Como se sugirió en las secciones
introductorias de esta área temática, algunas distinciones necesitan ser hechas
entre la educación electoral, la información electoral y la educación cívica. Ciertamente,
cada una de ellos se halla bajo el rubro de actividades educacionales continuas
que se refuerzan mutuamente en apoyo de las elecciones y la democracia. En ese
sentido, sería correcto asumir que la educación del votante debe ser uno de los
componentes de un amplio programa de educación cívica.
Pero los términos no son necesariamente
intercambiables. Implican algunos matices que los diferencian en cuanto a los objetivos,
público, mensaje, enfoque, calendario y/o mandatos institucionales. Brevemente:
- La educación cívica básica se refiere a
conceptos más amplios que hacen alusión a una sociedad democrática, como son
los roles y responsabilidades propios de los ciudadanos, el gobierno, los intereses
políticos y especiales, los medios de comunicación, y los sectores comerciales
y/o sin fines de lucro, al igual que la importancia de elecciones periódicas y
competitivas. Se hace hincapié no sólo en que los ciudadanos se interesen, sino
en que participen en todos los aspectos de la sociedad democrática. La
educación cívica es un proceso continuo, que no se limita al ciclo electoral.
La información y educación para el votante, sin embargo, pueden formar parte de
un esquema mayor de educación cívica. La educación cívica puede llevarse a cabo
por sistemas escolares o universitarios, organizaciones de la sociedad civil y,
tal vez, por algunas agencias del Estado, y no necesariamente tiene que ser la
autoridad electoral.
- La información electoral básica se refiere
a la que permite a los ciudadanos calificados votar, pues se incluye la fecha, lugar
y horario de votación; el tipo de elección; la identificación necesaria para establecer
su elegibilidad como elector; los requerimientos de registro; y los mecanismos de
votación. Estos constituyen hechos básicos acerca de la elección y no requieren
de la explicación de sus conceptos. Los mensajes serán desarrollados para cada nueva
elección. En general, estas actividades pueden ser implementadas rápidamente, aunque
una planificación suficiente sigue siendo requerida. A las autoridades electorales
se les suele requerir que provean este tipo de información, aunque los candidatos
de la elección y las organizaciones de la sociedad civil también lo hagan.
- La educación electoral básica suele abocarse
a la motivación de los votantes y a su preparación para participar satisfactoriamente
en las elecciones. Se refiere a tipos de información relativamente más complejos
acerca del voto y el proceso electoral, y es descrito por conceptos tales como:
el nexo entre los derechos humanos y los derechos electorales; el rol, las responsabilidades
y los derechos de los electores; la relación entre elecciones y democracia y las
condiciones necesarias para elecciones democráticas; el secreto de la papeleta de
votación; por qué cada voto es importante y su impacto en la responsabilidad pública;
y, cómo es que los votos se transforman en escaños. Cada concepto implica una explicación,
y no la sola declaración de los hechos. La educación electoral requiere de un periodo
de instrumentación mayor al de la información electoral y, de manera ideal, debería
apoyarse en ciertas bases fundamentales. Este tipo de información es provista con
frecuencia por las autoridades electorales y las organizaciones de la sociedad civil.
En sociedades donde se han experimentado
importantes cambios en los sistemas, procesos y procedimientos electorales, así
como para quienes recientemente se han registrado para votar y quienes habrán
de votar por primera vez, tanto los programas de información como los de educación
al votante tendrán que hacer amplia referencia a los hechos y a los conceptos.
Existen información y características
educacionales comunes. Esto se discute en Elementos
comunes de la información y la educación electoral