Siempre ha habido una tensión entre los procesos de democracia representativa
y sus elecciones periódicas —de donde surgen legislaturas que controlan los procesos
de la toma de decisiones en interacción con los ciudadanos—, y formas más directas
de la toma de decisiones. Así, mientras la mayoría de los países tienen procedimientos
para organizar referendos y plebiscitos, a menudo éstos son limitados a momentos
de suma importancia.
Sin embargo,
hay algunos países donde se utiliza con mayor frecuencia la democracia directa,
por lo general definida como un proceso de toma de decisiones. Suiza es uno de esos
países. Ciertos estados de los EE.UU., en determinadas condiciones, permiten que
propuestas de ciudadanos figuren en las papeletas de votación.
La educación
cívica durante los plebiscitos o referendos nacionales puede ser fácilmente partidista.
Es muy difícil llevar a cabo cualquier forma de educación que no requiera una ponderación
de opciones, y hay una corta distancia de ahí a una ponderación de decisiones —especialmente
porque las preguntas de un referéndum son a menudo formuladas para forzar decisiones
simples sobre temas complejos.
Existen ciertos
asuntos del procedimiento que pueden formar parte de un programa educativo —¿qué
es un referéndum?, ¿cómo participar?, ¿cuál es la pregunta?, ¿por qué se está sometiendo
a consulta?, y, particularmente importante, ¿cuáles serán las consecuencias de las
diversas alternativas? Y, en algunos casos, será posible y necesario elaborar material
educativo que ofrezca argumentos para cada postura. Si la institución que proporciona
el material educativo tiene una reputación no partidista puede ser posible desarrollar
ese tipo de material. Alternativamente, los educadores pueden simplemente asegurar
que no se impida a los electores recibir y comprender el material más partidista
proporcionado por los distintos grupos políticos.
Dado que los
referendos pueden ser vistos como una respuesta a temas importantes que afectan
el futuro, y en el proceso tienen el potencial de decepcionar a importantes sectores
de la sociedad si es que llegan a perder, éstos son a menudo momentos de tensión,
incluso en las democracias más estables. En estados frágiles pueden ser precursores
de una crisis. Los educadores tendrán la responsabilidad de preparar a las personas
para ganar o perder, se enfocarán en modos alternativos para seguir adelante y llevarán
a cabo programas que fomenten la tolerancia política.
Una vez resuelto
el referéndum, los educadores tendrán que proceder con programas que consideren
las consecuencias y el significado de la decisión tomada —siempre difícil de determinar.
Algunos de los últimos referendos en Francia y en los Países Bajos han demostrado
que los resultados pueden ser inciertos, y que a menudo no hay plan B.
En la Columbia
Británica fue organizado un experimento innovador en un tipo diferente de democracia
directa (para examinar la cuestión compleja y altamente emocional de la reforma
del sistema electoral) que terminó en la convocatoria de una asamblea ciudadana
para representar a los ciudadanos en general. Este enfoque estilo jurado para la
toma de decisiones públicas proporciona un proceso diferente y más de tipo
consultivo, y por lo mismo permite el proceso educativo tanto para los participantes
como para los que esperan fuera del salón de asamblea.