Para los propósitos
de esta área temática, el término “educación cívica” se emplea para describir la
gran tarea de educar a los ciudadanos para que asuman, con toda consciencia, sus
funciones y responsabilidades dentro de los Estados democráticos y ejercer sus derechos.
El término “educación cívica” ha ganado aprobación como la descripción de
este proceso de otorgar poder y de liberación, pero también conserva algunos matices
de una misión socializadora, a los que educadores astutos que operan en una diversidad
de contextos deberían asirse.
Esta variedad
de contextos forman la base de las siguientes secciones de esta área temática. Si
bien hay temas centrales de educación cívica, los contextos en los que éstos han
sido investigados y desarrollados son cada vez más diversos. Como se ha vuelto
más importante el rol de la educación para modificar estos contextos y hacerlos
aptos para los ciudadanos —y viceversa—, es necesario que los educadores presten
atención a sus diferencias y trayectorias o historiales.
Estos temas se refieren a la visión, virtud, costumbres
y práctica
Los estudios sobre educación cívica invariablemente
comienzan con el análisis de la democracia y de los términos relacionados de ciudadanía
y sociedad civil. Aquellos involucrados en la educación cívica tienen la esperanza
de ciudadanos con poder, que se organizan voluntariamente para ser autosuficientes
y tener un impacto político en sociedades donde la democracia, representativa y
participativa, produce paz, prosperidad y la liberación personal. Todos estos conceptos
son controversiales. A pesar de que en la década de los 90 predominó la creencia
en el triunfo de la democracia como régimen de gobierno, y de que se dio un nuevo
impulso a la educación cívica, se ha dado paso a tiempos de mayor cautela durante
los que la guerra, el terror y la revolución han vuelto a surgir como instrumentos
para la construcción de Estados y de proyección de poder, por lo que todo programa
de educación cívica debe proponer un ideal del futuro ante los educadores y educandos.
Visión
La virtud cívica
es un tema frecuente en muchas innovaciones de los planes de estudios y de proyectos
diseñados para cambiar el enfoque de la educación de ser una actividad meramente
concentrada en el conocimiento y la información —aprender sobre la política de determinados
países, o la historia del desarrollo de una constitución y la manera en la que dicha
constitución se ha utilizado o si se ha abusado de la misma— a ser la consideración
de la responsabilidad personal que cada aprendiz individual tiene de comportarse
bien dentro de la sociedad democrática en la que vive. Se han elaborado listas de
virtudes que, se supone, son particularmente apropiadas para esta forma de vida.
Éstas incluyen el respeto hacia los demás, la tolerancia, la responsabilidad compartida
por la comunidad, el respeto a la constitución y a los derechos humanos, la coexistencia
pacífica y la amistad en los asuntos locales y nacionales.
Virtud
En algunas tipologías
del educador, las virtudes y costumbres se cruzan entre ellas y con aptitudes cívicas,
que se definen de forma separada. Pero todos concuerdan en que la educación cívica
debe inculcar comportamientos que permitan a las personas construir una forma de
vida democrática, independientemente del régimen particular en el que se encuentren.
Entre estas costumbres están las simples de la resolución no-violenta de conflictos;
formación, expresión y promoción de intereses y necesidades, de modo que intereses
y necesidades distintos puedan ser identificados y resueltos; el votar; el ser una
persona tanto pública como privada, y otros.
Costumbres
Las sociedades
siempre son complejas —y las sociedades democráticas tienen que establecer, sobre
la base particular de su historia y equilibrio de fuerzas, las prácticas que les
permitan cumplir el mínimo elemental que constituya el fundamento de esa sociedad
(vea El significado
de democracia). Después de haber construido esas prácticas y procedimientos
—y en el proceso de renovarlos y reformarlos para satisfacer exigencias contemporáneas—
las sociedades tratan de educar a sus ciudadanos para que participen y hagan uso
de los mismos.
Práctica
En esencia, la
educación cívica busca que la ciudadanía tenga el poder y la capacidad de crear
una sociedad democrática y de participar al máximo en ella. Así como los contextos
siempre son diferentes, también los desafíos que enfrentan los educadores.
Es importante que las decisiones adoptadas en la elaboración de programas
de educación cívica, mientras se averigua acerca de modelos y materiales, y en
la búsqueda del apoyo de otros profesionales y de otorgar poder a las personas el
poder, se tengan en cuenta de las siguientes diferencias. ¿Está el educador cívico
involucrado en la preservación y renovación de un estado democrático (véase La educación cívica en las
democracias establecidas); en la construcción o reconstrucción después de una
guerra o conflicto civil (véase La reconstrucción después
de la guerra); atendiendo el surgimiento de la democracia (véase La educación cívica en las
democracias emergentes), o en la transformación de las sociedades (véase Los regímenes autoritarios
y los estados frágiles)? ¿O es el educador parte de un equipo que hace
frente a una crisis mucho más inestable en la que el concepto de estado es irrelevante
ante la emergencia inmediata (véase Educación cívica durante
emergencias)?