Si bien es posible usar medios creativos e innovadores
para realizar educación electoral dirigida a todos los votantes, el encontrar
la solución correcta frecuentemente requiere encontrar un equilibrio entre lo
ideal y lo práctico. La selección se hará sobre la base de simples limitaciones
logísticas, entre las que podemos encontrar:
- el tamaño de grupos particulares
- el aislamiento de grupos particulares
- el tiempo disponible
- la posibilidad de producir y traducir
el material
- la capacidad de entregar y distribuir
materiales
- el número de educadores disponibles
Con presupuestos limitados y una elección por delante, es
posible que los programas de educación electoral se vean apremiados. Pero es
importante que los educadores tomen previsiones que mitiguen, o eviten, las
restricciones a sus programas.
Puesto que siempre existirán lugares de votación, incluso
en las áreas más remotas, y dado que éstas necesitarán suplirse con material y
personal, los educadores electorales siempre tienen acceso, así sea limitado, a
los mismos votantes. Más importante aún, la educación electoral, si se planea
cuidadosamente, puede reducir los problemas logísticos y los costos potenciales
de las elecciones. Votantes que pueden estar en el lugar adecuado en el momento
apropiado, portando la identificación adecuada, sabiendo cómo llenar las
papeletas de votación y capacitados para pasar por el sitio de votación rápida
y eficientemente, puede llevar a reducir el tamaño del personal para las
votaciones, así como del horario de atención de las mesas de votación, y por ende
de las necesidades de seguridad durante el día de elecciones.
Estos argumentos a favor de la educación electoral no
obstante las limitaciones logísticas, sugieren que se tengan que examinar los
motivos ulteriores de quienes imponen restricciones logísticas severas para
asegurar que no estén tratando de limitar el acceso de grupos particulares de
votantes a las urnas. Empero, puede llegar el momento en el cual los educadores
tengan que evaluar costos y beneficios, y aceptar que puede haber ciertos votantes
que tendrán que ser excluidos de los programas generales. Cuando esto sucede,
puede que sea necesario utilizar un programa suplementario.