Un programa de educación electoral no debe ser visto como algo opcional y de baja prioridad que pueda ser conducido sin acceso a los más altos niveles de información y toma de decisiones dentro del área electoral.
Mucho de aquello que se decide en términos de calendarios electorales y acontecimientos importantes, legislación, capacitación y despliegue de funcionarios, reviste un imperativo y consecuencias educativas; a tal punto que la autoridad electoral necesita una estructura de coordinación dentro de la cual desempeñe un papel significativo el componente educativo.
En este nivel, la administración y manejo educativos requieren un número de especialistas que posean capacidad para intervenir en otras actividades, tales como contratos, asesorías, adquisición y distribución de materiales y relaciones públicas.
Estas capacidades y especialidades son descritas en el área de Instrumentación. Asegurar que existe una estrecha colaboración entre las áreas educativa y administrativa en general de una administración electoral reduce significativamente los costos de la empresa educativa.
Otras preocupaciones administrativas de los educadores son discutidas a lo largo de las secciones que se encargan de la estrategia y de los elementos del programa. Esta área se refiere en particular a las cuestiones de lengua y cultura (ver Consideraciones Ideológicas y Lenguaje). No se asume que los votantes sean letrados, y se hacen varias sugerencias para tratar con bajos niveles de alfabetismo en la producción de materiales y en la conducción de actividades de educación electoral.