Los
programas de educación nacional que son altamente descentralizados, ya sea
geográfica o funcionalmente, imponen demandas especiales de coordinación y
control sobre el equipo educativo. Esta sección discute estas demandas y
proporciona algunas sugerencias para enfrentarlas.
Coordinación
Además
de la necesidad para manejar distintos insumos de los programas, de conformidad
a un calendario o itinerario particularmente apretado, existen problemáticas de
poder y de autoridad.
En
coaliciones, consorcios, o programas que involucran a la sociedad civil, no hay
una línea directa de autoridad, a menos que haya sido negociada por el tiempo
que dure el programa. Bajo esta premisa, un equipo de educadores tiene que
desarrollarse, dándole el tiempo necesario para manejar las relaciones de los
socios, definiendo los términos del trabajo, la delegación de tareas, y la
relación de éstas entre sí.
Algunas
veces se requiere de personal de tiempo completo, generalmente proporcionado
por las organizaciones socias.
Los
comités directivos, los comités administrativos, o los coordinadores de
proyectos deben comprometerse a llevar relaciones muy estrechas e invertir una
buena parte de su tiempo en las reuniones de trabajo. Siendo necesaria la posible
reducción de algunas de las responsabilidades de las personas que acuden a
estas reuniones.
Control
Los
líderes de los equipos requieren buena información y reportes precisos sobre el
proceso del programa. Cuando los programas tienen cierta inclinación hacia el
personal de campo o contratistas externos, el equipo probablemente tendrá que
apoyarse en ellos para conseguir esta información. Existen problemas
potenciales en las áreas encargadas de la elaboración de reportes y de
contabilidad.
El
personal encargado de elaborar los reportes puede encontrar que esta tarea es un
tanto difícil de llevar a cabo con precisión por los siguientes motivos:
- Un reporte preciso requiere habilidades
particulares y un adecuado conocimiento de los resultados esperados. Es
probable que estas características no estén disponibles para aquellos que
se encuentran alejados del centro.
- Un educador o contratista puede minimizar
en su reporte los problemas o el bajo desempeño; o puede subestimar el
número de personas a las que llega un gran evento o la distribución masiva
de materiales. Quizá por la propia carencia de información, o una mala
interpretación de lo que ha sucedido. También es probable que exista algo
de engaño propio. Cada uno de estos problemas reduce la precisión de la
información que retroalimenta al programa principal.
Adicionalmente,
pueden presentarse reportes de eventos o servicios que no se hayan celebrado,
aunque no siempre es la malicia lo que sesga la información y dificulta una
respuesta apropiada.
Del
lado financiero, los programas educativos tienen que manejar distintos flujos
de gasto derivados del centro. En los programas descentralizados hay cada vez
más niveles de gasto. Los educadores, frecuentemente, tienen que pagar la renta
de los lugares para los eventos, los refrigerios, y hasta subsidiar a los
participantes cuando es difícil desarrollar una facturación precisa, y donde el
educador de campo tiene que servir de secretario, contador, y capacitador, todo
al mismo tiempo.
Todos
estos flujos de gastos necesitan ser resueltos durante la etapa de planeación,
siendo necesario desarrollar sistemas que permitan un buen control financiero
sin impedir el cumplimiento del programa.
Sistemas y confianza
En
cada uno de estos dilemas, se presenta la necesidad de encontrar fuentes de
información externas y de contar con sistemas de pesos y contrapesos para la
contabilidad y el manejo. Tales sistemas tienen que ser relativamente
sencillos, y se tienen que ponderar los costos de tales sistemas en relación
con el presupuesto total de programa.
Tal
vez, el mejor sistema sea el que desarrolle la integridad personal, basado en
un excelente desempeño y un compromiso con los objetivos sociales del programa,
generalmente acordado e inevitablemente censurado cuando la integridad personal
falla. Es difícil concebir cómo podría establecerse un sistema administrativo,
capaz de tratar con todas las formalidades de coordinación y control de un
programa nacional de educación electoral, que no conlleve cierto grado de
confianza.
Cuando
esta confianza no existe, establecerla puede ser menos costoso que instrumentar
un control burocrático. Cuando esto no puede lograrse, los controles
burocráticos, revisar todos los recibos auditables, los procedimientos de doble
reporte y las supervisiones inmediatas, inspecciones puntuales, auditorías
profundas y las investigaciones externas estarán a la orden del día.