En general, las preguntas deben medir exactamente lo que
se está tratando de responder. Deben ser tan claras como sea posible,
especialmente en lugares con niveles de educación y alfabetización bajos. Por
esta razón los términos y las formas de expresión son cruciales.
Una guía útil es consultar el trabajo que han realizado analistas
respetados en el área, como participación electoral, y examinar el tipo de
preguntas que se formulan. ¿Qué preguntan otras personas a nivel internacional para
medir la eficacia, o la posible participación electoral?
Hacer preguntas que ya han sido formuladas en algún otro
lugar también permite comparar los resultados con los que han sido encontrados
en otros lugares, en otros tiempos. Esto es crucial. Cualquier resultado de una
encuesta —como por ejemplo que el 34% de los sudafricanos no están interesados
en la política— puede por sí mismo significar algo importante. Por otro lado, podría
significar más si supiéramos que el porcentaje es mucho más alto, mucho más
bajo o igual para las personas de otros países.
Al mismo tiempo, un contexto particular puede requerir de
una pregunta especialmente formulada. De esta manera existe una fina línea
entre el desarrollo de preguntas que tengan sentido en un contexto específico,
y la producción de resultados que al ser comparados permitan un mejor
entendimiento de la dinámica local.
Más allá de estos comentarios generales, hay un gran
número de escollos potenciales que los diseñadores de las preguntas deben
entender.
Preguntas
abiertas
Estas preguntas permiten que quien las responda pueda
hacerlo espontáneamente, en sus propios términos. En lugar de pedir a las
personas que califiquen la importancia de algunas posibles razones para votar
en una escala de "muy importante" a "nada importante", se
les puede preguntar, por ejemplo: "¿Cuáles son las razones más importantes
para votar?" Así, las personas no presuponen qué es lo que se busca
probar.
Las preguntas abiertas, sin embargo, son muy costosas. La
mayoría de las compañías de encuestas sólo permitirán realizar tres o cuatro.
Una pregunta típica, tal como: "¿Cuáles son los problemas más importantes
que enfrenta su país?", puede obtener docenas de respuestas diferentes.
Cada una de ellas debe ser examinada y categorizada o "codificada" en
categorías más amplias que sean consideradas útiles. Este es un proceso que
toma mucho tiempo y que eleva considerablemente los costos del trabajo.
Las preguntas cerradas, que son las que tienen opciones
cerradas para que las personas escojan, también presentan una gama de problemas
potenciales que se discuten más adelante.
Formulación
Se refiere a la manera como se presentan, o enmarcan,
problemáticas importantes en la pregunta de una encuesta. ¿Qué aspectos particulares
de una problemática general deberían ser abordados? ¿Qué conjunto de
alternativas políticas deberían ser ofrecidas a los encuestados? ¿Puede una
pregunta sobre la ubicación de un parlamento implicar cuestiones de costos y
eficiencia? ¿Debería tener Sudáfrica una capital administrativa en Pretoria,
por ejemplo, y una legislativa en Ciudad del Cabo o deben estar juntas en una
misma ciudad? ¿Debería hacerse la pregunta sobre el status quo cambiante? De nuevo, como ejemplo: ¿Debe el parlamento
permanecer en Ciudad del Cabo, donde actualmente está, o debe ser trasladado a
Pretoria o a algún otro lugar? Estas preguntas pueden producir diferentes
resultados, con implicaciones políticas muy diferentes.
Aunque diferentes formulaciones pueden producir
resultados significativamente distintos, las decisiones sobre qué tipo de
formulación utilizar son casi imposibles de resolver y casi siempre generan
críticas por parte de alguna parte del espectro político.
Orden de las preguntas
El orden de las preguntas puede moldear las respuestas,
alterando el contexto que tienen en cuenta quienes responden sobre una problemática.
Dado que las respuestas a una pregunta pueden moldearse por las respuestas a
preguntas anteriores, preguntas que por sí mismas son imparciales, pueden crear
un efecto bastante diferente cuando se formulan de manera intercalada. Las
preguntas sobre la posible participación electoral, por ejemplo, pueden
inclinarse a favor de una participación potencial mayor si están precedidas por
preguntas sobre el deber de las personas de votar, pues se les recuerda ese
deber.
Orden
de las respuesta
El orden en que se enumeran las posibles respuestas
también puede tener efectos importantes sobre los resultados. Cuando se
plantean respuestas extremas antes de una moderada —efecto de
"contraste"—, se incrementa la probabilidad de escoger la más
moderada.
Los efectos de orden también difieren de acuerdo con el
método que se utilice para entrevistar. En las encuestas por teléfono o las
entrevistas personales que son leídas a quienes responden, siempre se presente
un "efecto de estímulo reciente" donde quienes responden tienden a
escoger las últimas opciones, puesto que tienen más tiempo para pensar en
ellas. En contraste, las presentaciones visuales como tarjetas o cuestionarios
por correo pueden tener un "efecto de estímulo primario" donde las
primeras alternativas tienden a ser escogidas por las personas, porque es más
probable razonar sobre la misma.
Preguntas dicotómicas vs. preguntas de selección
forzada
Las preguntas "dicotómicas" le piden a la
persona estar o no de acuerdo con una afirmación, a favor o en contra de cierta
posición, o expresar determinado grado de opinión. Con las preguntas de
"selección forzada" el investigador pretende proveer alternativas
balanceadas, tales como: "¿Está usted a favor de la política ’x’ del gobierno, o debería buscar
alcanzar la política ’y’?”
