Los valores de los educadores tendrán un impacto sobre dónde se proporcionará la educación, quién recibe el programa y su cobertura. En situaciones donde abundan los recursos, puede que este no sea un problema, pero en países con recursos limitados, habrá que tener cuidado al asegurarse que no se ignoren ciertos votantes.
Los educadores empleados por las autoridades electorales puede que no sean capaces de hacer caso omiso de algunos grupos particulares de principiantes porque no les agradan o porque creen que no son importantes. Aun ellos no son inmunes a sus predisposiciones personales.
Los educadores no estatutarios, de otro lado, toman todo el tiempo decisiones sobre los grupos de personas con los cuales pretender trabajar y cuales intentan ignorar. En la mayoría de los casos éstas decisiones se toman bajo un conjunto de valores operantes que pueden ser explícitos y por tanto transparentes y predecibles. Pero éste no es siempre el caso. Las ONG¥s y las organizaciones comunitarias algunas veces se confunden al hacer caso a sus prejuicios o predisposiciones.
Como resultado de éstos valores y predisposiciones, puede que se le preste o no gran atención a determinados blancos y electorados particulares. Cuando existe transparencia de parte de los educadores, los programas estatutarios de educación al votante podrán escoger la ruta de "llenar los vacíos". O se pueden identificar con conjuntos particulares de votantes sobre la base del sistema de valores adoptado por las autoridades electorales y así requerir que los grupos no estatutarios llenen los vacíos. El punto crucial aquí es lograr que estos valores y predisposiciones se tornen visibles, así sea solo para los encargados de planear los programas educativos.
Sumados a las selecciones sobre grupos de enfoque particulares, los valores de los educadores pueden, de igual forma, determinar en principio las decisiones que se tomen sobre las necesidades educativas. Siempre existirá un diálogo entre el educador (que tiene algo) y el principiante (que desea algo) - especialmente cuando estos últimos son adultos - con el fin de establecer las necesidades educativas. Las decisiones relacionadas con aquello que el educador debe ofrecer, específicamente aquello que considera como apropiado dentro de las necesidades educativas y, por ende, deben ser alcanzadas, son muy importantes.
Donde existen grandes cantidades de iniciativas educativas y recursos ilimitados, puede que no sea necesario preocuparse mucho por estas cuestiones. La planeación puede nutrirse de la variedad de intereses expresados por los educadores electorales con el fin de asegurar una mayor cobertura. Pero puede que este no sea siempre el caso, así que deberá tenerse mucho cuidado a la hora de asegurarse que el sistema no sufra un colapso (esto es, vacíos no anticipados que lleven al fracaso del programa) porque los educadores decidieron no proveer educación en un lenguaje particular, o a las mujeres de una aldea, o a una aldea determinada o aun a una estación de radio o periódico específico.
También deberá tenerse mucho cuidado al tomar decisiones que acaben con los recursos destinados a un grupo a expensas de otro, ya sea porque saben cómo votar o porque nunca votan o aun en el peor de los escenarios, porque "ellos votarán por los otros y no por nosotros".