Los programas educativos requieren dinero. Pero, ¿cuánto?
Antes de considerar las distintas alternativas para financiar el programa, se tiene que preparar un presupuesto. Para llevar a cabo esta actividad en el contexto de un programa educativo se requiere de un mínimo de conocimiento del programa que va a ser instrumentado.
Los educadores tienen que involucrarse en el proceso de financiamiento y necesitan conocer las diferentes modalidades de instrumentación del presupuesto.
Presupuestación a partir de cero
La presupuestación más precisa, así como la que más tiempo consume, es la que se basa en un sistema a partir de cero a lo largo del desarrollo del programa educativo.
La presupuestación a partir de cero significa que se tiene que determinar el costo actual de cada artículo del programa. Por ejemplo, si el programa necesita doce hojas de papel para ser distribuidas, entonces el costo de esas doce hojas de papel se calcula y se suma al acumulado total.
Dicho proceso requiere una atención cercana de los detalles y una descripción muy clara del programa.
Presupuestos en bloque
Un presupuesto en bloque comienza con una concesión o con un ingreso específico. Dicho ingreso puede dividirse de acuerdo con las categorías generales: costos de personal, administración, publicaciones, eventos de educación electoral.
De estos bloques empiezan una serie de cálculos que determinan cómo gastar el dinero disponible de manera efectiva. Cuando hay bloques o rubros designados, no es posible mover dinero de un rubro a otro, y esto puede ser una verdadera frustración pues quienes diseñan el presupuesto pueden darse cuenta que se puede gastar menos en salario y más en eventos o viceversa.
Sistemas impresos
El sistema más débil y que menos poder confiere es aquel donde el dinero se sostiene en el centro y varios proyectos pueden solicitar efectivo ocasionalmente con anterioridad a los desembolsos. En dichos sistemas, el centro puede tener una idea de lo que es el presupuesto, pero rara vez se comparte con la periferia que debe pedir cada centavo sin saber si estará disponible o no. Y, con un criterio de disponibilidad tan vago, aquellos que solicitan recursos financieros no saben si en realidad no hay dinero o si es que el centro no aprueba determinado proyecto.
Presupuestación de acuerdo al costo de vida
Al lado de los sistemas impresos vienen los sistemas históricos en lo cuales el presupuesto de un año simplemente se recalcula permitiendo variaciones de acuerdo con la inflación o con los cambios en el costo de vida (COL). Dichos presupuestos se vuelven cada vez más imprecisos, reflejando cada vez menos el programa actual que tiene que ser presentado. Donde hubo y existe continuidad, dichos presupuestos pueden ser posibles.
Sin embargo planear un programa para satisfacer determinado contexto y una serie específica de objetivos educativos posiblemente requerirá una presupuestación innovadora a partir de cero, aun cuando tome más tiempo.
Financiamiento
Después de completar un presupuesto, los educadores deben considerar formas para financiar el programa. Predominan dos formas en las intervenciones sociales aparte de aquellas financiadas por el Estado:
- Garantías y donaciones
- Recuperación de costos y autofinanciamiento