Un conjunto de preguntas sobre estar " de
acuerdo" o "en desacuerdo" predispone al encuestado hacia "estar
de acuerdo", especialmente cuando no dispone del conocimiento. Los
encuestados con menor nivel educativo y poca experiencia política pueden ser
especialmente susceptibles a ese efecto. Cuando una persona ha reflexionado poco
sobre algún tema, es menos probable que desarrolle argumentos que contradigan
las aseveraciones dicotómicas planteadas y es más probable que asienta.
La solución típica es ofrecer al encuestado una segunda o
tercera alternativa sustancial —una alternativa forzada. Esto le proporciona un
contraargumento. Lo anterior generalmente conlleva una disminución en el número
de personas que están de acuerdo con la primera alternativa en esta clase de formatos
y también cambia la distribución de la opinión. La fuerza de los argumentos y
las alternativas presentados son importantes —no todos son igualmente efectivos.
El crear una segunda alternativa sustancial pone a los investigadores en la
difícil posición de moldear la opinión pública mediante la decisión de cuáles alternativas
incluir, así como con el contenido de esas alternativas.
Preguntas
ambiguas o compuestas
Un obstáculo típico que debe ser evitado son las
preguntas ambiguas o compuestas. En ellas, la alternativa propuesta se plantea
junto con una solución, un ejemplo sería: "¿Aprueba usted un incremento en
los impuestos para reducir el déficit presupuestario?" Quienes responden
muchas veces no tienen claro cómo será interpretada su respuesta.
Acaso con un "sí" aprueba, por ejemplo, el
incremento de los impuestos, o quiere decir que hay que deshacerse del déficit,
o ambas.
Una variación se presenta cuando la pregunta contiene calificativos
que llevan a los encuestados hacia la elección de una alternativa específica.
Palabras
clave
Otra área de dificultades potenciales es el fraseo usado para
describir el objeto o el referente de una propuesta dada. ¿Están los fondos del
gobierno diseñados para tratar la "drogadicción", o la
"rehabilitación de la drogadicción”, brindar "asistencia a los
pobres", o proporcionar "bienestar social" o "mejorar las
condiciones de los pobres"? ¿Se les está preguntando a los encuestados que
aprueben la "política presidencial" o su "manejo de la
política"?
¿Qué palabras describen las alternativas que tienen los
entrevistados a la hora de responder? ¿Se les está preguntando que
"aprueben", "apoyen", o "favorezcan" algo, o que
lo califiquen en una escala de "excelente", "bueno",
"regular" o "pobre"?
Otra forma particular como se presenta este problema es
asociar las "palabras de moda", o palabras usadas para evocar
respuestas emocionales por parte de los encuestados, con alternativas de respuestas.
Estas palabras pueden inyectar cálculos partidarios o ideológicos a las
respuestas, al igual que respuestas menos informadas. En los Estados Unidos, la
palabra "comunista" era bien conocida por sus efectos en las
respuestas a las preguntas sobre las políticas extranjeras. La mención del
presidente casi siempre tiene un gran impacto en los resultados, usualmente a
favor de lo que sea que la Casa Blanca hace. En Sudáfrica, uno puede obtener
diferencias significativas en los resultados si se les pide a las personas que
comparen su vida ahora, y su vida hace diez años, eso es, si se les pregunta su
vida comparada con "la vida bajo el apartheid".
"No
sabe"
Los formatos de las preguntas también afectan el número
de personas que expresan su opinión. Altos niveles de "No sabe" (NS)
se obtienen al formular preguntas que requieran respuestas sobre si se está o
no de acuerdo, sobre problemáticas remotas y abstractas, y en aquellas de gran
dificultad (Ej.: aquellas que requieren explicaciones largas para hacer proyecciones
al futuro).
El nivel de NS también puede ser afectado por el uso de
un "filtro" como: "¿O no ha tenido usted la oportunidad para
pensar en esto?" Los filtros usualmente incrementan el número absoluto de
respuestas de NS, legitimando la falta de respuesta. Pero los filtros pueden
también afectar la distribución sustancial de la opinión. Aquellos que
posiblemente expresen su opinión cuando realmente no la tienen, no escogen las
opciones de respuestas variadas en forma aleatoria. El problema se torna más
complejo puesto que los llamados "flotantes" (aquellos que presentan
respuestas diferentes dependiendo de los diferentes tipos de pregunta) son
difíciles de predecir y no parecen tener una característica común.
Todas las dificultades potenciales revisadas en esta
sección surgen por la forma en que los seres humanos piensan. La manera en que
los humanos procesan la información es afectada en gran parte por la forma en
que la información es presentada. Esto no es menos cierto en el ámbito de las
encuestas. Las personas no desarrollan investigaciones exhaustivas para
instantes representativos de una opinión o una actitud en la memoria de largo
plazo. Por el contrario, prefieren buscar la información más accesible ya sea en
el contexto del ámbito histórico o experimental inmediato, o del cuestionario o
entrevista.
No existen respuestas fáciles. El significado de una
pregunta siempre depende parcialmente de dónde se sitúe el cuestionario. La
manera como consideramos nuestras respuestas siempre depende parcialmente de
las alternativas y de cómo éstas nos son presentadas.
Aparte de algunas buenas reglas no parecen existir
soluciones obvias al problema de las palabras. Aunque se trate de evitar
"contaminar" las preguntas, puede que aquellas preguntas
"limpias", extraídas del contexto político, resulten irreales e
irrelevantes. Las palabras de moda y las asociaciones que sitúan entre la
espada y la pared son, por lo general, las que le dan realismo político a las
preguntas de las encuestas.