Seleccionar y enmarcar los objetivos es una de las tareas más difíciles para los educadores, incidentalmente, para aquellos que desarrollan intervenciones sociales y propuestas programáticas (ver Concesiones y Donaciones).
Como resultado, hay incluso una escuela de pensamiento que considera que establecer el objetivo es un ejercicio arrogante y preferiblemente debe dejársele a los principiantes. Sin embargo, el personal adulto principiante que se involucra en un diálogo con el educador debe comprender las obligaciones contractuales entre ellos. El establecimiento explícito de las metas u objetivos, proporciona una indicación de las intenciones del educador y de las expectativas del principiante.42
En ocasiones es posible construir los objetivos conjuntamente en eventos de aprendizaje en grupos pequeños. Pero, los programas de educación nacional no tienen esta oportunidad, por lo que los educadores deben entonces establecer los objetivos por sí solos basados en su comprensión de las necesidades educativas del electorado de enfoque.
Destacar las afirmaciones objetivas
Cuando los educadores escriben los objetivos deben tener presentes los criterios necesarios para que éstos sean útiles para el ejercicio de planeación y educación. Existen diversos acrónimos que se utilizan para este proceso. Marie - Louise Strom de IDASA en Sudáfrica ha desarrollado un acrónimo particularmente útil: WARM (Caliente). Los objetivos WARM, o en español CALIENTES, son aquellos que: valen la pena, están orientados a la acción, son reales, y se pueden medir. (la palabra WARM resulta de la unión de las primeras letras en inglés de cada una de las palabras que caracterizan a estos objetivos: Worthwhile, Action-oriented, Realistic, y Mesurable.)
Son igualmente "calientes," o pasionales, puesto que la educación adulta debe recordar su máximo propósito: fortalecer y facilitar.
Que valgan la pena
Los objetivos educativos deben ser significativos para el principiante. Deben estar basados en las necesidades educativas relevantes y en las oportunidades importantes de la vida. Los individuos que enmarcan los objetivos tienen que recordar que lo significativo o trascendente está basado en lo que los potenciales principiantes consideran importante más que en lo que el educador considera relevante. Cuando es posible comprometer al electorado de enfoque, o las partes que los componen (ver Desarrollo del Mensaje), puede establecerse un diálogo sobre lo que resulta significativo.
Las palabras "que valgan la pena" sugieren que cualquiera que sea la trascendencia, ésta debe ser clara para todos desde el comienzo.
Orientados hacia la acción
Los objetivos deben enmarcarse en los cambios en el comportamiento, conocimiento, o actitudes. Aún los objetivos cognoscitivos deben enmarcarse para describir una actividad después de la intervención educativa en lugar del proceso durante el evento. El propósito de todos los objetivos, ya sean educativos o programáticos, es describir un conjunto de productos o resultados predecibles y probables extraídos de los procesos, así como los insumos fabricados durante la intervención.
Aún cuando estos procesos e insumos pueden requerir especificación, éstos no son objetivos.
Realistas
Los objetivos deben ir de acuerdo con las limitaciones impuestas por el tiempo, la metodología, y otros recursos disponibles. Lograr que los objetivos sean reales requiere una serie de iteracciones. Frecuentemente, los educadores establecen objetivos trascendentes y orientados hacia la acción tan sólo para descubrir que éstos no pueden alcanzarse en el tiempo disponible, o que las estrategias educativas existentes no son lo suficientemente adecuadas o flexibles para alcanzar estos objetivos.
El realismo va de la mano con la próxima medición puesto que hace que los educadores sean honestos. No es suficiente establecer unos objetivos y después decir que estos se hubieran alcanzado si tan solo hubiera habido un poco más de tiempo, o si el educador de campo hubiera sido más capacitado, o los principiantes más responsables. Dichas limitaciones usualmente no puede cambiarse, así que el equipo encargado de la planeación debe enfrentarlos durante la etapa de planeamiento.
Que se puedan medir
El logro de objetivos debe poder medirse. La forma como se miden los resultados requiere una serie de indicadores que bien pueden desarrollarse al mismo tiempo que los objetivos. No obstante, esto resulta imposible si no se enmarcan los objetivos de manera que puedan medirse, evaluar el aprendizaje y el impacto educativo.
Mientras quienes planean el programa están más preocupados por la evaluación general del impacto educativo, los principiantes requieren de una evaluación menos rígida, pero igualmente urgente. Ellos desearán saber si pueden confiar en lo que están aprendiendo y utilizarlo en su vida diaria o simplemente es mejor que busquen otras experiencias educativas.
Así, resulta absolutamente esencial el establecimiento de los objetivos como el primer paso para determinar el programa educativo. Esta etapa del proceso de planeamiento suele ser la más intensa, y en algunos casos, la más frustrante. Si se lleva a cabo de la manera correcta, nos brinda certeza y dirección, posicionando el programa educativo en un buen punto. Fallar, o ignorar esta etapa esperando que el proceso esclarezca los puntos finales es la receta perfecta para caer en la confusión y gastar tiempo que más adelante puede ser necesario en el programa.