Los que practican la educación como soporte de la democracia y las elecciones han adoptado diversos términos para describir su trabajo. A pesar de que cada uno de ellos contiene pistas acerca de la forma y contenido central de dicha educación, la última ola de democratización ha forzado a estos educadores a trabajar conjuntamente y tratar de entenderse unos a otros.
Si bien el concepto "educación cívica" es utilizado ampliamente en los Estados Unidos, no es reconocido universalmente. El término ha sido utilizado en algunos países para describir la educación que promueve una forma específica de gobierno y de Estado, así como la responsabilidad que un sujeto tiene con el Estado, sin importar los derechos de dicho sujeto o las posibilidades que tiene para ejercer sus derechos políticos en una democracia.
Como resultado de todo esto, quienes tienen a su cargo iniciativas de educación como soporte de las elecciones y la democracia han buscado, en el pasado y aún hoy en día, las denominaciones que consideran más apropiadas para designar los propósitos de sus iniciativas educativas. Cada uno de estos términos o denominaciones plantea sus propios dilemas y presunciones operativas. Empero, un análisis del concepto a través de la consideración de cada uno de los términos ofrece una perspectiva sobre las inquietudes de los educadores cívicos.
Educación para la democracia
Los programas que se definen como educación para la democracia se preocupan por preparar a la gente para la democracia bajo la premisa de que ésta debe ser establecida y mantenida. Dentro de los contenidos de estos programas figuran los conocimientos y capacidades necesarias para dicho establecimiento y mantenimiento.
Los educadores pueden conducir programas para la educación democrática en sociedades no democráticas tomando esto como una intervención social para garantizar que dichas sociedades sean más democráticas. Por ende, la definición de democracia adquiere mucha importancia para determinar tanto lo que debe ser enseñado como el programa educativo como tal. La definición puede ser una clásica, pero también puede ser una más radical que incluya los aspectos de una democracia industrial, los derechos de los consumidores y la justicia social.
Educación para la ciudadanía
La ciudadanía no debe ser definida en estrechos o simples términos legales, sino en términos de la forma en que la gente ejerce sus responsabilidades en torno a otras personas y al Estado, o en los casos donde no existe ningún Estado, en torno a la construcción de una vida en comunidad. La educación a favor de la ciudadanía expresada como un conjunto de relaciones y responsabilidades a cargo de cada persona y la respuesta del Estado frente a esta persona o a miembros de su comunidad contemplará las capacidades de una ciudadanía activa. Cuando esas capacidades son expresadas o ejercidas, la persona se convierte en ciudadano. Antes de ello son únicamente un sujeto.
Estas capacidades incluyen las necesarias para participar en una elección, para tomar decisiones comunitarias o participar en debates públicos. Es posible que también incluyan aquellas necesarias para garantizar un Estado responsable o para participar en su construcción. Estas capacidades pueden incluir la defensa, organización y el cabildeo (lobby) de políticas públicas.
Los programas educativos que hablan acerca de la ciudadanía se basan en el supuesto de que ésta es posible. En otras palabras, es probable que tales programas existan en sociedades donde se ha establecido el concepto de ciudadanía y donde su práctica es posible. Dichas sociedades tienen, de manera explícita o implícita, arreglos constitucionales que reconocen a los individuos y su contribución al gobierno como actores independientes dentro del país y con relación al Estado.
Educación Política
Aquellos que consideran importante la conducta de la vida pública en la polis o comunidad política, como quiera que se encuentre establecida, pueden describir su trabajo como educación política. En todos los lugares donde se practica la política, los individuos deben desarrollar conocimientos (habilidad para leer y entender la vida política que los rodea) y aprender todas las formas existentes para participar en dicha vida política.
Los análisis sociales, la investigación del discurso público y la comunicación, el entendimiento de las formas de interacción de los sistemas políticos y sociales y la forma como negocian y dividen el poder, serán parte de un programa educativo de ese corte.
Capacitación para el Liderazgo
La última forma de educación cívica puede ser descrita como la capacitación para el liderazgo. Esta capacitación presupone que el liderazgo puede y debe ser aprendido y luego ejercitado por los humanos. El programa tomará en cuenta una amplia gama de capacidades y relaciones de liderazgo. Por lo general toman en cuenta asuntos relacionadas con el poder político y personal, bajo un enfoque muy ético y valorativo sobre el poder. Existen dos tipos de educación para el liderazgo. A pesar de que tienen algunos elementos en común y que históricamente parecen haber sido creados para responder a las mismas inquietudes, se manifiestan en diferentes sociedades o en diferentes estratos dentro de las sociedades.
- El ejercicio responsable del poder: Muchas iglesias, clubes, grupos juveniles (el movimiento de exploradores -scouts-, es un ejemplo) y las sociedades filantrópicas (tales como los rotarios) ofrecen un entrenamiento para el liderazgo enfocado en el desarrollo de habilidades, en la ética, en las virtudes sociales, etc., dentro de su marco de organización.
- Logro de Liderazgo: De otro lado, las organizaciones con menos acceso al poder dentro de la sociedad tienden a utilizar programas los de capacitación para el liderazgo con mucho énfasis en metodologías experimentales y que, por lo general y de manera nada sorpresiva, son conducidos entre aquellos a quienes se le ha negado liderazgo dentro de la sociedad.
En el núcleo del debate sobre la terminología apropiada se ubica la cuestión de los objetivos de dicha educación. Se trata simplemente de inculcar los comportamientos y capacidades adecuados para que las personas puedan adaptarse a una determinada sociedad: o tiene un papel crucial que cumplir en preparar a las personas para actuar sobre su ambiente y modificarlo. Por lo general, la segunda perspectiva es la que predomina en las discusiones teóricas y es por esa razón que esta área temática se inclina hacía la frase: "la educación en apoyo a las elecciones y la democracia".
Sin embargo, las prácticas difieren enormemente, y es claro también que algunas de ellas favorecen la conservación del status quo, sea el del país o el de la posición internacional del país. Afortunadamente, en las sociedades que no han sido afectadas por la guerra, el flujo constante de información y el consenso internacional a favor de la democracia, han significado que la mayoría de personas tengan la oportunidad que alguna vez fue negada para sus antepasados. Estas personas pueden convertirse en los gobernantes de su propio destino si tan solo tienen la disposición, las capacidades y la libertad suficiente para escoger entre el deseo y el temor.