Hay una rica tradición de educación a los adultos
alrededor del mundo. La historia de este esfuerzo educativo difiere de un lugar
a otro aunque inevitablemente refleja una variedad de ramificaciones.
Dentro de estas ramificaciones encontramos entrenamientos
vocacionales o en el trabajo, a nivel técnico y directivo, de crecimiento y
enriquecimiento personal, que promuevan la movilización social, en
alfabetización e aritmética elemental, y de desarrollo de la carrera
profesional. Partiendo este patrimonio educativo hay otras percepciones que
deben ser tenidas en cuenta:
- características de los adultos
- cuándo y dónde se lleva a cabo la
educación al adulto
- quién se involucrará posiblemente
- cómo aprenden los adultos
- cuál es la mejor forma para enseñarles
o, de acuerdo con otras personas, cuál es la mejor forma para ayudarles a
aprender
Mientras que existen sugerencias que afirman que estas
percepciones se aplican de forma general a la manera como aprenden los humanos,
la preponderancia del colegio como lugar central y una metodología que apunta a
la educación de niños exclusivamente, deja a los educadores de los adultos con
la educación de postgrado e informal como principal área de estudio.
Características de los adultos
Los adultos, evidentemente, tienen ciertos atributos que
son reconocidos casi de manera universal, y estos son de hecho utilizados para
definir cuándo un ser humano se convierte en adulto sin tener en cuenta su edad
cronológica. La mayoría de edad legal puede variar de una sociedad a otra. Existen,
efectivamente, algunas sociedades que han extendido tanto la niñez como la
adolescencia— y de esta forma han separado secciones más grandes de educación
de postgrado del estudio de la educación para adultos.
Se supone que los adultos están conscientes de sus
necesidades educativas, que son lo suficientemente maduros como para
seleccionar si buscan o no medios para educarse y en qué forma, que están
adecuadamente experimentados a través de la vida y el trabajo, lo cual les
permite razonar y aplicar conocimientos particulares a su rango de experiencia,
que son capaces de escoger cuándo y dónde estudiar y aprender, pudiendo medir
los costos de dicho aprendizaje (costos, ya sea en términos de tiempo, dinero u
oportunidades perdidas). Se asume que los adultos tienen tiempo limitado, y que
tienen que balancear las demandas de la familia, el trabajo y la educación.
Igualmente se puede asumir que éstos ya han adquirido un conocimiento propio y
del mundo, suficiente para sobrevivir, aunque no puedan controlar su entorno a
su gusto. En otras palabras, los adultos no son una tabula rasa, o un
papel en blanco, sobre el cual otra persona pueda escribir.
¿Dónde se lleva a cabo la educación para adultos?
Los adultos escogen el lugar donde desean llevar a cabo
las actividades educativas. Principalmente, prefieren lugares que se orienten
hacia sus necesidades. Gran parte de la educación adulta tiene lugar en los
sitios de trabajo o en la casa o en lugares donde los adultos tengan una
asociación positiva. Dentro de éstos podemos incluir: salones comunales,
iglesias u otros sitios de reunión y, por lo menos en algunos países, en
instituciones de postgrado.
Algunos de estos lugares de reunión pueden estar
preparados para brindar instrucción especializada, sin embargo los adultos normalmente
prefieren utilizar lugares de reunión que se usen con otro propósito.
Primordialmente, la educación para adultos se lleva acabo en pequeños grupos, a
pesar de que existe una creciente tendencia que apunta hacia la realización de
convenciones masivas en oportunidades educativas tanto comerciales como
religiosas. Cuando los movimientos sociales se involucran en una actividad
educativa también se puede trabajar con grupos de varias personas.
¿Cuándo se involucran los adultos en actividades
educativas?
Cuando se programa la educación, como opuesto a lo
informal, ésta probablemente sucederá fuera de las horas laborales. Como
resultado, muchos programas son fijados para la tarde o para los fines de
semana. Los adultos, por ende, deben decidir si atienden o no a dichos eventos y
desarrollar otras actividades en su tiempo libre, a no ser que puedan organizar
la educación durante sus horas de trabajo.
Cuando se usan las horas laborales, los adultos se pueden
ver forzados a renunciar a sus sueldos con el fin de atender. Si no tendrían
que trabajar horas extras para compensar el tiempo gastado en la educación. En
estos casos, como en aquellas decisiones sobre el tiempo libre, existen costos
significativos y, por ello, los adultos que sí asisten a las actividades
educativas están altamente motivados y son altamente exigentes con los
resultados.
Muchos adultos no tienen la oportunidad de educarse, o
consideran que no tienen esta oportunidad. De esta forma, los programas
educativos que facilitan la asistencia, o por lo menos aquellos que la hacen
menos complicada, tienen mayores posibilidades de atraer un grupo más amplio de
personas.
¿Quién se involucra en las
actividades de educación para adultos?
Hay alguna evidencia que sugiere que los adultos siguen
programas educacionales voluntariamente escogidos en determinados momentos de
sus vidas. Además de esto, hay mayor probabilidad que los que tienen
experiencias positivas de educación, especialmente durante la enseñanza
primaria y secundaria, elijan un programa formal de educación.
En
particular, los que se enfrentan opciones de carrera o personales, que tienen
tiempo disponible, o que entienden que sus aspiraciones no se van a cumplir
menos que obtengan educación adicional, participarán en programas formales.
Personas que se desenvuelven en instituciones que tienen sus propios programas
educativos ligados al desarrollo de personal, pueden ser dirigidos hacia esos
programas, pero no todas las personas tienen este privilegio.
