribución ad hoc y prever más tiempo para la entrega de material a sus
destinos finales.
Uso
no intencional: teniendo en cuenta que los panfletos son
producidos por volumen y enviados a las personas por correo o entregados en eventos
o en la calle, puede que ésta sea la única información que una persona reciba
sobre la elección. Es muy probable que se quede en un tablón de noticias o en
una pared para que otros lo lean.
Si el diseño es complicado, esto significa que no se
leerá de la forma esperada. Un doblez más complicado terminará en un panfleto
que tenga que voltearse, cortarse y luego alisarse, o puede que las portadas
aparezcan al revés puesto que el otro texto es más importante. Dado que la
persona sólo tiene un panfleto, puede fotocopiar un lado, convirtiendo los
colores rojos en negros, desapareciendo el texto del reverso, etc.
Enviar dos panfletos a un grupo comunal facilitará la
exposición del mismo, pues se podrán mostrar los dos lados. Es más adecuado
crear panfletos que al desdoblarse se conviertan en un cartel significativo; o
por otro lado, asegurarse que el panfleto contenga algunas instrucciones sobre
la forma en que deben ser mostrados. Si se decide crear un panfleto que se
doble como un cartel, debe considerarse el diseño del mismo (ver Carteles y pancartas).
Los encargados de la producción de panfletos o folletos
pueden lamentar la ignorancia de la comunidad, o estar motivados por el
espíritu comunitario desplegado por el uso de recursos y diseñar los distintos
materiales de forma que puedan pegarse en tablones comunitarios.
Patrocinadores:
La
distribución masiva de panfletos y volantes los convierte en vehículos ideales
para llevar publicidad. Hay dos formas de
aproximarse a esto.
La primera forma es acercándose a una compañía
involucrada en la distribución de su propio material y solicitarle la
distribución de información cívica o electoral.
La segunda forma es acercándose a una compañía,
particularmente local y cercana a donde se distribuirá el panfleto, y pedirle
que patrocine la producción y que reciba el crédito correspondiente por la
ayuda prestada.
En otras palabras, el nombre de la compañía se asocia con
el producto y con la campaña de educación al votante.
Si sienten que esto les podría afectar, la compañía puede
acordar poner una propaganda en el panfleto. Las pequeñas y medianas empresas
locales pueden encontrar esto útil, puesto que no suelen tener grandes presupuestos
que les permitan hacerse publicidad en medios de comunicación más costosos.
Es
importante que los educadores enfaticen la naturaleza apartidista de su trabajo
y advertir a los posibles patrocinadores de la incompatibilidad entre un alto
perfil político de su parte y el programa de educación electoral.