Los programas educativos serán evaluados ya sea profesional o intuitivamente. La pregunta es: ¿quién será el responsable de planear y conducir la evaluación?
El monitoreo es responsabilidad de los encargados de manejar el programa, quienes pueden utilizar varias herramientas para asegurar que esto se lleva a cabo con precisión y en forma adecuada. Pero la evaluación implica una distancia frente al programa que, se asume, no puede alcanzarse solo con el personal.
No obstante, existen aspectos de una evaluación que pueden ser desarrollados adecuadamente por el personal, así como diseños de evaluación que se benefician con la participación del mismo.
Personas externas independientes
Los evaluadores externos proporcionan independencia y desinterés en el proceso de evaluación para asegurar que el estudio produzca los resultados más confiables, que pierden credibilidad con el sesgo, imprevisión, o posición defensiva de aquellos quienes están muy cerca del programa.
Al personal externo se le facilita obtener un comentario objetivo de los participantes y un acceso a aquellos quienes han sido excluidos del programa. Igualmente pueden proporcionar el prestigio adicional que requiere la evaluación para que sea tomada con seriedad y que asegure que las recomendaciones hechas al estudio serán instrumentadas.
Ellos tendrán el tiempo que no tiene el personal para conducir la evaluación puesto que están involucrados en los programas continuos.
Finalmente, comisionar evaluadores externos será la única manera de obtener la experiencia necesaria para la evaluación de los mas extensos y complejos programas.
Auto-evaluación
El personal cercano al programa lleva su propio e íntimo conocimiento del mismo y de los resultados esperados y alcanzados por una evaluación. Tienen un interés en el resultado, y en la mayoría de los casos, también el compromiso profesional de mejorar su trabajo, a efecto de estar en condiciones de desarrollar una adecuada instrumentación de los descubrimientos de la evaluación.
Las evaluaciones internas incrementan el conocimiento del personal sobre las problemáticas del programa que deben ser consideradas, tales como la adecuada utilización de los recursos, la necesidad de objetivos claros, así como la importancia de recolectar información a lo largo del programa.
Debilidades de ambos acercamientos
- Evaluadores Externos. los evaluadores externos pueden demorarse en comprender el contexto dentro del cual se desarrolla el programa, y en lograr introducirse al mundo de los involucrados a efecto de poder interpretar sus respuestas frente a determinadas preguntas, su reacción frente a los reportes de evaluación, y la forma como se sigue y se instrumenta el plan.
Los evaluadores externos son costosos, aunque el costo relativo a su empleo puede compensarse con su habilidad para conducir la evaluación en un período de tiempo más corto, asumiendo su familiaridad con el contexto y los conceptos.
Este tipo de evaluadores no tendrán que vivir con sus recomendaciones, ni tampoco con las consecuencias de sus reportes. En el peor de los casos, puede resultar en recomendaciones irreales que no reflejan adecuadamente el conocimiento del ambiente dentro del cual tiene que desarrollarse el programa.
- Internos. Los internos, por otra parte, pueden estar muy cerca del programa. Tienen relaciones que proteger y carreras personales que pueden poner en riesgo. Asimismo, pueden tener un interés particular en un determinado resultado o recomendación.
Como se mencionó anteriormente, por lo general no tienen el tiempo suficiente, aun cuando es posible asignarle esta tarea a un equipo específico dentro de la organización. Es posible que para ellos sea difícil obtener información confiable y objetiva, ya sea por parte de sus colegas o de los participantes en el programa.
Combinación de personal interno y externo
Una evaluación efectiva requiere una combinación de personal interno y externo. Puede que el reporte final sea preparado por las personas externas, mientras que las internas actúan como personal de enlace y facilitación. Alternativamente, tanto las personas internas como externas pueden declarar sus intereses en el reporte.
Un diseño de evaluación efectiva anima a los involucrados a participar, se concentra en el desarrollo de habilidades, y establece la utilidad del reporte, así como sus recomendaciones, utilizando una variedad de datos recolectados y herramientas de análisis que promueven la participación y sentimiento de pertenencia.
En una evaluación como esta, los roles de los evaluadores y de todos los involucrados en el programa deben describirse cuidadosamente y la determinación de utilizar personal interno o personas externas independientes está basada en cuál es el grupo de personas más efectivo para el estudio de la evaluación en particular.