Los sistemas establecidos para poner en práctica los programas de educación al votante y de educación cívica son por lo general efímeros. Estos sistemas pueden tener como componente principal, un grupo de educadores, o incluso una o dos instituciones estables; no obstante, mucha gente y muchos recursos han sido movilizados por el bien del programa. Estas personas volverán a retomar sus otras responsabilidades y los recursos dejarán de ser utilizados o simplemente se terminarán.
Mientras que los programas educativos institucionalizados tienen, desde su propia definición, un sistema de aprendizaje incorporado, los programas más efímeros y de naturaleza más periódica requieren unos procedimientos especiales para garantizar que en el momento de construir el siguiente programa, lo que se pierda sea verdaderamente muy poco. Debido a que es muy probable que la educación relacionada con las elecciones y otros eventos democráticos sea predominante dentro de los programas organizacionales o dentro de las campañas nacionales, el aspecto efímero de la educación cívica y de la educación al votante por lo general se mantiene dominante.