Toma de decisiones pública
Los primeros sistemas para decidir sobre la selección de las personas que representarían los puntos de vista de la población (y después para que actuaran como órganos de gobierno) se basaban en medios muy simples -- levantar la mano en público, como en la antigua Grecia, dejando caer piezas de cerámica en un lugar predeterminado, como en algunas sociedades de Asia y el Pacífico, o bien ya mediante grupos de decisión estructurados a fin obtener el consenso de la comunidad.
En ambientes donde los poderes de toma de decisión quedaron restringidos a un número reducido de personas, o donde las comunidades tendieron a diferenciarse o constituirse en entidades localmente auto-contenidas o autárquicas, estos sistemas resultaron viables.
En todo caso y aunque la "comunidad" pudo haber sido muy restringida en su alcance o la expresión de las preferencias personales estar sujeta a medidas de intimidación cuando fuese percibida como desfavorable, lo cierto es que constituyeron una primera forma de participación comunitaria en los procesos de toma de decisiones y de "votación". Aunque también lo es que, en algunos lugares, todavía subsisten elementos de esos sistemas de "votación".
Enfoque individual
La gradual extensión del voto secreto desde finales del siglo XIX y con el propósito de proteger las opiniones personales en sociedades crecientemente individualistas, propició el surgimiento procedimientos de votación más formales y, con ellos, la necesidad de estructuras administrativas formales encargadas de la votación y de suministrar un catálogo muy amplio de materiales electorales. Esta necesidad se acentuó con los movimientos paralelos en favor de la extensión del derecho al sufragio hacia todos los sectores de la sociedad, algunos de los cuales continuan hasta la fecha.
Votación masiva
La extensión del derecho al sufragio demando una organización más compleja, no sólo en la provisión de facilidades para permitirle votar a la gente (sitios de votación, materiales, personal), sino además en los procedimientos requeridos para asegurar que una votación masiva fuera administrada de forma tal que garantizara su integridad, la pulcritud de sus resultados y la oportunidad de que todos los votantes elegibles participaran libremente.
La utilización de papeletas producidas en masa, fuesen del tipo en que los electores marcan al candidato de su preferencia o del tipo en que el elector selecciona la que contiene el nombre y corresponde al candidato de su preferencia, se convirtió y se conserva como la forma más difundida de registrar los votos.
La extensión del sufragio, al igual que los métodos asociados para determinar y registrar a las personas elegibles para votar, han ejercido una influencia significativa en los dispositivos de la logística electoral. Estos, a su vez, han determinado los métodos a utilizar en la siguiente etapa del proceso electoral: los relativos al conteo o escrutinio de los votos.
Responsabilidades
El sustancial incremento de los electores potenciales, la complejidad de los procedimientos de votación y la cantidad y atribuciones de las instituciones electivas, provocaron que se fueran modificando gradualmente las percepciones sobre las responsabilidades implicadas en la participación electoral. Se pasa de una situación en que la participación era una decisión basada solamente en la información que se procuraba en lo individual cada votante, a otra en que el estado asumía diversas responsabilidades para informar a los electores sobre sus derechos, obligaciones y oportunidades para votar.
La creciente movilidad de la población requirió que, a medida que era manifiesto que segmentos cada vez más grandes de una enorme población se encontraban fuera de su lugar habitual de residencia el día de las elecciones, se ofreciera a los electores un amplio repertorio de opciones y facilidades para poder votar
Por tanto, la logística electoral evolucionó de un simple procedimiento de base comunitaria hacia algo semejante a una gran empresa, donde la calidad del producto, su variedad y la disponibilidad de información se convirtieron en grandes necesidades. Uno de los grandes retos que enfrentan hoy en día los administradores encargados de la logística electoral es la de garantizar que esa exigencia de consistencia no limite la capacidad de ofrecerle a los electores que viven en distintas comunidades un servicio individual.
Preocupaciones actuales
Las preocupaciones actuales de la logística electoral siguen concentradas en la exigencia dual de garantizar la secrecía del voto y brindarles a todas las personas la oportunidad y libertad de votar (sobre la base de limitaciones razonables por consideraciones de edad o residencia, por ejemplo) en contextos cambiantes.
La gradual incorporación de tecnología en los procedimientos de votación --mediante la producción de listas electorales permanentes y el uso de máquinas, especialmente de computadoras, para votar-- le ha abierto paso a formas más eficientes y potencialmente más precisas y seguras de realizar el recuento de los votos.
El registro electrónico de los votos genera una serie de preocupaciones relativas a la protección de la secrecía en su emisión, la posibilidad de manipular los sistemas y a la necesidad de lograr que estas tecnologías estén al alcance y resulten comprensibles para todos los votantes potenciales.
Adicionalmente, el creciente énfasis, a través tanto de la presión interna como de la internacional, en el establecimiento de instituciones de gobierno elegidas de manera libre y justa en aquellos países previamente gobernados por otros medios, ha exigido la adopción de normas de logística electoral --generalmente desarrolladas en Occidente-- en un espectro de ambientes mucho más amplio.