Debido a este interés propio, no se puede esperar que los
adultos seleccionen un programa educativo por el mero hecho de que esté
disponible. Debe haber una ventaja clara, pero esa ventaja no tiene por qué ser
el de obtener un certificado académico más. Los que creen que la educación va a
impactar positivamente en su vida o en la de sus más cercanos, ya sea mediante
la satisfacción de una necesidad particular de solución de un problema
específico, es probable que elijan participar. Debido a ciertas limitaciones,
también pueden optar por participar en una actividad de aprendizaje que no
requiera de asistir a clases, sino más bien leer, ver o escuchar.
Los adultos tratan de escoger la mejor manera de gastar
sus limitados recursos de tiempo y dinero. Los programas educativos con mayor
probabilidad de éxito son los que entretienen al mismo tiempo que educan, que
llegan donde las personas se encuentran en vez de esperar que ellas vengan
hacia él, y obviamente, los que están relacionados con su problemática
cotidiana. Pero los educadores, no deben subestimar el compromiso que la
mayoría de la gente tiene con la comunidad y su mejoramiento personal.
¿Cómo
aprenden los adultos?
No es necesario que la gente asista a un programa
educativo con el propósito de aprender. Mucha gente continuará aprendiendo de
la propia experiencia —haciendo cosas por ellos mismos, observando a otras
personas e imitando o improvisando lo que ellos hacen, al intentar hacer algo
y, cuando esto no da resultado, "leyendo el manual" o siguiendo el conjunto
de procedimientos descritos por aquellos que han realizado estas actividades
con anterioridad.
Aquellos que aprenden mejor, contrario a los que repiten
los mismos esquemas, son quienes reflexionan sobre lo que han hecho y la forma
en como lo hicieron. El entendimiento que brindan estas reflexiones determina
la forma en que se comportarán en el futuro, y esto a su tiempo lleva a la
experiencia y al cambio.
Con el tiempo, los adultos son mejores en lo que hacen si
son capaces de dar sentido y de reflexionar sobre su propia experiencia.
Esta reflexión disciplinada no siempre es fácil,
particularmente si la experiencia es compleja o si viene acompañada con
emociones que en parte ocultan lo que está sucediendo. Puede darse el caso que
la gente no cuente con el suficiente conocimiento para dar sentido a lo que
está sucediendo. Ciertas generaciones de gente observaron, y navegaron con, las
estrellas sin cambiar su punto de vista con relación a que la tierra fuera el
centro del universo.
Los educadores, por tanto, juegan un importante papel al
proporcionar el conocimiento para ayudar a los adultos en la reflexión,
enmarcando sus experiencias al escuchar cuidadosamente con el propósito de
brindar puntos de vista calificados a su experiencia, y a través de la creación
de oportunidades para los adultos a efecto de que "desempaquen" o
diferencien experiencias a través de ejercicios y asignaciones seguros y
restringidos, a través del estudio y la lectura guiada.
La
charla
¿Si el aprendizaje del adulto se refiere a una reflexión disciplinada
sobre la experiencia, y si los educadores tienen a su cargo las tareas para
apoyar a los adultos a aprender más que enseñar, por qué la mayoría de las
actividades educativas son tan parecidas? La mayoría consiste en charlas o presentaciones llevadas a
cabo por alguien que presumiblemente cuenta con la experiencia y el
conocimiento deseado por aquellos que lo escuchan.
Las charlas no
necesariamente son una forma eficiente de transmitir el conocimiento. Tampoco
son una forma efectiva para ayudar a la gente a aprender. Aunque continúan
dominando los programas educativos. Los adultos no dependen necesariamente de
otros para su aprendizaje. Incluso cuando hayan elegido asistir a la
conferencia, es probable que lleguen con un catálogo de habilidades, conocimientos
y capacidad de reflexión que usan para analizar y evaluar la información que se
les ofrece. Cuando requieran conocimiento o información, una buena charla puede ofrecérselas en
condiciones que le permitan al adulto extraer conclusiones acerca de la
confiabilidad de la información —evaluando las reacciones de otros, formulando
preguntas o vigilando y evaluando el comportamiento del ponente. Estas claves
permiten que la charla o la
plática resulten muy diferentes a mirar una película sobre la misma ponencia en
privado, y dan un importante valor agregado a la experiencia del aprendizaje.
Con suficiente acceso a recursos, y el tiempo para
experimentar, un adulto puede incluso descubrir que una charla produce un impacto sustancial sobre habilidades de
comportamiento. Sin embargo, los educadores no querrán apoyarse en formas
ineficientes de transmisión de la información si tienen la capacidad de
extender la experiencia del aprendizaje al incluir ensayos, prácticas y
reflexiones.
Estilos
de aprendizaje
Parece que los adultos tienen diferentes estilos de
aprendizaje. Algunos encuentran más fácil aprender en contextos comunitarios o
de pequeños grupos, otros de actividades de aprendizaje individualizadas o más
anónimas, algunos otros haciendo cosas y experimentando (con los consecuentes
fracasos). Otros, requieren asesoría y pequeños avances.
Dado que la educación para adultos, especialmente en
apoyo de la democracia, es voluntaria y multifacética, es probable que quienes
encuentran apropiado un determinado enfoque seleccionen un programa ajustado a
él. Cuando esto no ocurre, es probable que los adultos renuncien al programa.
Los programas que incluyen algún elemento obligatorio necesitan adecuarse a los
estilos de los participantes.
En un programa que pretenda llegar a un gran número de
adultos, se requerirá incorporar una variedad que permita a las personas
seleccionar las facetas que les posibiliten aprender de manera más efectiva.