Existe una relación entre la educación general y la educación cívica que no es fácil explicar.
La educación universal como necesidad para la democracia.
Uno de los teóricos educativos más importantes del siglo XX, John Dewey, produjo un tratado sobre educación titulado Democracia y Educación. Este libro, al igual que otros similares, argumenta la necesidad de una educación universal financiada por el Estado para el mantenimiento de la democracia. La naturaleza vital de la educación general garantiza la supervivencia de la experiencia democrática, que de otra forma sería reemplazada por formas alternativas de gobierno social.
Sin embargo, a medida avanzó el siglo XX se hizo evidente que si bien la educación universal puede llevarse a cabo con bases liberales y pluralistas, respetando la experiencia personal y el desarrollo del conocimiento, esto no garantiza automáticamente que la gente pueda participar de manera activa en las democracias que existen hoy en día. De hecho, se siente nostalgia por el espíritu y la virtudes cívicas de las épocas pasadas y por el idealismo de aquellos que lucharon primero por la democracia y luego por el sufragio universal.
La Educación Cívica como Complemento
Como resultado de lo anteriormente mencionado, la educación ha empezado a ser vista como una actividad general que debe ser complementada por alguna forma de innovación curricular conocida como "educación cívica". Esto puede hacerse en todo el currículum - la discusión por lo general gira en torno a las instituciones educativas formales en el nivel de primaria y secundaria---- o agregándole una materia más al mismo. Lo último tiene como resultado el aislamiento de la educación cívica de la otras inquietudes de la vida, mientras que si ingresa a un currículum congestionado, tendrá que competir con otras demandas -educación ambiental, matemáticas y ciencias adicionales, educación empresarial, etc. Lo anterior tampoco dice nada del valor comparativo que se pone en las diferentes materias a raíz de las demandas de educación superior y exámenes externos.
De otro lado, las intervenciones en todo el currículum fallan por su complejidad, lo cual hace que se requiera una flexibilidad educativa que no esta siempre presente en los colegios y una facilidad educativa que no siempre esta disponible en la academia. Por ende, debido a que son el principio de todo, se convierten en el principio de nada.
Los experimentos son continuos
La educación cívica en los colegios es, por tanto, una empresa en construcción. Parece que los enfoques informales relacionados con la vida en comunidad y con la organización social están progresando más, al igual que aquellos relacionadas con las elecciones cuando la democracia está viva en la mente de las personas. En la medida en que la educación informal trata asuntos que son ignorados, segregados o que están por encima de la autoridad de los colegios, la educación cívica se convierte en una forma integradora de educación que reúne las habilidades requeridas para la vida cotidiana ofrecidas por la educación general y las pone a disposición de los adultos que intentan tener una participación completa dentro de la sociedad.
La educación universal sienta las bases para la construcción de las habilidades necesarias
En este sentido, es posible considerar las distintas formas en que la educación general puede sentar las bases para la educación cívica y cómo las habilidades de los ciudadanos pueden extraer su sustancia de la educación formal, siempre y cuando ésta se encuentre disponible.